Cameron pocas veces salía del área médica, específicamente de su oficina, parecía su propia prisión. Ser directora general implicaba muchas actividades, lo que significaba mucho papeleo.
Sin embargo, se dio la oportunidad de tener tiempo libre a la hora del desayuno, por lo que se dirigió al comedor de la base. Abrió las puertas e inhaló el agradable aroma de la comida, a pesar de que este estuviera mezclado con el olor a sudor de aquellos soldados que se ejercitaban por la mañana.
Dio un paso dentro del lugar y un grito agudo recibió a sus oídos. Aquel sonido hizo que todos aquellos entrenados para situaciones de emergencia, es decir, que absolutamente todos, se levantaran de sus lugares y dirigieran sus miradas a dónde provenía, incluyendo a la doctora.
Cameron se acercó a la escena y observó a una soldado en la cocina, entrando en pánico con el gran hombre frente a ella, Ghost.
Solo unos cuantos segundos le bastaron a la mujer para entender lo que había sucedido.
El gritó agudo vino de la chica que derramó el té caliente del teniente en la mano de este, por eso el vaso tirado en la barra.
-¡Joder, L.t.! ¡Eso seguro te quemó, deberías ir al médico!
-No es necesario, Soap. -comentó Cameron cuando se acercó, solo vayamos a colocar agua fría en el área. Dirigió su mirada al resto y volvió a hablar. -¿Qué ven? Vuelvan a comer, ¿O es que creen que tienen mucho tiempo?
La mujer tomó la mano no herida de Simón y lo guío hasta la cocina, específicamente al lavabo donde dejó correr el agua fría. Retiró con cuidado el guante de su mayor y observó la mano bajo el agua, estaba llena de heridas y era áspera, nada nuevo en un soldado.
-Para haber sido llenado de té caliente, tu mano es sorprendentemente fría. Supongo que ser tan alto tiene sus contras cuando se trata de repartir el calor corporal.
Hubo un largo silencio y antes de que ella hablara, él lo hizo.
-¿Cómo sabes que es té?
Usualmente en sus encuentros no había oraciones de parte del teniente, por lo que ella sonrió ante el progreso luego de unos cuantos meses de conocerse.
-Bueno, eres británico, ¿Qué puedo esperar de ti?
El hombre giró los ojos y se molestó con la similitud entre aquella respuesta y las bromas de Johnny sobre su gusto con el té.
-No creí encontrarte aquí, Ghost. Das la impresión de comer solo, pero supongo que me equivoqué.
-Johnny insistió.
-Ya veo. ¿Se debe a algo en especial o su usual insistencia?
-Nos vamos a una misión por la tarde. A Canadá.
-Oh.
Tras unos segundos de silencio, él simplemente se quedó ahí parado frente a ella, esperando que liberara su mano para poder irse.
-En ese caso, espero poder recibirte fuera de una camilla, teniente.
Cameron palmeó el hombro de su contrario con una sonrisa y se dio la vuelta para irse. Aquellos montones de papeleo no se harían solos.
Ghost no sé esforzó en verla salir y siguió con su propio camino. Su primera comida del día había sido arruinada, por lo que solo tomó lo que tenía a su alcance y se retiró a empacar sus cosas.
[...]
Ahí estaba, de nuevo, ese maldito sonido repetitivo que invadía los oídos de todos en el área médica. La alarma que indicaba caos.
Una vez más se repitió la rutina, y mientras le llegaban a la directora general los nombres de sus nuevos pacientes, rogaba que no hubiera muchos y, sobre todo, no su paciente especial.
Reenvío los archivos a los doctores bajo ella y estaba por elegir a quién trataría; sin embargo, un nuevo archivo llegó bajo el nombre que conocía bien.
"Simon Riley"
La mujer chasqueó la lengua y abrió el documento con prisa, esperando encontrar con que solo tenía un par de heridas menores a lo mucho. Para su mala suerte, no fue así.
Salió corriendo de su oficina y gritó órdenes en el área común, llamando la atención de todos.
-¡Preparen un nuevo quirófano!
Una vez que terminaron de preparar los otros, se dirigieron a sanitizar uno nuevo bajo las órdenes de su directora general, quien se veía mucho más preocupada de lo normal.
Cameron llamó a sus colegas de mayor confianza y les asignó la nueva tarea de ayudarla en el quirófano. A pesar de que usualmente eran un mínimo de 6 y 7 personas en el quirófano, se redujo la cifra a solo 4, incluida ella.
Explicó la situación, por lo que el resto entendió enseguida que se trataba de alguien a quien no podían arriesgarse a fallarle.
La alarma por fin se detuvo y múltiples camillas comenzaron a ingresar al área, incluyendo al teniente.
Las puertas del quirófano se abrieron de par en par y dejaron ver al hombre enmascarado, bañado en sangre y vendas de emergencia, así como a dos hombres detrás, siendo detenidos por enfermeros.
La doctora tomó un par de tijeras y comenzó a cortar rápidamente las prendas y vendas que estorbaban, dejando a la vista dos heridas de bala en el abdomen y hombro derecho, y una cortada profunda en la pierna.
Tras largas horas con su contrario peleando entre la vida y la muerte, el contador del quirófano se detuvo.
Cameron miró fijamente el cuerpo inconsciente en la camilla y ordenó que todos se retiraran, cosa que hicieron de inmediato, yendo a informar la situación a quiénes esperaban afuera.
Suspiró fuertemente y se sentó en silencio en el suelo mientras miraba los signos vitales del teniente y como aquella línea verde en la pantalla formaba picos continuamente.
-Ese fue un maldito susto, Ghost.
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Let Me Fix You || Simon "Ghost" Riley
FanfictionLa historia entre un teniente y una doctora del ejército. "-Déjame arreglarte. -No puedes arreglarme. -Ghost, soy doctora, claro que puedo arreglar el desastre que tienes en el hombro. -Ah, hablabas de eso. Adelante."