El tiempo con Jungkook se iba veloz, su compañía complementaba en gran manera la personalidad idílica de Taehyung. Dentro de el existían miles de incógnitas, pequeñas pieza no esclarecidas que formaban parte del rompecabezas que era Taehyung.
Con el tiempo los almuerzos por la apuesta desaparecieron, pero siguieron con la presente intención de acercarse, junto con las reuniones en la biblioteca y las salidas al parque cercano al instituto, todas realizadas bajo la intención de mantenerse en grupo.
Algunas veces Taehyung acompañaba a Jungkook a su casa, la mayoría siendo a lado de Yoongi, algunas veces este se escapaba para evitar estorbar a la pareja.
Todo sería acomodado por el tiempo, todo caería en su lugar, Taehyung sabia que solo necesitaba esperar. Ya tenía a Jungkook, el lazo emocional ya estaba establecido, a la mirada pública ambos eran pareja, incluso los maestros sabían que ambos estaban destinados a permanecer juntos.
Taehyung esperaba que Jungkook se acostumbrará a su presencia y que está fuera el sustento de su vida.
La siguiente semana sería más suave, permitiría a Jungkook tomar las riendas y las decisiones, solo daría pie a las posibilidades. La responsabilidad era algo que le fastidiaba. No tenía idea de cuánto duraría con él, posiblemente hasta la graduación, si ambos aún se mantenía estables, esperaba que sobrevivieran hasta su primer año en la universidad, si eso funcionaba entonces se comprometería con él, tal vez en junio y para el siguiente año se casarían."quizás deberíamos casarnos un agosto..."
Era lunes, la semana de clases iniciaba, el verano ya había llegado y con ello un montón de recuerdos.
El pasado resulta extraño, avergüenza, nos llena de culpa y remordimientos pero aun así forma parte de nosotros, del ahora y de lo que vendrá.
Taehyung divagaba mirando el techo, la noche había sido difícil, le fue imposible conciliar el sueño y por ende la cabeza le pesaba. Revisó su teléfono. Las 4 am, quedaban tres horas antes de empezar el día; salir a correr lucía como una gran opción en ese instante, tal vez eso lo distraería un poco, el aire frío le vendría bien a sus pulmones y sudar un poco lo motivaría a tomar una ducha al regresar. Solo se coloco otra camiseta, una sudadera y un par de tenis. Al salir saco su teléfono para reproducir música y cuando se colocó sus audífonos comenzó a trotar.El fresco de la madrugada empezaba a calarle, su cabello se sentía húmedo, no sabia si por el sudor o el roció que caía aquella mañana. Corrió hasta la escuela y de regreso, corrió hacia la casa de Yoongi, supo que seguía dormido porque a pesar de su llamado nunca abrió la ventana. Corrió hacia la casa de Jungkook; algunas veces se imaginaba su cuarto y como probablemente este estuviera tapizado de posters de sus películas favoritas y con fotos de sus mejores recuerdos colgando de las paredes. Corrió hacia el cine y sobre la avenida principal.
Al menos una o dos veces por mes, Taehyung experimentaba ese tipo insomnio, ese que le alertaba del peligro y que lo mantenía en constante desequilibrio. No importaba el detonador, a este punto podría ser causa por cualquier circunstancia, lo que pesaba era el cómo se desharía de él. No hacerse cargo de su propia mente era su gran maldición.
Solía distraerse con facilidad, las cosas monótonas le aburrían, carecían de valor. Fue entonces cuando empezó a tentar los limites para encontrar un poco más de satisfacción en su vida diaria. A los 13 años ya había empezado a fumar, terminó dejándolo porque la relajación le resultaba demasiado efímera. Empezó a beber tres meses después de su cumpleaños 14.
Era consciente de la existencia de un vacío en su interior, una ausencia que lo consumía y que no se saciaba con nada. Ni Yoongi, ni Namjoon, ni sus padres había podido hacer nada para ayudar a aquel joven atribulado por su propia mente.
Taehyung supo desde muy pequeño que había algo roto en su interior y que nadie jamás lo podría salvar.
Después de su larga carrera matutina, Taehyung regresó su casa, faltaba media hora para que su día empezara oficialmente y aún no había desayunado. Al entrar se encontró con un alterado Namjoon y con Yoongi, quien se notaba un poco exasperado.
—¡Volviste! —gritó Namjoon.
—Te dije que volvería. —resopló, Yoongi—. Por tu culpa, Nam me llamó muy alterado pensando que te habías escapado. Otra vez.
—Eso solo sucedió una vez —contestó Taehyung para después recibir las miradas asesinas de ambos chicos—.Esta bien, fueron seis. Pero está vez no me escapé. No pude dormir, así que salí a correr, eso es todo.
Su estomago empezaba a gruñir, necesitaba comer con urgencia. Se acercó a la cocina y al abrir el refrigerador encontró los ingredientes necesarios para su batido, haría también uno para Yoon.
—No puedes culparme, te llame como once veces y no contestaste.
—Tuve el teléfono en silencio, necesitaba ahogar mis pensamiento un rato.
Namjoon constantemente se culpaba por no poder ayudar a su pequeño hermano. Incluso ahora, creía que su responsabilidad era cuidarlo sin importar las consecuencias
—¿Has estado tomando el medicamento que te di? —Taehyung se tensó, le resultaba vergonzoso tener que medicarse para mantener su cabeza en paz.
—Si, se me acabó hace dos días, tal vez por eso no pude dormir hoy. —dijo en un tono tranquilo, para terminar de servir su batido y el de Yoongi.— Si puedes comprarme la dosis de este mes te lo agradecería, hyung. —entregó una bebida a su mejor amigo, quien se mantenía cálidamente distante de la situación.— No me escaparé otra vez, créeme. Si lo llego a hacer le diré antes a Yoongi para que me detenga o me acompañe. Y si me vuelvo a sentir mal tu serás el primero en saberlo.
2 años antes...
—Nam, mátame. Por favor, solo empújame. —Taehyung lloraba de manera desconsolada entre los brazos de su hermano mayor, mientras Namjoon intentaba detener a su pequeño hermano ebrio de saltar al vacío— Necesito que lo que se encuentra dentro de mi cabeza desaparezca. Necesito desaparecer. Nam, déjame morir.
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My boy.
FanfictionJungkook siempre tuvo su vida en orden. Siempre hubo comida en la mesa, regalos en navidad, buenos amigos y amor paternal, nunca supo que era necesitar o anhelar algo. Hasta que lo conoció a él, su primer amor. Su ferviente juventud se verá envuel...