─ chapter eight

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SOL OBSERVÓ LA HORA EN SU RELOJ, un bostezo escapando de sus labios debido al cansancio que estaba sintiendo. Se suponía que a las seis de la mañana salía el vuelo para volver a Argentina, y esta vez viajaría junto con el resto del plantel, su equipo y los jugadores. El sueño la estaba consumiendo por completo porque si bien el vuelo salía a las seis, ellos debían estar al menos unas dos horas antes para poder hacer todo el check-in con tranquilidad y así evitar posibles complicaciones que podrían provocar la pérdida del vuelo.

La menor de los hermanos Agüero ya había hecho el check-in de sus valijas, habían pasado por el control con los sensores donde escaneaban su mochila y la valija más pequeña que iba con ella en la parte de los pasajeros, y se encontraba sentada en la zona de la puerta para embarcar que les habían asignado. La valija entre sus piernas, la mochila en su regazo y su cabeza ligeramente inclinada hacia un lado, con sus ojos cerrados. Lucila y Celeste habían ido a comprar algo dulce en los negocios que había en la zona de embarque, por lo que estaba sola, sin tener en cuenta otros pasajeros dispersados por el lugar que se hallaban igual de somnolientos que ella.

Y fue a los pocos minutos que la joven escuchó un gran número de pisadas que se aproximaban, imaginándose que se trataba del resto del plantel que viajarían junto a ella abrió sus ojos un poco, notando las figuras de los jugadores con valijas de un tamaño similar a la suya, portando el conjunto de la AFA asignado para ellos y caras de sueño idénticas a la suya, al punto de que ni siquiera estaban hablando de la forma animada y ruidosa en la que lo hacían siempre.

— Me estoy cagando del sueño que tengo. —murmuró Lionel sentándose frente a ella, colocando el almohadón en forma de "C" en su cuello para recostar ligeramente su cabeza.

— Que poronga levantarse temprano —se quejó Rodrigo tomando asiento a la derecha de Messi, mientras Leandro se sentaba a la derecha de Rodrigo.

— Buenos días para ustedes también. —respondió la chica con tono sarcástico.

— ¿Nos ves cara de buenos días? —preguntó De Paul señalando a todos los jugadores.

— Les veo cara de pelotudos, pero nada nuevo eso. —la chica se encogió de hombros.

Leandro soltó una carcajada, sobresaltando a un hombre que dormía detrás suyo y a otros pasajeros que pasaban por ahí bastante somnolientos.

— Buen día, Sol. —la chica dejó de observar a los tres jugadores sentados frente a ella, para mirar a Julián que se acercaba con su valija y un almohadón similar al de Lio, pero de color celeste, sus ojos dejaban ver el cansancio que sentía en ese momento, pero aún así la miraba con una pequeña sonrisa dulce.

— Buen día, Juli. —respondió la chica con una sonrisa mientras el cordobés tomaba asiento a su izquierda.

— Ah bueno, tranqui. —murmuró Leandro— A nosotros nos trata como el pingo y a la Araña la recibe así, la verdad me parece una falta de respeto.

— Porque Julián tiene la decencia de saludar, no como otros.

— Claramente a la que más le afecta la falta de sueño es a Sol, esa cara de orto mamita. —murmuró Rodrigo refregando sus ojos. Los demás jugadores se habían dispersado en los demás asientos y algunos había incluso tomado asiento en el suelo, entre los jugadores que estaban en sillas, como el caso de Lo Celso que se había sentado en el suelo a un lado de Rodrigo o Di María entre Paredes y Messi.

— No es como que vos estés con una sonrisa de oreja a oreja y tirando flores y brillos para todos lados. —ante su respuesta, los demás que aún estaban despiertos carcajearon, disfrutando de esa actitud de Sol que distaba de la Sol a la que estaban acostumbrados.

DAYLIGHT | julián álvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora