Capitulo 8.

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Ghost no requería de alarmas para iniciar sus días a la hora a la que todos los demás comenzaban con sus rutinas, raramente dormía más de 2 o 3 horas, y si es que lo lograba, el más mínimo ruido al otro lado de la puerta lo despertaba.

Sin embargo, allí estaba, recostado bajo las sábanas, siendo objeto de observación de la mujer despierta a un lado suyo. La suave respiración de su contrario la calmaba, le recordaba a todas esas veces que dormía en una camilla de hospital luego de una larga misión, vivo.

Ella temía moverse en lo absoluto, hace un par de minutos había logrado tomar su teléfono para desactivar sus alarmas antes de que sonarán, lo cual resultó en Ghost casi despertando.

Por desgracia, era hora de irse, pues en alrededor de una hora el resto de la base comenzaría a invadir los pasillos.

-Simon. -susurró con delicadeza mientras plantaba un beso en sus labios con una sonrisa. -Tengo que irme, Si.

Los ojos del mencionado se abrieron abruptamente, sorprendido por su sueño tan profundo. Solo le tomó un segundo recordar todo y relajarse, mirando fijamente los ojos frente a él.

-Cameron. -llamó, asegurándose que era real.

-Esa soy yo.

Tomando a la mujer por sorpresa, fue aprisionada en un abrazo por los fuertes brazos de su ahora pareja, por lo que rió algo confundida, pero feliz por el gesto de cariño.

-¿Cansado? Tal vez debimos de dormir en lugar de... ya sabes.

-Tal vez si hubiéramos continuado y no hubiera dormido nada estaría menos cansado.

La chica comenzó a reír y tuvo que presionar su rostro contra el pecho de su contrario para evitar que el ruido saliera de aquellas puertas.

Presionada por el tiempo, decidió escabullirse fuera de los brazos a su alrededor y se sentó en la cama, dejando que la sábana cubriera sus piernas desnudas, no preocupándose realmente por la parte superior de su cuerpo al descubierto.

Simon por fin abrió sus ojos y se dedicó a admirar la espalda de su pareja, la cual ahora tenía una que otra marca causada por él esparcida por allí. Por su lado, Cameron podía sentir la mirada, pero estaba demasiado concentrada en ubicar a dónde fueron a parar las prendas de ropa que anoche tenía.

Poco a poco fue recolectando y colocándose todo, todo excepto uno de sus calcetines, sabrá dios dónde fue a parar aquello.

Ghost no se molestó y solo se colocó un par de boxers y su balaclava.

-Bien, ya me voy. -anunció Cameron.

-Cam, toma una ducha conmigo. -solo dos segundos bastaron para que se arrepentiera de lo que dijo. -Olvídalo, se hará tarde y todos te verán salir.

Él no solía pedir cosas, por lo que ella estuvo apunto de ceder. Maldición, si no se hubiera retractado tan pronto le hubiera dicho que sí y ya se las arreglaría luego.

-Pronto vendré y tendrás que cumplir lo que acabas de decir, Simon.

Ella se acercó a besarlo y las manos de él aterrizaron en su cintura con algo de fuerza, lo cual la hizo soltar un quejido que lo alertó.

-¿Estás lastimada? -cuestionó preocupado, sin embargo, sólo recibió una negación con el rostro ligeramente sonrojado.

-A decir verdad, estoy algo adolorida por que no lo había hecho en un tiempo... Así que no te preocupes, es normal.

Luego de decir aquello fue lo que necesitaba para largarse apenada de aquella habitación.

Una mirada rápida a todos lados cada cierto tiempo y con sigilo ya se encontraba en su propia área de descanso. Una vez que entró a su baño y se deshizo de sus prendas nuevamente, admiró la obra de arte que su pareja había creado en ella.

Giró su cuerpo lentamente frente al espejo, había muchas marcas dispersas por todas partes, sorprendemente, ninguna en lugares difíciles de ocultar. Para ser temido por todos, era realmente considerado, gracias a él no tendría que molestarse en usar prendas que cubrieran su cuerpo en ésta temporada de calor.

Una vez en la ducha, dejando el agua recorrer su cuerpo, cerró los ojos y recordó las marcas que ella misma había hecho. Marcas hechas por sus dientes, sus labios y sus largas uñas que hace tiempo no cortaba.

En ese momento deseaba haber aceptado la invitación a un baño con él, podría haber dejado un par más.

En la habitación de Ghost, este ya había tomado su respectiva ducha. Luego de vestirse ordenaba el desastre que había en cada rincón tras los sucesos de la noche anterior. Mientras tendía la cama con sábanas nuevas, un pequeño calcetín salió de debajo de una de las almohadas, lo que hizo que una pequeña sonrisa avergonzada surgiera en el rostro del temible Simon.

-Por dios...

Let Me Fix You || Simon "Ghost" RileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora