𝕱𝖔𝖗𝖇𝖎𝖉𝖉𝖊𝖓 𝕱𝖔𝖗𝖊𝖘𝖙

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•POV of T/n•

Camino con lentitud por el sendero del frondoso bosque. Estaba oscuro por completo y eso me producía escalofríos que me atravesaban el cuerpo de pies a cabeza. Solo se oían mis pisadas en conjunto con las suyas y de vez en cuando algunos sonidos los cuales me estaba obligando a pensar que era aves. Para evitar el proximo ataque de nervios, claro.

—Estas temblando.—Su voz me descoloca.

—No es cierto.— Murmuró mirando hacia adelante.

—¿Tienes miedo?— Inquiere y su tono es pura burla.

—Claro que no.

No puedo evitar que mis palabras suenen ofendidas. Si, tenia miedo, pero también mucho orgullo. Y era primero.

—¿Por que tiemblas entonces, cariño?

Cariño.

El siempre me llamaba así. Era un lindo apodo y seguramente me derretiría aquí mismo al oírlo, si no fuera porque lo utilizaba con ese tono altanero y soberbio que siempre utilizaba para con todos. Su intención era molestarme, siempre lo era. De cualquier forma una pequeña parte de mi, la idiota, ignoraba eso y tan solo disfrutaba de aquellas palabras que brotando de su boca, con esa voz tan malditamente sexy.

—Hace frío.— Me limitó a responder.

No era del todo mentira, realmente hacía frío, el viento soplaba con fuerza y estaba congelándome. Y como si apareciera para respaldar mi mentira, en ese momento una nueva ventisca se hizo presente volando algunos mechones de mi cabello. Me aferre a la tunica escolar con más fuerza y maldecí mi decisión de no haber traído otro abrigo o una bufanda al menos.

Draco soltó un bufido poco amable.

—No seas niñita y camina. Es tarde.— Soltó

Claro que el no me daría su abrigo mientras me decía unas tiernas palabras para confortarme, como en las películas muggles que tanto me gustaba ver. Así no era como el gran heredero sangre pura Draco Malfoy se comportaba.

—¿Te he dicho alguna vez que eres un grandísimo idiota?— Musité, molesta mirando su perfil iluminando por la luna.

—Si, cientos de veces.— Dijo de la forma mas desinteresada posible.

—Es que el apodo te queda como anillo al dedo.

Creí ver un indicio de sonrisa en su rostro pero desapareció tan fugazmente que puede que solo lo haya imaginado.

—Camina, Stevens. No me hagas arrastrarte por este bosque. Estoy bastante cansado.

Sus palabras me molestan. Y la poca paciencia que había logrado reunir se evapora lentamente.

—¿Sabes que esto es tu jodida culpa verdad?

—¿Mi culpa?— Espeta en un gruñido.

—Si. No estaríamos castigados si no fuera por ti, imbecil.

—¡Tu fuiste quien comenzó, desquiciada!

—¿Yo? yo tan solo estaba haciendo mi poción con tranquilidad.

Freno sus pasos de golpe, logrando que casi choque con su espalda pues iba unos pasos detrás de el. Se volteo lentamente y me dio una mirada furiosa. Los ojos de acero le brillaban en la casi total oscuridad, pero la poca visión que tenia no ocultaba la ira.

—Tu has empezado toda esta mierda de las jodidas bromas. ¿Que te has pensado, que luego de hechizar mi escoba iba a quedarme de brazos cruzados?

Hacia al rededor de unas dos semanas que llevábamos jugándonos bromas mutuamente. Y si, era cierto que yo lo había comenzado, pero había sido una tontería que en realidad fue idea de Ron. En una de nuestras visitas al campo de quidditch para ver a Harry, vimos al equipo de Slytherin también practicando y una cosa llevo a la otra. Todo finalizo con Malfoy siendo sacudido por los aires por su escoba, nada demasiado grave y sumamente divertido de ver. El problema fue que, de alguna forma Draco se entero y allí comenzó el caos. Un día después dejo mi trasero pegado, con un hechizo, a la silla del salon de clases de McGonagall. Luego yo se lo devolví pintando su cabello de violeta y el me coloco unos cuernos gigantes en la cabeza. El fatídico desenlace fue hace algunas horas, cuando de alguna manera en una clase de pociones de esta mañana, comenzamos a discutir a los gritos y mas tarde utilizamos nuestras varitas, provocando un caos en el salón.

𝙾𝚗𝚎 𝚂𝚑𝚘𝚝𝚜// [𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐦𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora