Midnight Addams nunca quiso ir a Nevermore, pero el destino y su familia tenían otros planes. Mientras su hermana Merlina ya navegaba las sombras de este siniestro internado, Midnight se ve arrastrada a un mundo de misterios oscuros y secretos morta...
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Era falso. Merlina y Tyler no estaban en una relación, así que nada le impidiría que Midnight fuera amiga del chico.
Aunque sí notaba un repentino interés de parte de él que se le hacía extremadamente extraño. Ajax había logrado que Enid le dijera que las cosas entre Merlina y Tyler no estaban del todo bien ya que se habían peleado fuertemente hacía algunas semanas y todavía no habían arreglado su problema.
Al parecer Tyler no tenía intención de hacerlo, y sabía que Merlina jamás tomaría la iniciativa. Ella prefería quedarse sin familia antes de dar su brazo a torcer.
Y muy en el fondo, Midnight no era así, y por alguna razón Xavier estaba agradecido por eso.
Como ahora que desde el balcón, la miraba caminar pensativa por los jardines, con un brazo abrazando al otro y la mirada perdida.
Era hermosa, desde la distancia él podía notarlo.
Hoy había club de tiro con arco, y Xavier esperaba que, al menos en esta sesión, Midnight estuviera presente. Habían pasado algunas semanas desde que ella había entrado al club y solo recuerda haberla visto en la clase muestra que le dio el chico.
Nunca la había visto disparar un arco y quería ver que tanto sabía.
—Puedes dejar de observarla. —pidió Ajax entre risas.
—¿A quién? —Xavier se hizo el que no sabía.
—No te hagas.
El pelilargo rió. —Solo me pregunto que pasará por su cabeza.
—Bueno, a mí no me gustaría saberlo. —confesó con terror. —Seguro tiene pensamientos asesinos.
Ambos rieron. —Seguro.
—No se parece en nada a Merlina. —dijo Ajax.
—Creo que ese es el problema.
—No entiendo.
—No lo sé muy bien, parece ser que tiene problemas con sus padres.
—Entiendo perfectamente, nadie en Nevermore tiene buena relación con sus padres.
—La maldición de Nevermore. —Xavier dijo irónico.
Midnight, quien no tenía idea de que era el tema de conversación entre el par de amigos, se encontraba perdida en sus pensamientos. Recordando aquellos momentos donde se percibía feliz, cuando no había diferencias entre las dos Addams, aunque desde pequeñas sus padres siempre mostraron admiración por su grandiosa hija Merlina.
El tío Lucas era el único que las quería por igual, sabía que ambas eran distintas y había sabido adaptarse a ello.
Midnight extrañaba demasiado a su tío, hacia tiempo que no lo veía y le pesaba.
Como igual le pesaba la situación con sus padres, claro, nunca habían sido cercanos, principalmente porque si niña de oro era Merlina, pero a pesar de todo seguían siendo sus padres y los respetaba. Al contrario de Merlina, quien tenía todo el amor de sus padres y simplemente los trataba como basura.
La familia Addams siempre habían sido una familia muy bien posicionada, podían darse el lujo de gastar y derrochar su fortuna como a ellos les diera la gana. Eran la familia perfecta, con unos padres perfectos e hijos perfectos, pero esa fachada no era la verdadera familia Addams. Ellos ocultaban secretos. Secretos que de salir a la luz, acabarían con la familia modelo.
No eran tan graves, al menos no lo parecían para Midnight, pero sí les afectaría. Merlina lo sabía y había iniciado una investigación sobre un viejo asesinato ocurrido en la academia Nevermore. Hacia años una chica presenció la muerte de un normie que cayó justo del balcón desde donde Midnight estaba siendo observada por dos chicos.
Nadie lo sabía, y mucho menos estaban enterados de quién había sido el verdadero responsable de esa muerte. A Midnight no le interesaba lo que había ocurrido antes de su nacimiento, pero Merlina parecía estar empeñada con destruir a su familia. Se encontraba investigando una serie de sucesos ocurridos en las últimas semanas en los al rededores de Nevermore y de Jericho.
Una extraña criatura los observaba, y especialmente a la hermana mayor. Ella poco a poco iba esclareciendo los hechos y estaba cada vez más cerca de su maldición.
Estaba apunto de encontrar a la mente maestra que tanto había estado buscando, sin saber que ella estaba más cerca de lo que esperaba.
—Midnight, es muy raro encontrarte por estas áreas.—exclamó sorprendida la profesora Thornhill.
La chica la observó detenidamente y después de unos segundos, ella sonrió. —Solo exploraba.
—¿Gustas acompañarme a tomar una taza de café? Nos vendría bien con este frio. —ofreció mientras se abrazaba con ambos brazos.
Era cierto, el clima era estúpidamente helado, incluso al hablar salía humo de la boca, pero Midnight no lo sentía por ser ella la responsable de aquel frío día.
—Estoy muy bien, gracias, profesora.
Su cara demostraba empatía, pero en realidad sentía todo lo contrario. Su cuerpo estaba rígido y su mentón muy arriba.
—Bueno, si necesitas algo, sabes dónde encontrarme. —Se despidió. La pelinegra asintió, no le tomaría la palabra.
Cuando la profesora pasó a su lado, ella observó sus botas rojas llenas de lodo. Venía de algún lugar del bosque porque hacía algunas horas había llovido y todo se encontraba enlodado.
La profesora solía caminar por el bosque en busca de algunas plantas para sus clases.
Pero eso a la chica no le importaba en lo más mínimo, tenía que pensar, buscar alguna manera para ocultarse en las sombras. Aunque eso no era difícil porque toda la atención estaba en la pelinegra mayor.
La perfecta Merlina descubriría algo para lo que no estaba preparada.
