¿Qué pasaría si la profecía estaba incompleta?
¿Qué pasaría si Obi-Wan rescatara a otra niña con una gran sensibilidad hacia La Fuerza? ¿Y si entrenara a dos jóvenes al mismo tiempo? ¿Y si entrenara a Los Elegidos?
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A lo lejos se podía observar el gran planeta situado en el centro de la gran galaxia. Rowena había escuchado de este famoso planeta, donde las más grandes imágenes políticas y sociales residían allí, el centro del comercio, que no había ningún rastro de tierra o de árboles, que orbitaban en ella cuatro hermosas lunas, además de estar plagada de estrellas. Sylvester le había contado una noche, en la cual festejaban el cumpleaños del mayor, una vez que este fue a un bar para su día especial en ese mismo planeta, esa noche se había encontrado con un senador, según él, y que este le había ofrecido viajar por todos los planetas que le plazca con tan solo hacerle un favor. Según Ragnes, él ya sabía de antemano como eran los estafadores, estos tenía buen ojo para ver cual presa les convenía mejor.
Rowena se deleitaba con las historias que le narraba el mayor en las cenas, cada historia hablaba de un planeta completamente diferente al suyo, con tan solo escuchar una historia de él su imaginación volaba sin restricción alguna.
La nave se fue acercando mucho más al omnipotente planeta, por la cabina se podía presenciar claramente el poder que éste tenía. Ella estaba parada, cerca de los asientos delanteros, mientras que su nuevo compañero, Skywalker, se encontraba frente a ella, sentado al lado del piloto principal de la nave. El hombre le iba explicando al chico las diversas partes del tablero de piloto y sus funciones mientras que el niño escuchaba atentamente y de vez en cuando nombraba alguna parte y el hombre lo felicitaba.
Rowena se interesó por la explicación que daba el piloto, pero sus ojos volvían al brillante planeta. Cuando atravesaron la atmosfera notó que no eran los únicos entrando al planeta, también habían muchas naves saliendo de este.
-Coruscant, todo el planeta es una ciudad- Devonshire ya estaba enterada del dato por adelantado, así que solo se centró en seguir viendo a través del ventanal. Cada segundo se iban acercando más a un área en especial, al poco tiempo el piloto habló de nueva cuenta señalando a una plataforma con una gran nave- Es la nave del Canciller Valorum... y miren hacia allá, el Senador Palpatine nos espera.
La nave comenzó a descender en la plataforma sutilmente, pero Rowena no confiaba en ello y voló a una silla cercana y se sentó allí para alivianar el aterrizaje.