Capítulo 13

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¿Es en serio?

Sólo habían pasado cinco días juntos, no era nada extraordinario que estos fueran los resultados de esa superflua y efímera compañía. En un acto casi masoquista, mientras preparaba unos cafés en la barra, echó una fugaz mirada a la mesa de Josh, donde junto a sus amigos parecía tan divertido y distinto de como había sido con él durante el campamento. Era una jodida broma, ¿cierto? ¿Por qué tenía que sentirse tan mal solo por eso? Resopló aún más enojado y se acercó a Emily, su compañera de trabajo que secaba unas tazas para acomodarlas en el estante.

—Te compro lo que quieras del menú, pero tu encárgate de esa mesa, ¿sí?

Emily alzó una ceja, entre sorprendida y confundida. Normalmente era ella quien ofrecía ese tipo de tratos, nunca Drake.

—¿Clientes difíciles?

—No, solo...es más bien algo personal, y prefiero evitarme el mal rato—se excusó Drake, no queriendo dar más detalles y queriendo adelantar el tiempo en el reloj para que fuera su turno de irse.

Y aunque la respuesta no pareció satisfacerla, asintió aceptando el trato. Genial, ahora solo tenía que concentrarse en cualquier otra cosa que no fuera esa maldita mesa. Lo cual resultó un éxito, pues sorprendentemente no hubo más clientes en ese lapso de tiempo, por lo que pudo esconderse cobardemente en la cocina hasta que se fueron. 

Más tarde, de regreso a casa, Drake descubrió que estaba más aturdido que herido por el comportamiento de Josh. Quitando el hecho de que tuviera novia, lo cual no debía de ser una sorpresa en realidad, ¿qué le había dicho Josh a Drake para que imaginara que existía si quiera una amistad entre ellos? De acuerdo, estaba el incidente del bosque, pero después de eso Josh no lo había mencionado y Drake se sintió en parte aliviado por esa decisión, y es que no sabía cómo actuar frente a ese tipo de situaciones... ¿alguien gustando de él? Jamás.

Pero entonces, ¿todo ese asunto había sido producto del golpe? ¿de la fiebre que sufría Josh en ese momento? Además estaba todo ese comportamiento coqueto.

Herido y con dolor de cabeza, decidió que lo mejor era dormir. La solución universal para todos los males.

Al día siguiente se enfrentó a más interrogantes de Sofia acerca de esa persona que había conocido, lo cual resultó en Drake maldiciéndose a sí mismo por no ser capaz de confesarles a sus amigos que había caído bajo los encantos de Josh Peck, quien parecía comprometido en su objetivo de ignorarlo eternamente. Y eso era, en realidad, un hecho comprobable, pues Drake se había encontrado a sí mismo buscando su mirada en un par de ocasiones, en un acto infantil con el que Drake buscaba hacerle llegar su decepción. Pero luego, al no ver resultados, caía en cuenta de lo absurdo que resultaba todo eso, para empezar a Josh nunca le importó, entonces ¿qué efectos podrían tener en él un par de miradas decepcionadas o burlescas? Qué más daba si le dedicaba una mirada de "lo sabía, eras un patán, yo siempre lo supe, así que en realidad no me engañaste como pensaste". Al final era un intento tonto de recuperar un poco su dignidad.

—No hay nada que contar Sofía—le interrumpió irritado, a su amiga, en uno de sus intentos de sacarle información de esa misteriosa persona a la que había conocido—. Resultó ser un idiota.

Y sin dar más explicaciones se giró sobre sus talones para ir hacía su casillero, dejando a su par de amigos sorprendidos por la forma en que habló.  Así pasaron dos semanas en las que el tema quedó zanjado para Sam y Sofía al notar que tocaban terreno peligroso si intentaban hablar del tema de nuevo. Drake por su parte decidió que no quería desquitarse con ellos e intentaba concentrarse en otros temas y en las tareas, obligándose a no prestarle ni si quiera una mirada a Josh y sus encantadoras sonrisas que ya no le dedicaba a él. 

Por su parte, en medio de la soledad por las noches, Drake notó que la canción que estaba escribiendo tomó un tono melancólico y deprimente, contrario al mensaje esperanzador que tenía planeado en un principio.

Solo, siempre has sido mi amiga...
Llévate este dolor que he creado,
porque estoy roto y desvanecido.
Porque vivo en mi propio mundo,
a nadie le importa si me quedo o me voy. 
lejos de aqui.
..

No obstante, un día todo cambió.

 Sabía que se esforzaba de sobre manera por ignorar al grupo de amigos de Josh, con él incluido, cuando se los estaba por cruzar, y esa ocasión no fue la excepción, solo que esta vez se sintió observado en cambio, e inconscientemente volteó a verlos encontrándose con ese par de ojos azules que tanto había extrañado, mirándole de vuelta. Drake reaccionó y esquivó sus ojos, volteándose bruscamente para ver su camino de frente. En ese momento pensó que había sido una casualidad cruel e hizo lo posible por no pensar en ello.  Pero volvió a pasar en la cafetería, y también cuando se dirigía a su casillero a guardar unos libros. Comenzaba a irritarse. Eso no era una casualidad.

Ese mismo día se encontró evadiendo cualquier encuentro posible con Josh, siendo extremadamente precavido al momento de girar en un pasillo o de cruzarse de frente con grupos grandes de estudiantes. 

—¡Adivinen qué!—dijo emocionada Sofia, sentándose enfrente de Sam y Drake en la mesa de la cafetería mientras acomodaba su bandeja de comida en la mesa.

—No tengo ganas—replicó Sam, sin dejar se ver su celular mientras masticaba su sándwich.

—A mí no me interesa si es un rumor de los de siempre—repuso Drake.

—¡Qué crueles! ¿Por qué me junto con ustedes? No, la verdadera pregunta es, ¿por qué no son chicas? Serían más divertidos, digo, divertidas.

—Terminarás por contarnos en algún momento lo queramos o no—soltó Sam, viéndola por fin con esa mirada que proclamaba estar completamente seguro de lo que decía. Y lo estaba según la experiencia de Drake.

—Encontraron a Melissa llorando en el patio de atrás—susurró como respuesta Sofía, dándole la razón a Sam y captando la total atención de Drake sin saberlo.—dicen que Josh terminó con ella.

Una satisfacción y alegría nauseabundas le recorrieron la espina dorsal, sintiendo ganas de sonreír. Pero pronto se trajo de vuelta a tierra y se dio una bofetada mental. ¡Por qué demonios se alegraba! Drake hizo lo posible por contener su expresión facial y concentrarse en su comida mientras Sofia seguía despotricando detalles que a Drake no le importaban. Fue entonces que alzó la vista y se encontró de nuevo con su mirada a tres mesas de distancia. Esta vez Drake no apartó la mirada, y Josh tampoco.

¿Qué mierda?

Como si nunca le hubiera conocido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora