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La mañana llegó rápido y los rayos del sol se filtraron por las ventanas del lugar. La señorita afife entra despertando a todas las muchachas y ordenan a otras quienes no participarían de la ceremonia que preparen a las criadas.

Fueron asignadas dos por cada una de nosotras y nos enviaron con rapidez a los baños para así en volver nuestros cuerpos con unas fragancias. Lavaron mi cuerpo y mi cabello, se sentía raro que me preparasen pero admitía que se sentía muy bien ser atendida por un momento.

—Bien muchachas no hay tiempo que perder.

La mañana fue agitada. Cada una fue vestida y arreglada para resaltar nuestras respectivas características y así resaltar nuestra belleza.

Según lo que me comentaron, mi vestido fue especificamente elegido por la Sultana Hürrem y por ende debía llevarlo puesto al momento de la ceremonia.

Me maquillarme y me colocaron algunas pequeñas joyas.

Cuando aparecí nuevamente en la habitación del Harem muchas miradas fueron dirigidas hasta mi y susurra van entre ellas.

Noté que la cantidad de mujeres ahora se había extendido y ya casi no había lugar.

—Vaya, ¿Por qué a ti te dieron ese vestido? Mira lo que me dieron a mi. —Gruñe Cecilia en mi espalda y volteo a verla.

—Pero tú estás hermosa.—Le sonrio cálidamente pero ella chasquea con su lengua.

—Hasta pareces una de las favoritas

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—Hasta pareces una de las favoritas.—Exclama Victoria y yo fruncí el ceño.

—¿Favoritas? —Pregunté.

—¿No prestaste atención ayer? Nos explicaron muchas cosas del harem.

Ladeo la cabeza. No le había dado importancia a las clases puesto que mi cabeza solo estaba ocupada con la charla que había tenido con la Sultana Hürrem.

—Mira. Según me comentaron ahí están las favoritas de los príncipes mayores. Mustafá y Mehmed. —Me susurra cerca Victoria y discretamente me señala a dos chicas.

Ambas estaban charlando y parecían sonreír de una forma arrogante una con la otra.

—Ella es Nurbahar, favorita del príncipe Mehmet y ella... —Señala a la otra—  Es Fátima, favorita del príncipe Mustafá.

—Ambos están muy enamorado de ellas, no han pedido ni visto a otra concubina desde que ellas llegaron.—Otra muchacha que llevaba un poco más de tiempo se acerca.—Y dicen que está embarazada. —Susurra la última más bajo.

Me mira con una sonrisa muy amable y me estira su mano.

—Camila.

—Sarah.

Ambas nos sonreímos para luego colocarnos en fila.

—Señorita Afife debemos llevar a las muchachas al gran salón. Pronto sus Majestades llegaran—Exclama algo alterado Sumbul.

Rápidamente todas fuimos llevadas hasta el gran salón y la decoración quedó impecable.

—Oye. Pss

El sonido me hace voltear y buscar a quien me había llamado la atencion. Era Fakria quien me observaba y me hace una seña de que me acercara a ella.

—¿Quieres una recomendación? Al final del baile usa esto. —Discretamente deja en mis manos dos pequeños platitos.—Tienes que colocarlo en tus dedos y chasquearlos a un ritmo mientras bailas.

—Que pero..

—Sh. Callate y vuelve a tu lugar.

Ella se retira dejándome completamente confundida.

La ceremonia comenzaría en unos instantes.

—YA YA. FORMENSE, QUIEN ARRUINE ESTO SERÁ AZOTADA Y EXPULSADA. —Sumbul grita y las encargadas del lugar nos colocan.

—Quiero ver a los príncipes. Ojalá alguno me elija. —Susurra Camila a mi lado.

Mientras en mi estómago había un huracán. Evité temblar ante el nerviosismo, sentía náuseas ante la presión del momento. Nunca me imaginé vivir algo así y el bailar, oh Dios, no lo había hecho desde la muerte de mis padres.

—Atencion, la Sultana Hürrem.

La Sultana ingresa y nos reverencia nos ante ella. Hürrem camina hasta los sillones en donde estaría toda la familia del sultán y ella se reverencia ante unas mujeres que yacían a los costados de la decoración.

—Atención! Su Majestad el Sultán Suleiman.

Toda la Sala se reverencia. Los firmes pasos del sultan demuestran su seguridad y desfila hasta nuestra Sultana
hasta el gran altar con sillones decorados lo esperaba.

—Majestad. Mi amor. —Exclama Hürrem mientras besa su mano y lo lleva a su frente por unos segundos.

—Hürrem. Mi alegría. —Toma suavemente el rostro de la Sultana y besa su frente.

Admiré el reencuentro de la pareja. El amor se notaba a millas del lugar.

Las demás mujeres que parecían ser sultanas también saludaron al sultán de la misma forma que Hürrem sin embargo el no besó la frente de ninguna más.

—Atención, la Sultana Mihrimah y el príncipe Cihangir.

Permanecemos reverenciados en su entrada y no pude ver el rostro de la Sultana.

—Madre.—Escuché la melodiosa voz de la muchacha que había ingresado. La Sultana Mihrimah.

—Atención, El príncipe Selim y el Príncipe Bayaceto.

Todas aún permanecimos en la fila en reverencia sin levantar la vista.

Comenzaba a dolerme la espalda ante tanta reverencia.

—Madre.—Las voces de ambos eran de niños.

—Atención, el Príncipe Mustafá y el Príncipe Mehmed.

—Hijos mios que gusto es tenerlos aquí conmigo otra vez y que gusto verlo Príncipe Mustafá.

—Lo mismo digo, Sultana.

La reverencia no cesaron hasta que los últimos príncipes hicieran su presencia. Sin embargo no tuve tiempo de ver los rostros de nadie porque nos hicieron colocarnos en nuestras posiciones.

Mi corazón estaba tan acelerado que tenía miedo de desvanecerme en ese momento.

IMPERIO OTOMANO | ❝ Mehmed ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora