4. Atleta de Dios.

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Scarlett.

Con Abigail acordamos enseñarnos nuestras versiones de la vida, está claro que ambas la vemos de un modo muy distinto y es divertido ver cómo puede resultar.

—¿Realmente me vas a acompañar a la iglesia el domingo? —se me acerca preocupada y me toca la frente— ¿Tienes fiebre? ¿Te sientes bien?

—¡Ay, mamá! Solo lo hago porque quiero acompañarte, no porque me encante ir.

—Gracias por tu sinceridad.

Asiento contenta, incluso cuando mi madre me está matando con la mirada, y mejor salgo a correr antes de que empiece a pelear por lo que sea que se le ocurra, no quiero drama con ella ahora mismo. Además, ni siquiera le he contado el incidente con el profesor ayer.

Continuo mi camino como siempre, aunque justo cuando veo la puerta del instituto se me ocurre volver a huir para no tener que enfrentar nada de lo ocurrido. Al cruzar el portón me encuentro con el director, el cual cuando me ve parece que me estuviera esperando.

—Señorita Moss, acompáñeme.

Sin más opciones decido seguirlo, al llegar a su oficina me encuentro con un golpeado profesor, tiene golpes que no le hice yo. Intento devolverme, pero el director a mi lado me lo impide.

—Intenté llamar a su madre, pero no respondió mis llamadas.

Claro, si yo siempre me encargo de anotar otros números cuando toca llenar documentos.

—Es una mujer muy ocupada.

—¡Y usted es una loca! —se mete el profesor y levanto la mirada, no solo para mantenerme firme sino porque mi estatura me obliga.

El profesor empieza a relatar su versión de la historia y no me sorprende que quede como la victima él y yo como la mala. Cuando yo empiezo a hablar me molesta ver su sonrisa burlona, me hace sentir insegura y a la final ya ni sé lo que digo.

—Moss interrumpió mi clase.

—Su materia son números, matemáticas y operaciones, no tiene nada que ver con la ropa de las mujeres —me enfrento a él.

—Nada justifica la violencia.

—Tampoco hay justificación para que él intentara subirme la falda.

—¿No había dicho que lo que había intentado era tocarle la pierna? Lo que yo pienso es que usted está muy confundida y no debería de mentir sobre un docente de esa forma para excusarse —habla el director.

—Mis compañeros fueron testigos.

—Sus compañeros son igual que usted, adolescentes confundidos y hormonales que creen tener la razón de todo lo que dicen y creen saber todas las respuestas. No es por nada, pero aún le falta mucho para vivir para decirme a mi o el profesor como enfrentar este tipo de problemas, y él ha trabajado durante mucho tiempo aquí y nunca había tenido ninguna queja.

—Está bien, ya entendí. Para ustedes yo soy la culpable y mentirosa.

Me trago la rabia cuando me lanzan la noticia: debo disculparme con el profesor y hacer horas extra en alguna cosa.

Abigail.

No todo es malo después de todo, Scarlett dijo que a mí no me enseñaban nada sobre educación sexual y hoy en la mañana, después de la oración para empezar el día como el señor manda, nos dieron la noticia de que iban a hablar con nosotros sobre reproducción humana ¡Ja, en tu cara minion loca!

—La solución para evitar enfermades de transmisión sexual, embarazos no deseados o decepciones es que no tengan sexo, eviten los pecados y vivan en abstinencia. Listo, la clase ha terminado.

NO ES MISERICORDIA LO QUE BUSCO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora