¿De verdad?

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Un día más empezaba para los oficiales. Iban mejor que las anteriores personas que habían comenzado el caso, pero tampoco encontraron mucho más. Pretendían atar cabos, por desgracia, había pasado mucho tiempo y la gente parecía haber enterrado el doloroso recuerdo dejándolo en el olvido. Tres personas muertas, una niña desaparecida y el mundo seguía girando.

Los chicos habían ido a observar la casa de los Pérez, llevaba seis años en venta pero nadie la compraba. La historia de aquella familia resultaba ser un impedimento para habitarla, como si los espíritus se hubieran quedado por allí vagando. Los objetos habían sido tirados a la basura, donados o repartidos entre la familia. Cuando se trataba de recibir bienes materiales, eso no era de mucha molestia. Los policías iniciales al cargo de la investigación decidieron que nada tenía la importancia suficiente como para requisarlo. Un tremendo error que lamentarían sin saberlo. Vivían en un chalé adosado bastante amplio, con un poco de jardín. Debían hablar con los vecinos los cuales declararon fuertemente contra la desafortunada familia y casualmente coincidieron con ellos.

-Disculpe, ¿es usted la señora Pilar Zurita?- preguntó Manu

-Sí, ¿pasa algo?- respondió la señora muy sorprendida.

- Venimos a preguntarla por la familia Pérez, somos...

-¡¡¡Y UNA MIERDA!!! Mi familia ya declaró lo que tuvo que declarar, y no nos arrepentimos de nada. Eran una familia muy bondadosa y todo lo que ustedes quieran, pero como vecinos eran muy molestos. ¡El maldito crio con la batería a todas horas era un infierno! Que descansen en paz y eso, pero más en paz descansamos nosotros.

La señora no dio lugar a más preguntas, tras decir tales salvajadas, los chicos se llevaron un portazo en sus morros. Aunque parecían culpables, estaba claro que no lo eran. Tenían cuartada y ni siquiera sabían donde quedaba aquella cabaña. Por mucho odio que tuvieran, de lo único que pecaban eran de monstruos.

De repente, una llamada sonó estrepitosamente y de inmediato, Enzo cogió el móvil. "¿De verdad?". Manu esperaba impaciente a que terminara la llamada, "¿una niña rubia?"... Después de cinco minutos, infinitos para Manu, Enzo le cogió del brazo en dirección al coche, les esperaba un viaje muy largo y a la vez muy corto.

La cabaña Donde viven las historias. Descúbrelo ahora