019.

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La doctora Jasha entró a los aposentos a donde habían llevado a Sarah. Se reverenció y rápidamente atendió a la muchacha de cabellos dorados.

—Su piel está helada.—Exclama con sorpresa apenas toca a Sarah.— Necesitamos agua caliente.—Toma unas mantas que estaban a su costado y comienza a envolverla.

Mihrimah y Mehmed miraban la situación con mucha preocupación.

—Madre, ¿se pondrán bien?—Murmura Mehmed con miedo. Su madre de inmediato se acerca a él y lo abraza.

—Claro que si hijo, esta muchacha es muy fuerte.—Intentó consolarlo Hürrem.

—Fue injusto lo que le pasó. ¿Y si muere? Madre, esta mujer ha cuidado de nuestro pueblo y mira como es recompensada.—Mehmed habla y expresa sus emociones aún sabiendo que su padre, el sultán del mundo, estaba presente.

Suleimán miró a su hijo y luego a la joven que yacía en la cama siendo atendida por la doctora. De inmediato se sintió mal por haber sometido de esa forma a la joven sin embargo sabia que lo que había hecho fue lo correcto.

—Me retiro. Informenme el Estado de la joven.—Exclama el sultán y tras recibir reverencias se retira con un sentimiento de angustia.

—¿Como está, doctora?—Pregunta insistente Hürrem.

—Mira hermano, sus mejillas han recuperado el color.—Exclama en ánimo Mihrimah.

—Sultanas, príncipe—Jasha se da vuelta para reverenciarse.—La joven Sarah estará bien. Solo necesita un poco de reposo, tuvo una noche dura.

Hürrem le entrega una pequeña suma de oro en una bolsita a la doctora y ésta se retira.

—Dejemosla descansar.—Exclama Hürrem pero Mehmed no se mueve.

—No, Madre. Yo me quedaré con ella.—Exclama duramente.—

Mihrimah y Hürrem se retiran dejando a solas al príncipe.

Mehmed lentamente se acerca a la cama donde reposaba la joven completamente dormida y acaricia su mejilla.

—Abra los ojos para que en mi mundo vuelva a salir el sol. Su corazón es tan puro, tan noble no puede dejar éste mundo, un mundo que la necesita y mi mundo también.—Le habla con suavidad sentándose a su lado y toma una de sus manos mientras la otra permanecía en su mejilla.— Es usted un enigma, una flor rara que crece en el desierto más seco. Caí rendido a sus pies ¿y como no hacerlo? Es tan valiente, ha arriesgado su vida por otros. Es tan hermosa en su interior como en el exterior.

Narra Sarah

Todo el frío que tuve se desvaneció cuando un toque en mi mejilla se hizo presente. Podía reconocer su tacto, sabía que era Mehmed.

Iba a hablar pero cuando empezó a recitar palabras tan dulces como solo él sabía hacerlo permaneci en silencio para escucharlo.

Mi corazón la tía con rapidez, sentí sensaciones que no había experimentado nunca hacia alguien que no sea mi familia.  Amor, sentí el calor de el príncipe y miedo, sentí su preocupación de perderme.

—Si sigue así hará que me enamore de usted.—Murmuré suavemente abriendo lentamente mis ojos.

—Entonces seguiré diciéndole todo lo que causa en mi para que se enamore de mi como yo lo estoy de usted.—Me sonríe y sus ojos se iluminan.

Poco a poco el se acerca a mi y deja un suave beso en mi frente. Suspiré por ello con una sonrisa, su olor y su cercanía me embriagó.

—Yo, en verdad lamento todo lo que ha pasado príncipe...—Intenté seguir hablando pero el deja un suave beso en mis labios.

—Le prometo que el sultán tomará la mejor decisión. Se llevó a cabo una Junta y se la ha declarado inocente pero el sultán tiene la última palabra.—Me mira intentando no mostrarse inseguro pero sabía que el tampoco conocía el veredicto del sultán.

—Sea lo que sea, si este es mi fin, si me envian al viejo Palacio, si me destierra de aquí siempre recordaré su aroma y el sabor de sus labios. Espero que no tenga una mala imagen de mi pero el querer ayudar a los pequeños era más fuerte que yo.—Bajé la mirada pero el de inmediato toma mi mentón y me hace verle a los ojos.

—Usted es una mujer maravillosa y será recompensada. No dejaré que la envíen a ningún lado más que a una provincia a mi lado cuando tenga que irme de Estambul.—Exclama con una sonrisa y yo se la devuelvo.

—Pediré que traigan algo para comer, le preparan lo mejor de lo mejor.

—Principe no es necesario yo...—Intenté hablar pero de inmediato me interrumpió.

—La consentiré, es lo menos que puedo hacer por usted por el lamentable trato que recibió.

Y volvió a unir sus labios con los mios formando un beso lleno de amor.

Narrador omnisciente:

—Sultana.—Nurbahar se reverencia ante Mahidevran entrando a los aposentos.

—Habla ya, ¿Tienes noticias?—Mahidevran tenía el ceño completamente fruncido.

—Si, Sultana. Han enviado a Sarah al cuarto de recuperación con una doctora. Un Guardia me informó sobre que el veredicto y la han declarado inocente.—Exclama con molestia.

—Debemos hacer algo, si esta muchacha gana la confianza del sultán...—Exclama molesta Mahidevran caminando de un lado a otro. —Hürrem está haciéndose cada vez más fuerte y está muchacha hará más fuerte a Mehmed.—Se lleva una de sus manos y se muerde ligeramente las uñas en señal de nerviosismo.— Tenemos que hacerle desaparecer.

—Sultana.—Llama Nurbahar y Mahidevran voltea a verla.—Se ha rumoreado en el harem que recibiremos invitados del extranjero. ¿Eso es cierto?

—Si, ¿Y eso qué?—Exclama con molestia Mahidevran pero de inmediato sonrie maliciosamente levantando la mirada. Entendiendo lo que podría hacer.—No se puede negar la belleza de esa maldita esclava.—Hace una mueca— pero usaremos esa belleza para nunca más verla en este Palacio.

Ambas sonríen con satisfacción ante el plan que construirían y llevarían a cabo en algunos días para deshacerse de la joven Sarah.

IMPERIO OTOMANO | ❝ Mehmed ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora