VII

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  Jimin, Hoseok y Jungkook se encontraban en la clase de deportes. Los tres amigos ya se encontraban agotados debido al partido improvisado de Voley que su inteligente profesor propuso.

  —¿Que malévolo ser decidio que era buena idea tener deportes durante dos horas? y ¿ porqué justo antes del almuerzo?– preguntó Hoseok mientras se dejaba caer en el piso, intentando regular su respiración.

  —Tal vez esa persona nunca tuvo que dar 15 vueltas a la cancha despues de perder vergonzosamente.– respodió Jimin con sus manos apoyadas sobre sus rodillas, intentando recuperar el aliento.

  —Pues a mi me gusta la sensación de los pulmones ardiendo. El corazón se te llena de adrenalina pura.– Jungkook respiraba con dificultad, su camisa se volvía transparente debido a la cantidad de sudor. —Nos vemos asquerosos, muevan sus traseros y vámonos a las duchas.

  El agua caliente que los recorría ayudaba al dolor en sus músculos, calmaban sus espasmos y relajaba sus mentes. Luego de cambiarse se decidieron por comer en la cafetería.

  Jungkook no habia hablado con Taehyung desde el viernes, cierta incertidumbre se plantaba en su pecho e intentaba agobiar sus ideas, debía hablar con él, necesitaba hacerlo, saber que entre ellos todo estaba bien y que Taehyung no pensaba en dejarlo de lado.

   El trayecto parecía pesado, como si cargara con piedras en sus bolsillos a tal modo que necesitara arrastrarse.

  Sus dos amigos hacian bromas y hablaban sobre el menú de hoy, pero aquello parecía lejano, distante y doloroso, como si de repente Jungkook no se encontrara en la misma dimensión, en la misma frecuencia.

  Solo veia a sus amigos gesticular y un ruido blanco aturdía su cabeza.

  Sin previo aviso fue tomado de uno de sus brazo y jalado hacia un lado, por alguien.

  —Jungkookie, ¿cómo haz estado? te notó cada día más lindo.– dijo Soyeon mientras sujetaba firmemente al mencionado y le regalaba una sonrisa adorable, si se le pudiera considerar así.

  —Nuna, he estado muy bien, gracias preguntar.– respondió dando una leve reverencia y una timida sonrisa.

  Soyeon era la mejor voz de la escuela, todos sabian que varias empresas la tenían en consideración, era linda, delgada, sus ojos parecían mayormente tristes pero cuando sonreía iluminaba todo a su alrededor.

  —"Así deben de lucir los ángeles"– pensó Jungkook.

  Aún detrás de tanta perfección era muy hablado de los trágicos accidentes que la merodeaban y nunca la llegaban a tocar.   

  Cuando tenia 12 años empezó a tocar el violín, ocupo el puesto disponible en la orquesta de la escuela, segundo violín, no tenía ningún solo, bueno, eso fue hasta que el dia del concierto Hyuna enfermó y Soyeon obtuvo el solo y el puesto oficial como primer violín.

  Eso solo había sido el comienzo para una larga lista de murmuraciones; A los 14 años una alumna pierde su pase para el viaje a Tokio, a los 15 años la bailarina principal cae por las escaleras y sufre un esguince en el pie, a los 16 la actriz principal vomita justo antes de iniciar la primera función de "Romeo y Julieta".

  Todos y cada uno de aquellos eventos orbitaban tan cerca y a favor de Soyeon, la heroína número uno, el deslumbrante rayo de esperanza en medio de las crisis.

  Aunque ahora que la tenía tan cerca podía ver que sus ojos gritaba estruendosamente: "No te metas en mi camino."

—Oí por una buena fuente que uno de ustedes tres...- señaló a los tres amigos. —está saliendo con Kim. ¿Eso es cierto?– mencionó Soyeon mientras fingía emoción y a su vez se ponía en medio de Jungkook y Hoseok, sujetando a cada uno de un brazo sin detener su caminar hacia la cafetería.

My boy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora