Un paso por delante

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Tras el desayuno, los chicos se habían preparado rápidamente para llegar a tiempo a la comisaría del pueblo donde residía Carolina. Estaba a unos cuarenta minutos del motel, por lo que no querían retrasarse. El viaje fue más rápido de lo esperado. Manu siempre conducía y de vez en cuando pisaba el acelerador más de lo debido. Era un tipo digno ya que, a pesar de su profesión, había tenido un par de multas por exceso de velocidad las cuales no se había librado de ellas.

Entraron a la comisaría y una agente les acompañó a un pequeño cuarto donde estaba Carolina.

-Buenos días, somos los oficiales Manuel y Enzo, policías judiciales de la ciudad. Llevamos el caso de su hermana- dijo Manuel con un tono seco pero a la vez educado.

-¿No me digan?, ¿cogen el caso y lo dejan cuando quieren? o, ¿solo es una manera de molestar a los familiares?- respondió de manera agresiva a los chicos.

Carolina tenía un aspecto pesaroso. Estaba pálida, las canas empezaban a salir en el centro del cuero cabelludo y su pierna se movía rápidamente. Su mirada parecía estar llena de odio, ni siquiera podía ni quería disimularlo. Ella siempre había estado unida a su hermana. Amaba a su familia como si fuera la suya propia, no obstante, a veces sentía envidia de Marta por todo lo que había logrado en su vida. Ambas habían crecido sin el amor maternal de una madre. A pesar de ello, nunca dejaron que eso las afectara, se tenían mutuamente.

- Señora, queremos honrar la memoria de su hermana y demás familiares, pero para ellos necesitamos de su colaboración, dígame, ¿por qué reportó el caso cuatro días después de lo sucedido?- preguntó Enzo con un tono tranquilizador.

-¿Qué insinúa, que tardé en llamar?, yo era la única de la familia que se preocupó por ellos, les llamé el día 25 para felicitarles la Navidad pero no contestaron, seguí insistiendo y al cuarto día no me contuve más y llamé a la policía. Nadie aparte de ellos tenían las llaves de esa dichosa cabaña- objetó la mujer aún indignada.

-¿Vuestra madrastra no se preocupó por lo sucedido?- quiso saber Manu.

- Esa arpía ni al funeral fue. Solo quería un marido para no estar sola y que le acompañase a sus salidas con amigas, para su desgracia, mi padre falleció siete meses después. Mi hermana y yo nunca la importamos, y menos sus nietos.

-¿Nos podría hablar acerca de sus sobrinos?- siguió preguntando Manu.

Carolina contenía las lágrimas. Guardaba en sí una gran impotencia. Nunca pudieron hacer justicia y para colmo, su nombre salió en la prensa tachándola de mala hermana al a ver llamado cuatro días después, sin embargo, era la más afectada de todos los familiares.

-Marco era un chico algo distraído, le costaba concentrarse en los estudios, tampoco destacaba en ningún deporte. Tenía solo quince años pero estaba concentrado en la música. Tocaba la batería. Isabel- hizo una pausa en seco para no llorar- solo espero que no sufriera. Era tímida pero increíble. El que se molestaba en conocerla, quedaba asombrado con sus objetivos. Se ponía retos a sí misma, como aprender el abecedario en un idioma poco hablado, leer un gran libro es menos de dos horas... A veces tenía una mirada siniestra, pero ella era así.

-¿Algo más de ella?, cualquier cosa nos es útil- prosiguió Enzo.

-Bueno, Isa sentía miedo de una familia cercana a esa cabaña, les llamaba cabras o algo parecido, no recuerdo bien, lo siento. Sinceramente, nadie le dio importancia ya que solo era un par de ancianitos que cuidaban unas cabras.

-Gracias- dijo Enzo.

Ambos oficiales salieron de aquella sala. Manu se apresuró a coger su teléfono para llamar a Jaime pero antes de que pudiera hacerlo, Enzo le bloqueó la acción.

- ¡Enzo!- exclamó Manu- debemos llamar a Jaime para decir que mande una patrulla a...

Antes de terminar la frase Enzo empezó a sonreír.

-Después de decir que no debíamos confiar en Jaime, seguí pensando en toda la conversación que habíamos tenido con él. No hizo mucho hincapié respecto a las familias que vivían en ese mismo pueblo, por lo que hice mandar una patrulla a investigar la zona- dijo contento Enzo.

-¡Que buena compa!- felicitó Manu.

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