Real

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Para cuando la pareja despertó, era medio día, y el olor a comida llegaba hasta la cama que compartían.

La abuela había cocinado suficiente para un ejército, aunque solo serían tres los que deberían terminar toda la comida.

Chan no llegó sino hasta que ya habían casi terminado el primer plato, cargando una bolsa de plástico, dio un suspiro cansado, dejando su abrigo sobre el sillón antes de acercarse a la mesa.

- ¿Dónde estabas? - pregunto Hyunjin, cuando el rubio se acercó hacia la cocina-comedor, para ver las ollas de comida.

- Tu amigo me debía un celular - respondió, sonriendo cuando la abuela le pasó un plato con generosa cantidad de arroz frito con kimchi.

Hyunjin rodó los ojos cuando entendió que su "amigo" era Lee.

-Pero me tarde más en buscar uno para ti -dijo Chan, comenzando a comer.

-¿Me compraste un celular?

El rubio asintió, saboreando la comida con gusto

-Pero no se pueden tener los celulares en la mesa, come y después te lo muestro - su hermano sonrió con burla.

Hyunjin frunció el ceño.

- No me des órdenes como si fueras el mayor.

- No empiecen sus peleas de hermanos por los años que no se vieron ahora – interrumpió Félix.

- Hazle caso a tu señora - dijo el rubio con una risita, ganándose una mirada fulminante por parte de Hyunjin y Félix.

- El que come en silencio come dos veces - dijo la abuela, los demás entendieron la indirecta y se callaron, terminando su comida.

Se irían ese mismo día a Daegu, y por más que ofrecieron repetidas veces a la señora de ir con ellos, ella se negó.

Se despidió con el mismo cariño con que los había recibido, y agito su mano en el aire hasta que el auto no pudo verse más entre los árboles.

Diferente a la noche anterior, la entrada al terreno de los Lee estaba cubierta de reporteros, paparazzi y gente curiosa, obligando a Chan a bajar la velocidad para pasar entre ellos, aguantando las ganas de pisar el acelerador con cada golpe que recibían sus vidrios polarizados.

Con la pareja sentada en los asientos traseros, Félix permaneció con una mueca en el rostro, y Hyunjin sintió lo que casi parecía odio a la muchedumbre.

El viaje hacia Daegu fue tan tranquilo que la pareja terminó durmiéndose, con Félix apoyando su cabeza sobre el hombro de Hyunjin, y este acomodando la propia sobre la de su omega.

Chan los miro con una sonrisa tierna todo el camino, y al llegar a su destino, no pudo evitar tomar una foto antes de despertarlos.

Al ver el auto frente a la casa, varias personas lo reconocieron, aunque no todas sabían lo que significaba.

-Hyunjin, ya estamos en casa - murmuró, moviendo su brazo hasta que el pelinegro despertó, al mismo tiempo que Félix.

Hyunjin miro por la ventana al exterior, una sonrisa cansada se plantó en sus labios, destrabando la puerta.

Escuchó aplausos, quiso reír y llorar al mismo tiempo.

Su padre se acercó a él, con paso apresurado, abrazándolo con fuerza.

Hyunjin sintió el agradable y a la vez fuerte aroma a bosque y tabaco de su padre, apenas entendió las palabras bonitas que le dedicó.

El hombre tampoco podía hablar claramente, ahorrando sus lágrimas en sus ojos.

- iHyunjin!

El nombrado miró sobre el hombro de su padre, hacia la mujer que venía corriendo hacia donde estaba, su corazón se encogió un poco, viendo a quien recordaba con su pelo pulcramente peinado y completamente lacio, siempre vestida de forma elegante pero casual, ahora con el cabello más largo y de tono gris, despeinada y con lo que parecía un pijama.

Su madre había cambiado mucho en poco tiempo.

El hombre lo soltó y el corrió hacia la beta que le dio la vida, a pesar de que sintió el olor a humo de cigarrillo ante de que su encontraran en un emotivo abrazo.

Su madre lo abrazaba con fuerza, preguntando si era real, descargando mares de lágrimas.

Hyunjin noto las piernas de su madre temblar, al igual que todo su cuerpo, los sollozos de la mujer le partieron el alma, y fue cuando realmente comprendió las palabras de Chan de hacía unos días, de si era mejor creerlo muerto antes de ser una vergüenza.

-Es real, mamá - murmuró, con la voz rota de las lágrimas.

Escucho la risa de la mujer, entre sollozos.

Su madre se separó un poco para llenar de besos su rostro, apretando sus mejillas un poco, haciéndolo reír.

Hyunjin sintió un tiro en su remera, volteando para ver a Félix, que se frotaba las lágrimas de sus ojos, con una leve sonrisa.

Hyunjin se sorprendió un poco tomando su rostro y limpiando sus húmedas mejillas.

- Cachorro, ¿Qué pasa? - Félix rio un poco.

-Estoy llorando por tus emociones.

Hyunjin sonrió un poco, rodeando a Félix con un brazo, hizo un ademán hacia su madre.

- Hola, de nuevo - dijo el omega, e hizo una reverencia hacia la señora.

Dejando de lado cualquier formalismo, la mujer lo abrazo sin dejar de sonreír.

Sintió el aroma de su padre antes de que este colocara una mano sobre su hombro, invitándolos a entrar, donde más gente (desde empleado, hasta familiares, que habían esperado su llegada desde que Chan había llamado para decir que lo había encontrado).

Tanto Hyunjin como Félix se sintieron abrumados ante tantas miradas, al punto en que el omega se había pegado al pelinegro, sin soltar su brazo.

La gente tardó un momento en darse cuenta de la incomodidad de ambos, y una empleada los guio hasta el cuarto de Hyunjin, que estaba tal y como lo había dejado años atrás, permitiéndoles un poco de paz.

Abrazados sobre la cama, calmándose con el aroma del otro, olvidando la mezcla de olores de tantas personas, ambos se sonrieron.

Hyunjin acarició el rostro de Félix, dejando un tierno beso en su nariz.

-Gracias por hacer que vuelva - murmuró.

Félix tardó un momento en entender.

De no ser por él, Hyunjin no hubiera recuperado su lobo, y seguiría con su vida de falso beta, lejos de su hogar y su familia.

- Gracias por adoptar un perrito mugriento - Félix río, haciendo que Hyunjin lo haga también.

- Eres lindo incluso como un pulgoso.

- iNo tengo pulgas! - se quejó, haciendo que su voz se volviera más aguda.

Hyunjin no pudo evitar reír, lo abrazo más fuerte, al punto en que el omega soltó un quejido.

Las manos del alfa fueron hacia el vientre de Félix, sonriendo tiernamente.

Sus miradas se encontraron, llenando al otro con cariño, Félix sintió seguridad, y su corazón aleteo por la emoción de Hyunjin.

-Gracias por eso - murmuro el pelinegro, refiriéndose no solo hacia el cachorro que Félix llevaba, sino también a su relación, y ese ambiente de cariño que ambos podían crear.

Félix sonrió, y eliminó la distancia para besar a Hyunjin con lentitud, siendo correspondido al instante, en un lento y tierno baile de labios y lenguas.

No dijeron nada más, no lo sentían necesario, podían sentir la gratitud del otro en su sus pechos, y solo continuaron abrazados para dormir, en paz, con una sonrisa en los labios.

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⏰ Última actualización: Dec 29, 2022 ⏰

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