(7) Te juro

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En los años que Sam conocía a Omar, nunca lo había visto llorar tanto.  Era una mezcla entre rabia, ira y el amor que sentía hacia ella.  Cuando comenzó a hablarle, se quedó pasmado; cuando comenzó a llorar, simplemente la abrazó y dejó que se desahogara para luego continuar contándole.

“Ese desgraciado! Lo voy a matar!” fueron las palabras de Omar mientras se levantaba de la arena y daba unos pasos.

Sam no podía permitir que Omar fuera a buscar a Esteban.  No había ninguna duda de que el desgraciado de Esteban buscaría sus contactos para matarlo.  El conocía mucha gente y no se ensuciaba las manos con nada así.

“Omar, por favor, no me dejes aquí.  Te necesito ahora más que nunca” le dijo Sam mientras lo agarraba por el brazo.

“Sam, mi amor, ese desgraciado no puede andar por ahí sin pagar todo lo que te hizo” la frustración en la voz de Omar era evidente.

“Omar, te lo suplico.  Te necesito ahora más que nunca.  No tengo a donde ir; aunque tengo dinero suficiente para pagar un lugar por un tiempo.  Necesito alguien con quien poder contar y que mejor que contigo que eres mi novio, la persona que amo…” le rogaba Sam con lágrimas que bajaban sin control.

“No llores más, bonita.  No quiero verte triste” comentaba Omar mientras le limpiaba las lágrimas.

“Aun me amas, Omar?” preguntó Sam mirándolo fijamente a los ojos.  A pesar que era de noche, el brillo de la luna le permitía admirar cada facción de su rostro, incluyendo cada reacción. 

“Qué pregunta es esa?  No tienes que dudar de mi amor…Por qué la pregunta en estos momentos?” cuestionó Omar, tomando el rostro de Sam en sus manos.

“Otro hombre me ha hecho suya, en cambio, nunca me he entregado a ti.  Siento que te he sido infiel…”

“Samantha, mi amor, abre los ojos y mírame.  Lo que has vivido, es algo muy fuerte y ha sido en contra de tu voluntad.  Ese desgraciado te arrancó tu inocencia, tu niñez; maldita sea ese desgraciado, Sam, eras una niña! Cómo se atrevió?  Mi vida, te sigo amando y adorando cada día más.  Esto no cambia nada entre nosotros…” le respondió Omar mientras la abrazaba, ambos llorando.

En tantos años, era la primera vez que Samantha se sentía segura.  Sabía que Omar la apoyaría siempre; no como su madre que no le creyó, en cambio, la señaló.  Creyó ciegamente en el veneno que Esteban le inyectó, sin darle la oportunidad a ella de defenderse.

“Necesito un lugar donde pasar la noche.  No puedo volver a ese horrible lugar.  Ya me siento libre…”

“Esta noche te quedarás en mi casa, ya mañana te buscaremos un lugar.”

“Omar, no podemos.  Tu casa va a ser el primer lugar donde me busquen.  No crees?”

“Tienes razón.  Puedo hablar con Isaías, mi primo.  El tiene un pequeño apartamento desocupado en la parte de atrás de su casa.  Puedo confiar en él, y definitivamente nos ayudará.”

“Puedo pagarle una renta por el lugar…”

“El no la aceptará.  Lo conozco y sé que querrá ayudarte.”

“Gracias Omar.  Te amo” le dijo Sam mientras lo abrazaba nuevamente.

Ambos subieron al auto, y fueron directamente a la casa de Isaías.  Allí le explicaron todo, y como Omar lo anticipó, este no tuvo ningún problema en que Sam se quedara allí el tiempo que fuese necesario. 

“Está bonito el lugar…”comentó Sam mientras miraba el pequeño apartamento que estaba amueblado, y tenía lo necesario para ella poder vivir allí.

Contra Viento y MareaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora