Capítulo 8

1.1K 122 37
                                    

Oportunidades

Drake.

Sin palabras, mis labios estaban sellados. Quizá por el beso que casi reciben. Por las palabras que escuché. Por las manos que me sostenían con tanta suavidad a pesar de lo ridículo de la situación.

No podía reaccionar, esto no podía estar pasando, no debería estar sucediendo. ¿Era realmente posible? Por mi mente pasaban un torbellino de preguntas. ¿Desde cuándo? ¿Cómo? No podía creerme esa idea tan romántica que me estaba pintando este sujeto. ¿Sólo por ser yo?

Aún cuando me dijera todo eso con esa expresión tan sincera, todavía quedaba algo que no cuadraba, ¿Cómo podía decir todo eso sin un poco de vergüenza? ¿O es que no confío lo suficiente en mí y por eso no puedo creerlo?  Tal vez sea eso, pero siendo así puedo decir que no estoy nada preparado para iniciar una relación... ¿¡ pero si quiera lo estoy considerando!?

Estando bajo la helada lluvia, podía sentir mi cara arder de vergüenza, confusión y ¡más vergüenza! Josh debió notar mi debate mental junto con mi extrema confusión. Me acarició con su fría mano antes de hablar nuevamente.

—No estoy sugiriendo nada. No espero que correspondas lo que empiezo a sentir, ni que creas que tienes la responsabilidad de algo, sólo quiero conocerte. ¿Me lo permites? —explicó con una dulce mirada.

Tragué duro, justo cuando estaba por responder un desgarrador trueno llenó al bosque. Temblé un poco del susto.

—Tenemos que refugiarnos en un mejor lugar —dijo Josh intentando levantarse, sin embargo se arrepintió al instante y con un quejido volvió a su lugar.

—¿Te duele mucho? —pregunté tratando de auxiliarlo. A estas alturas la previa conversación embarazosa que pasamos estaba de más. Él asintió con una mueca de dolor.

—Creo que fue de muy alto. Me duele bastante la cabeza, y en cuanto intenté levantarme me maree — se quejó con un puchero que le quitaba la seriedad al asunto.

—Te ayudaré a levantar para poder encontrar algún tipo de refugio. —Me incliné hacia él, pasé un brazo por debajo de su brazo derecho y lo subí por su espalda. Poco a poco se fue incorporando, y aunque pesaba bastante pude sostenerlo. Una vez que estuvimos incorporados empezamos a caminar lentamente en la densidad del bosque por donde creíamos era el camino correcto. Pero a cada paso que dábamos, más desconocido se nos hacía el lugar. Y para colmo, la lluvia permanecía constante, aunque no era tan fuerte como en un incio.  Entonces encontramos una pequeña cueva subterránea con poca profundidad, sin embargo era suficiente para nosotros dos. Nos adentramos a ella y Josh se recostó dolorido sobre la fría superficie.

Empecé a buscar entre las provisiones de la mochila algo para satisfacer nuestra hambre. Cuando le iba a dar unos panquecitos de trigo a Josh, ví el estado en que se encontraba, pálido a más no poder junto con un temblor que recorría todo su cuerpo y parecía interminable. Una ráfaga de preocupación me invadió, ¿Y si se desmayaba? ¿Y si para cuando nos encontrarán empeoraba? ¿Y si...? Bruscamente corté mis pensamientos pesimistas y por inercia acerqué mi mano a su frente para comprobar su temperatura. Estaba hirviendo. Maldita sea.

Revolví todo el interior de la mochila buscando algún tipo de medicina que me ayudara. Encontrando un antifebril y agua. Con las manos temblorosas me acerqué al maltrecho cuerpo de Josh, quité su chaqueta empapada cubriéndolo con una manta que también venía en la maleta. Le sequé la cara con unas banditas y lo acomode sobre la superficie. No sabía si en verdad estaba inconsciente, tenía los ojos medio abiertos pero no decía nada, y a excepción del tiriteo en su cuerpo, no se movía. Exprimí su chamarra antes de tenderla junto con la mía, una vez acomodado lo mejor posible, le hice comer medio panqué para despues poder darle la pastilla. Él tragó con dificultad y se relajó sin decir palabra, me senté a su lado-en una distancia considerable-esperando que hiciera efecto el medicamento.

Como si nunca le hubiera conocido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora