(16) No estaba en los planes

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Días habían transcurrido desde aquel horrible encierro en que las tenía Esteban; desde el día en que ese desgraciado le confesó que había vuelto a enredar a Bárbara en la droga. Aquel momento en que le dijo a Sam, que Omar ya no sería ningún obstáculo.

Quedaba dormida llorando todas las noches, pensando en que si de veras, las palabras de Esteban eran ciertas. Omar aun estaba vivo? Qué había hecho? Donde estaba? Miles de preguntas inundaban su cabeza, y solo podía llorar. Forzaba bocado, pensando en la criatura que crecía en su vientre.

Su vientre, el que ya estaba comenzando a estar algo abultado, y le aterrorizaba la idea de que Esteban se enterara. Tenía que proteger a ese bebé con todas sus fuerzas, no importaba qué.

"Mañana será el gran día, mi amor" decía Esteban mientas entraba a la habitación por la noche, para dormir a su lado.

"Para mí no lo es. Por favor Esteban, déjanos salir de aquí. No haremos nada en tu contra..." suplicaba Sam, como todas las noches, desde una esquina de la habitación.

"Cuando entenderás que no renunciaré a ti? Eres mía, Sam. Te fui claro desde el principio; mía y de nadie más" comentó Esteban mientras se acercaba a ella, mirándola a los ojos y comenzando a besarla mientras pasaba su mano por el cuerpo de esta; provocándole asco al instante.

"Esteban, sabes que no te amo. Que nos tienes aquí por la fuerza, que esa boda es nula porque no hay amor de mi parte..." automáticamente fue callada por un golpe que le pegó Esteban en el rostro.

"Viste? Por tu culpa, ahora tendrás una marca en tu rostro mañana. Vamos a dejar de esto, y vamos a brindar. Vengo enseguida, voy por algo para tomar, porque tenemos que festejar..." este salió de la habitación tan pronto dijo esto.

Festejar? Brindar? No, Sam no podía. Pensaba en una manera de escapar, pero no sabía cómo. Daba vueltas en la habitación, desesperada, llena de angustia.

"Llegué, mi amor... Ahora brindaremos por nuestra felicidad, porque siempre estaremos juntos..."y extendiendo su mano, le entregó una copa a Sam.

"No gracias, no quiero tomar..." dijo esta despreciando aquel líquido que Esteban le estaba ofreciendo.

"Te dije que celebraríamos y eso es lo que vamos a hacer, entiendes?" fueron las palabras de este, mientras colocaba las copas sobre una mesa y acorralaba a Sam contra la pared.

"No voy a tomar!" le gritó esta llena de coraje.

"Así es la cosa. Entra en tu cabeza que harás lo que yo te diga, cuando te diga y como te lo diga. Eres mía, nunca lo olvides..." y tomando la copa en sus manos, obligó a Sam a ingerirla. Aun cuando prestó resistencia, se le estaba haciendo imposible; Esteban era muy fuerte, y no encontraba como respirar.

Esta cayó al suelo, tosiendo fuertemente, devolviendo el líquido inmediatamente.

"Si siguieras mis instrucciones, nada de esto te sucedería. Por lo que veo, no quieres festejar conmigo; así que...tendré que ir a buscarme a alguien con quien festejar" su tono de voz estaba lleno de sarcasmo, de ironía.

"Porqué no te quedas donde vayas a festejar? Sería lo mejor..." Sam no podía esconder su odio; aun cuando sabía lo que le esperaba, no aguantó el deseo de decirle estas palabras.

"Eres una mal agradecida!" Esteban la levantó por el brazo para pegarle nuevamente, "Si tengo que enseñarte a respetarme, aunque sea a golpes, lo haré! Me marcho, nos vemos luego, mi vida" y besándola en contra de su voluntad, salió de allí, cerrando la puerta al instante.

Samantha comenzó a llorar; en realidad se sentía cansada de hacer esto, pero...qué podía hacer? Las ventanas estaban clausuradas, la puerta cerrada con seguro desde afuera, y un maleante cerciorándose de que no escapara. Qué iba a hacer?

Contra Viento y MareaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora