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Guillermo estaba sentado, veía como el que estaba al frente suyo se reía incontrolablemente, no le veía la cara, en donde iba esta había un gran tachado negro

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Guillermo estaba sentado, veía como el que estaba al frente suyo se reía incontrolablemente, no le veía la cara, en donde iba esta había un gran tachado negro.

Ochoa solo quería undirse más en esa silla, pero ni podía, estaba al límite.

-¿En serio pensabas que realmente me gustabas? Eres demasiado ingenuo Guille- decía quien estaba frente suyo, no reconocía su voz, igualmente no quería.

Abrió la boca pero no le salieron palabras, se sentía mudo, derrepente no le estaba alcanzando el aire, quería hablar, pero no podía, sentía que igualmente si lo hacía, lo iba a pasar peor de lo que lo estaba pasando.

De cualquier manera no tenía mucha opción, lo único que podía hacer era quedarse sentado y mirarlo al lugar donde deberían ir sus ojos.

-Guille, mi querido Guillermito- decía suave la misma persona -al final todo lo que hago es por tu propio bien, si al final nadie te quiere- decía lo último mirándolo con desprecio.

Ahora quería salir de allí, pero sus piernas no reaccionaban, y su mirada no podía ir a nada más que el lugar donde irían sus ojos.

-Guille, deberías de estar agradecido- volvía a su tono suave -¿Por qué me hiciste enojar?¿¡Por qué estabas con ese Canelo!? ¡Todo cuando fui el único que estuvo contigo después de tu divorcio!- decía claramente enojado.

-Perdón... no era mi intención... el me estaba diciendo cosas lindas y- se atrevió a hablar, pero quién lo acompañaba no lo dejó terminar.

-¡¡No te atrevas a contestarne Guillermo!!- gritó, pero inhaló y exhaló para tranquilizarse -Guille, ¿Tengo qué volver a enseñarte en qué posición estás?

Inmediatamente se asustó y empezó a hablar -¡No! ¡Porfavor! ¡Me comportaré! ¡Perdóname! ¡No lo volveré a hacer!- decía exaltado el mexicano.

-¿Qué dijimos sobre contestarme? ¿A parte gritarme?- se río -Se ve que no me equivoco pensando que necesitas a alguien que te enseñé como comportarse- decía con una cara de enojo terrible.

Guillermo no sabía porque, pero sentía como si solo con eso, lo lastimaría de la peor manera.

-No fue intencional... No es necesario que hagas... eso- decía suave, no quería que pasará de nuevo.

-Lo echo, echo esta Guillermo, no se puede remediar, te recomiendo que te comportes, o las cosas van a terminar mal.

Al escuchar eso Guillermo se despertó, estaba en esa cama del hotel, no tenía aire y estaba respirando agitadamente, las pesadillas habían vuelto.

Sabía bien que debía ser una señal, el claramente no debía estar con Lionel, sabía como nadie que el amor era duro, eso le había enseñado Lonzaro, no solo su compañero, si no que también un anterior amor.

Ahora despierto sabía quién representaba esa pesadilla, que tiempo atrás había sido su realidad, le dolía, pero al final de cuantas aprendió que el amor era duro, y que a final de cuentas no iba a funcionar.

Había pasado cosas muy dolorosas con el; nunca, ni hoy en día, llegó a entender como fue que de ser el Lonzaro cariñoso, amable y que siempre lo protegía, a ser un Lonzaro que lo lastimaba y dañaba sentimental y físicamente, y que lo forzara  a hacer cosas que el no quería.

Le había costado mucho terminar con el, pero lo había logrado, pero al poco tiempo; los de la selección, cada vez que iba a jugar, lo maltrataban de igual manera que hacía anteriormente Lonzaro, todo esto pasaba siempre y cuando allá estado Lonzaro o personas que habían estado anteriormente con el.

Obviamente le lastimaba, pero por esa razón no iba a dejar lo que siempre amó, aparte, era algo simple ¿no? al fin y al cabo su cuerpo se iba a mejorar.

Al paso de su tiempo con la selección, su cuerpo terminaba muy dañado, solían lastimar lo de maneras que Memo prefería olvidar, gracias a eso ese año tenía un par de cicatrices en su espalda, y uno que otras lastimaduras más grandes en su pecho, brazos o piernas.

Últimamente se iba olvidando de esas cosas malas que le habían pasado, y cada vez que se relacionaba con algo parecido a lo que había pasado, le agarraba un fuerte dolor de cabeza, por eso prefería dejar todo eso en su pasado.

Igualmente ya no tenía más tiempo, había planeado salir a ver un museo y no se lo perdería.

Se lavó la cara, cepilló sus dientes, se cambio y fue directo al lugar que tenía destinado.

Se lavó la cara, cepilló sus dientes, se cambio y fue directo al lugar que tenía destinado

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¿Qué pasaría sí...? -》MechoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora