Capítulo 15

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Enamorándose

El bullicio disperso desapareció de su alrededor, por un instante Drake creyó que el mundo habían enmudecido. Pero solo era él mismo quien se encontraba atónito. ¿Había escuchado bien? ¿Josh había dicho esa tremenda tontería realmente?

Por la mirada determinada y seria que no despegaba sus azules de Drake, se estaba convenciendo de que efectivamente había escuchado bien. Y estaba perdido, los latidos de su corazón que no le daban tregua lo confirmaban pero, como normalmente le ocurría en situaciones inesperadas, comenzó a reír.

—¿Qué se supone que de-debo responder a eso?—balbuceó entré risas Drake, maldiciéndose internamente por haber tartamudeado.

—¿De qué te ríes?—frunció el ceño Josh, y por un instante Drake pudo ver su inseguridad creciente a través de sus ojos.

—¡Lo siento! No es por ti, disculpa... bueno un poco sí—empezó a decir Drake, cuyo brazo por fin había sido liberado por Josh—Cuando me pongo nervioso me da por reírme, no puedo controlarlo.

—Drake—le llamó Josh, y no pudo más que maldecirlo también por lo endemoniadamente atractivo que sonaba su nombre con su voz—, justo a esto me refiero, te veo riéndote de mí y solo puedo pensar en lo lindo que eres, ¿no crees que es injusto? Y seamos honestos, sé que yo también provoco algo en ti.

—¿D-disculpa? La palabra modestia no te suena ¿verdad?—contestó en cambio Drake.

—Estás rojo hasta el cuello, tartamudeas y evitas verme por más de dos segundos seguidos, ¿en serio vas a negarlo?

Estaba acorralado, lo sabía muy bien, y sin embargo se negaba a darse por vencido; necesitaba huir de esa situación tan absurda lo más pronto posible si no quería empezar a creerse lo que decía Josh, pero por alguna razón sus piernas no le respondían, y habían comenzado a temblar un poco. Se empezaba a sentir patético.

—N-no sé qué buscas con todo esto Josh, pero será mejor que te detengas. ¿Has ido al oftalmólogo? ¿En qué universo puedo ser considerado lindo a lado tuyo?

—¿En serio cuestionas mi buena visión cuando eres tú quien usa lentes?—se burló Josh, de pronto un poco más relajado y dedicándole una sonrisa ladina a Drake—Solo te pido una oportunidad para retomar lo que iniciamos en el campamento, ¿qué dices?

Entonces Josh acortó la distancia de por sí estrecha entre ambos, por lo que Drake tuvo que levantar su mentón para poder mirarle a los ojos, aunque no pudo resistir por mucho tiempo antes de apartar la vista. De nuevo tenía ganas de reír, pero se mordió el labio inferior resistiendo.

—Haz lo que quieras—dijo antes de darse media vuelta y huir, rogando porque Josh no lo siguiera y de esa forma poder calmar el retumbar de su corazón.

Esa noche Drake no supo cómo logró conciliar el sueño, su mente reproducía una y otra vez las palabras de Josh, sin darle tregua ni por un segundo. Porque si Josh realmente sentía lo que decía sentir, si Josh estaba siendo sincero, Drake realmente creía que podría morir de felicidad, y por ello se sentía estúpido. Era un enamoramiento muy reciente y muy superficial, un sentimiento que había desarrollado a partir de pasar unos cuantos días con él, y no entendía por qué no podía dejar de sonreír al pensarlo. ¡Se sentía tan incómodo pero tan bien!

Al día siguiente decidió que daría lo mejor de sí por no ser tan evidente, y que trataría de no prestarle demasiada atención a Josh, además de intentar no sonreír demasiado para no hacer sospechar a sus amigos, no se sentía listo para hablar de nada de eso con nadie.

Sin embargo, Drake no pudo anticipar el siguiente movimiento de Josh.

Pues el pelinegro se había cambiado a todas y cada una de las clases de Drake. Sin excepción. Además de escoger sentarse lo más cerca posible de él, como si buscara probar un punto con ello. Lo cual también resultaba increíblemente distractor. Podía sentir la quemadura de la penetrante mirada azulina atravesándolo cada segundo, cada minuto...y cada clase.

Como si nunca le hubiera conocido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora