Capítulo 14

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Confianza.

Al final fue Drake quien apartó la vista. 

Se estaba volviendo loco, eso era lo que sucedía, de otro modo no entendía nada de lo que estaba sucediendo. Porque, de pronto se estaba encontrando con Josh observándole, y ahora resultaba que había terminado con su novia. Todo eso en un mismo día. 

Drake hizo lo posible por distraerse y concentrarse en la platica de Sofía y Sam pero fue en vano, aún cuando Sofia era la reina de los detalles en cuanto a un rumor de la escuela se refería. Pero era algo que Drake no podía evitar al sentirse bajo esa maldita mirada azul de nuevo. Más tarde, en clases apenas si podía evitar divagar y más de una vez se encontró viendo ojos azules como zafiros en el pizarrón en vez del tema de la clase.

Definitivamente se estaba volviendo loco. 

De acuerdo, tenía que admitir que había desarrollado un ligero crush por Josh. Pero eso no era un gran asunto, no ameritaba más que un propio reproche interno por ser tan débil ante unas cuantas palabras dulces y una cara atractiva. El problema radicaba en el comportamiento de Josh hacía él.

Afortunadamente ese día le tocaba trabajar y así tendría más distracciones a las cuales aferrarse, distracciones que no encontraría en su solitario hogar. Aunque como suele ser en su vida, las cosas marcharon como hubiese querido. Drake se encontraba anotando la orden de una mesa cuando escuchó como entraba un cliente más, sin embargo no levantó la vista y siguió escribiendo lo que le pedían los clientes. Fue al dirigirse a la barra que lo vio sentado en una silla alta, a lado de donde Drake tendría que preparar las bebidas.

Maldijo internamente antes de intentar ignorarlo y seguir de largo.

—Drake—dijo Josh para sorpresa de este— necesito hablar contigo.

—En un momento le tomo la orden, disculpe—contestó en cambio Drake, tratando de no verlo y cruzar la barra para esconderse en su trabajo llamado preparar un latte y un mocca.

—Por favor, solo dame cinco minutos—volvió a decir Josh con ese tono que parecía rogar por la atención del contrario. El castaño tuvo ganas de gritarle que se largara, pero se contuvo por el bien de conservar el trabajo. 

—Estoy trabajando.

—Te esperaré a que salgas entonces.

—Tendrás que pedir algo entonces, no puedes quedarte ahí sin más—musitó Drake, intentando contener el creciente enojo y frustración que comenzaban a crecer en su pecho.

—Por supuesto, pediré lo que quieras—farfulló Josh, como si tomara la oportunidad que Drake parecía estar ofreciéndole. 

Para ese momento Drake solo atinó a contener un suspiro y no replicar más. No entendía, realmente no podía comprender el comportamiento de Josh, ¿por qué de pronto le volvía a hablar? ¿Qué era tan urgente para tener que esperarlo a que terminara de trabajar? Sabía que si quería encontrar una respuesta, entonces tendría que hablar con Josh, tendría que ceder y darle esa oportunidad. Al final solo pudo culpar a su mala suerte.

Todavía pasaron un par de horas antes de que su trabajo terminara, tiempo en el que podía sentir como esos ojos azules le seguían, le observaban y no le daban respiro alguno, y él por capricho se forzó a fingir que no lo notaba, que la presencia de Josh no era lo suficientemente importante como para que le provocara algo.

Cuando llegó el momento de irse, ni si quiera se molestó en hacérselo saber a Josh y se despidió de su jefe antes de dirigirse con paso firme a la salida, escuchando como el pelinegro se levantaba de un salto apresurado para seguirle. El castaño no pudo evitar reírse internamente un poco por eso.

Sabiendo que huir del problema solo lo agravaría, desechó la idea de escaparse del paso de Josh y decidió dirigirlos a una banca en la parte más tranquila de la plaza, tomando asiento tratando de parecer lo más tranquilo posible.

—Lo siento.

Esas dos palabras fueran las primera y únicas que dijo Josh por un rato, y Drake solo pudo ver un punto fijo en la nada con todas las maldiciones acumulándose en su garganta, pero sin decir ni una.

—Lo siento, en verdad, lo que pasa es que... soy un idiota.—continuó Josh, quien parecía tener dificultad para encontrar las palabras que quería decir. Fue entonces cuando Drake lo miró por fin. Estaba sentado con los hombros encorvados, clavándole sus intensos ojos azules pero en cuanto se encontró con los cafés de Drake desvió la mirada.

—Eso ya lo sabía—repuso Drake—lo que no entiendo es qué hacemos aquí, ¿para qué quieres hablar conmigo? ¿para escuchar tus disculpas vacías y hacerte sentir mejor aceptándolas?

—No, Drake, yo mira, yo...

Y una mierda. Pensó Drake.

—Mira, sé que en realidad la cantidad de días que convivimos fueron pocos —firme y decidido, con las manos un poco temblorosas, Drake continuó diciendo con la voz más estable que logró articular—también sé que solo un tonto delirante creería lo que me dijiste en el bosque, lo sé, no te preocupes, yo no te creí ni por un segundo.

Mentira. Drake sabía perfectamente que estaba mintiendo, pero solo quería salir de la situación incómoda en la que se encontraba con la dignidad lo más intacta posible.

—Drake por favor—dijo Josh casi con un tono desesperado—, sé que fui insensible y un idiota, lo sé pero no mentí, no del todo en realidad.

Suficiente, sabía que ya no podía seguir escuchando la sarta de sandeces que seguramente diría Josh, así que Drake se levantó dispuesto a irse. Lastima que Josh fuera más rápido tomando una de sus muñecas para retenerlo.

—Admito que lo que dije en el bosque lo dije con ligereza, pero también admito que desde hace dos semanas no te puedo sacar de mi cabeza—mientras seguía hablando se colocó frente a Drake, obligando a este a verlo de frente—, no sé qué ocurrió, solo sé sigo pensando en lo bien que lo pasé contigo, en que quiero seguir hablando contigo, de libros, de música, de lo que sea porque con nadie de mis amigos puedo hablar de nada.

—¿Qué clase de amigos tienes?—bufó Drake, no atinando a contestar algo mejor. Honestamente, sentía que se estaba mareando y que estaba viviendo un sinsentido en ese instante.

—Lo sé—dijo en cambio Josh, con voz derrotada y bajando su mirada de nuevo—mira, sé que estás en tu derecho de no quererme hablar de nuevo después de que te ignoré pero necesito intentarlo, he pasado días muy difíciles tratando de no buscarte entre los demás pero simplemente me harté de pretender. No te he podido sacar de mi cabeza, y tengo que hacer algo al respecto.

—¿Y qué es exactamente lo que planeas hacer? ¿Me vas a pedir que seamos amigos?

—Lo pensé, pero tampoco dejo de pensar en tus hermosos ojos y en tus adorables sonrojos, así que creo que una amistad no me servirá.

Los ojos de Drake no se pudieron abrir más por la sorpresa. De repente se vio incapaz de seguir respondiendo y sintió, para el colmo, una ola de calor apoderarse de sus mejillas. 

—Así que creo que quiero algo más, y sé que para eso debemos retomar donde lo dejamos en el campamento—explicó Josh, sirviéndose de una nueva seguridad avasalladora que contrastaba con el manojo de nervios que ahora era Drake. Sin despegar sus azules de los cafés, preguntó—, ¿me permitirías coquetearte?



Como si nunca le hubiera conocido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora