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―Xavier, tu madre escribió en clave o algo parecido. No logro encontrar coherencia en sus palabras —confesó Midnight, su tono sombrío pero con un matiz de frustración apenas disimulado.

El chico dejó escapar un suspiro pesado, apoyando la cabeza en sus manos. Habían pasado horas sumergidos en ese diario, intentando descifrar las palabras dispersas de su madre, pero lo único que obtenían eran fragmentos de pensamientos que no llevaban a ninguna parte. Las entradas del diario estaban llenas de divagaciones sobre sentirse extraña, de perderse en la neblina del olvido... pero jamás mencionaba qué era lo que no lograba recordar, qué era lo que la hacía sentir así.

Midnight no dejaba de pensar en Tyler, y en la fotografía que había encontrado en su habitación. Era como una espina que no lograba quitarse de la mente. Se había infiltrado en su subconsciente, enredándose en sus pensamientos hasta convertirse en una obsesión silenciosa. Pero, ¿cómo podría explicarle eso a Xavier? No estaba lista para compartir sus sospechas, no sin estar segura, y mucho menos quería admitir que había estado sola en la habitación de Tyler, espiando.

—Es inútil, Mid —la voz de Xavier se tiñó de desaliento, la frustración dibujando arrugas en su frente—. Es como si cada vez que creemos estar cerca de algo, al final no tenemos nada.

Midnight frunció el ceño, su frustración reflejada en la forma en que sus labios se torcían en una mueca. No era de su naturaleza ayudar a los demás. De hecho, era todo lo contrario. Pero algo en Xavier la desarmaba, la hacía querer extender una mano, incluso cuando su instinto le decía que debía mantenerse alejada. La amistad con Leya era una cosa, pero con Xavier... eso era diferente. Algo en esa relación la confundía, la desafiaba.

¿Por qué lo estaba ayudando? ¿Qué ganaba con todo esto?

―Seguro que hay algo más —respondió Midnight, su voz sonando más firme de lo que realmente se sentía—. Algo estaba sucediendo. No creo que esto sea todo lo que podamos encontrar, Xavier.

El chico se quedó en silencio, sus ojos azules fijos en Midnight, como si buscara algo en ella que no lograba encontrar. A veces, esa mirada la ponía nerviosa, pero no se lo mostraría. No era de las que se dejaban intimidar. Pero en el fondo, sabía que Xavier también llevaba su propio peso, sus propios demonios. Había escuchado los rumores que corrían por Nevermore, los susurros de que Midnight era algo más que humana, quizás una criatura oscura que había heredado los peores rasgos de la familia Addams. A pesar de lo absurdo de esos rumores, una parte de él no podía evitar dejarse influir por ellos.

Se sacudió esos pensamientos, regresando al presente.

—Creo que mi padre tenía razón —dijo Xavier, su voz quebrándose levemente—. No debería estar buscando nada sobre mi madre.

Midnight levantó una ceja, su expresión una mezcla de burla y desafío. —O tal vez lo dice porque hay algo que no quiere que descubras. Un oscuro secreto familiar, quizás. Su tono era sarcástico, pero había una pizca de seriedad en sus palabras. Tomó un pequeño caramelo del tazón que estaba entre ellos y lo deshizo entre sus dedos, jugando con él mientras lo miraba de reojo.

Midnight | Xavier Thorpe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora