5. Duerman mi cerebro.

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Scarlett.

Para nadie es un secreto que mi ropa no es lo más decente del mundo, o no por lo menos para ir a una iglesia donde se ve gente muy recatada, pero la intención es lo que cuenta.

Es por eso que decidí vestir con un traje negro que para no verme aburrida poseía unas plumas en la parte de los hombros, y como me encantan los escotes no me puse nada más por debajo, solo el blazer. Ah, no olvidemos la elegante cadena con una cruz para verme más religiosa.

Cuando le mostré mi atuendo a mi madre ella me miró mal, y menos mal porque si no lo hacía significaba que estaba dejando mi estilo y glamour a un lado, eso no podía suceder. Camine junto a ella y con los brazos entrelazados, me encantaba aprovechar los pequeños momentos de afecto con ella, era lo mejor.

Al llegar a la iglesia vi de inmediato al poste con alas hablando con un hombre con traje eclesiástico, no era el sacerdote así que concluí que era el tal Fabián, no le encontré lo atractivo por ningún lado. Para qué nos vamos a mentir, yo nunca le encontré ningún atractivo a los hombres y es por eso que soy más lesbiana que persona. Por cierto, debo contratar mis hormonas, últimamente andaba bastante alborotada y eso no me gustaba en lo absoluto, menos cuando no podía tener la boca calladita frente a Abigail.

Todo los del coro tomaron sus respectivos lugares y ahí fue cuando la mirada de Abigail se encontró con la mía, no comprendí cómo fue que me reconoció entre tantas personas, pero me hizo sonreír, saludo discretamente con la mano cuando yo empecé a saltar moviendo el brazo dramáticamente para que no me perdiera de visto, lo que logré fue que todos en la iglesia pusieran los ojos en mí y ella enrojeciera.

—¿Acaso ustedes no están felices de venir a alabar al señor? Además, el coro ya va a empezar a cantar y eso siempre me pone muy sensible.

Mi madre finge que no viene conmigo y Abigail que no me conoce, no me importa, yo aún sigo esperando que canten una buena canción.

Take me to church
I'll worship like a dog at the shrine of your lies
I'll tell you my sins so you can sharpen your knife
Offer me that deathless death
Oh good God, let me give you my life

Pero como no todo es bueno en esta vida, empezaron a cantar otra y no mi himno. Hice una mueca cuando me di cuenta de que entre más se repetía la canción la gente más gritaba y lloraba, eso siempre me daba miedito, siempre tuve la idea de que de tanta repetición los estaban mentalizado a creer en todo lo que decía la letra, con el cerebro dormido y las ideas borrosas.

Por favor, duerman mi cerebro con Take me to church y todos seremos felices porque bendecirán nuestros oídos.

Abigail.

Estaba claro que Scarlett no estaba poniendo atención a una sola palabra de lo que decían en la misa y cuando lo hacía solo negaba con la cabeza, como si a ellos también les quisiera llevar la contraria.

Mi maestra de temas prohibidos me miraba de manera constante y eso no me permitía concentrarme del todo, eso me hizo sentir un poco culpable y fue aún peor cuando me confundí con una parte de la letra por culpa de sus muecas respecto a la canción. Empecé a orar en silencio, con fé y...

—Abigail, ¿dónde queda un baño? Me voy a orinar —escuche un susurro que justo en ese momento fue como una pesadilla.

No entendía muchas cosas en ese momento y una de ellas era cómo rayos había llegado aquí, se supone que se debía quedar quietecita en su puesto. Para no interrumpir la oración de nadie ni causar más problemas la tomé de la mano para dirigirla hacia donde quedaban los baños.

—No me mires mal, a cualquiera le pueden dar ganas de orinar. Son cosas de seres humanos.

—Lo sé, pero ¿Justo tenías que esperar a que todo el mundo estuviera orando?

NO ES MISERICORDIA LO QUE BUSCO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora