Midnight Addams nunca quiso ir a Nevermore, pero el destino y su familia tenían otros planes. Mientras su hermana Merlina ya navegaba las sombras de este siniestro internado, Midnight se ve arrastrada a un mundo de misterios oscuros y secretos morta...
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La chica no supo cómo agradecerle a su amigo lo que hizo por ella.
—Fue bastante... —pausó para encontrar la palabra correcta. —lindo, muchas gracias por tomarte el tiempo.
Xavier sonrió, había preparado un día navideño para Midnight y estaba complacido de ver que a ella le había gustado.
—No fue una molestia, me encanta verte sonreír.
Midnight le dio una sonrisa forzada, no entendía a qué venía su comentario.
—Claro, —susurró. —pero me tengo que ir.
El chico sonrió aún más. Le había encantado ver cómo Midnight dudaba de la respuesta que debía darle. Él sabía que la situación no iba a estar nada fácil si es que ella sentía algo por Tyler. Aunque aún le parecía completamente absurdo. La veía muy inteligente como para estar con alguien con aquél.
Decidió no pensar más en eso, tal vez ni siquiera estaba interesada en ese mesero y él ya haciéndose ideas absurdas en la cabeza. Aunque de algo sí estaba seguro, haría todo lo posible para que ella se sintiera feliz, cómoda y que se sintiera en su hogar.
Sabía que su casa no era su hogar, ahí estaba su familia pero no su familia. Midnight le había contado muchas cosas a él, se habían sincerado el uno con el otro y por un momento maldijo a los Addams por hacer sentir a su amiga de esa forma. Por hacerla creer que no era suficiente y que nunca iba a ser querida. Por no darle nada más que dinero.
Podía ver que ella era muy distinta al resto de esa familia, incluso era muy distinta a Merlina, y no para mal, al contrario, él amaba que Midnight pudiera ser la propia versión de sí misma, de no tener que aparentar nada y ser feliz siendo ella. Era lo que más quería y estaba dispuesto a todo para conseguirlo.
—Otra vez tú pensando en tu cuento de hadas. —interrumpió Ajax.
—Te aseguro que es todo menos un cuento de hadas, y está bien, es lo que quiero para mí.
—¿Quieres vivir en un cuento de vampiros? —Ajax rió. —porque es lo que da familia parece. Todavía temo que de tanto exponer a Midnight al sol, termine haciéndose polvo. —ambos chicos rieron.
—No seas estupido.
—Solo digo lo que pienso. Es muy bonita, sí, pero da miedo. Siento que en cualquier momento sacará su lado Addams y se terminará convirtiendo en una asesina serial. —el chico se sacudió, como si de esa manera sacara todas sus vibras.
—Al menos puedo vivir en paz sabiendo que no se convertirá en lobo y me comerá cada que la haga enojar. —Xavier sonrió con burla y elevó ambas cejas en un gesto de diversión al ver la cara de Ajax.
—¿Sabes? Eso no lo había pensando. —apuntó con un dedo la cara de su amigo. —Gracias por agregarme un nuevo miedo.
—De nada. —Thorpe hizo un gesto restándole importancia.
Y esa noche, al irse a dormir, volvió a tener una pesadilla.
Él se encontraba parado en medio del bosque, todo estaba completamente oscuro y se le dificultaba tanto ver más allá de lo que tenía enfrente, que incluso era complicado de ver. A lo lejos aparecen dos pequeños faros, parecen ser de un auto, pero no logra distinguir bien a la persona que baja de él.
Se acerca un poco más para esclarecer su visión y se esconde detrás de un árbol cuando la chica voltea hacia donde él se encontraba. Observa un rato y después comienza a caminar, adentrándose más al bosque, las hojas caídas siendo aplastadas por cada paso que daba. Xavier decide seguirla, quiere averiguar qué hace ahí.
De pronto, los ruidos de un animal acercándose hacen que el miedo se apodere de él, sabe que no es cualquier animal, lo ha visto antes pero no recuerda de dónde. Sabe que es muy peligroso, que ella no debería estar a esas horas ahí, que está corriendo peligro.
Justo cuando estaba dispuesto a acercarse para apartarla del camino y esconderla, ocurre algo que nunca imaginó que pudiera suceder, el monstruo se inclina hacia la chica.
Ella no le teme, solo sonríe con aires de superioridad. Puede ver porque las luces del auto siguen encendidas. La confusión y la incredulidad se han apoderado de él y no se da cuenta de que se ha echado para atrás, ocasionando un estruendoso ruido sobre las hojas marchitas.
Al mismo tiempo, la chica y el animal dirigen su atención a dónde provino el ruido, y él no tiene más remedio que huir, salir corriendo para salvar su vida ha sido su mejor opción. Aún no entiende que hacía ella con eso, y menos porque se hincó y no la atacó, como había estado haciendo en sueños anteriores.
Sentía que no podía más, tal vez llevaba mucho tiempo corriendo, ya no veía nada más, ni a ellos ni al auto. Eso significaba que ya se encontraba lejos del peligro.
Se recargó sobre un árbol, necesitaba tomar aire con urgencia, sus pulmones necesitan oxígeno, su pecho dolía y se alzaba continuamente y con un ritmo alarmante. Su respiración estaba agitada y las gotas de sudor que caían sobre su frente eran testigo de lo mucho que tuvo que correr.
Entonces, cuando creyó estar a salvo, el monstruo se abalanzó sobre él. La sonrisa de ella y cómo su cara era manchada por gotas de sangre. Aún así, ella seguía siendo hermosa.
