9. ¿Busco misericordia?

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Abigail.

Esta vez me había confesado en una iglesia distinta, pues no quería que el sacerdote de la iglesia reconociera mi voz. ¿Como había convencido a mi madre? le dije que como aspirante a monja me gustaría conocer diferentes iglesias. Odiaba mentirle.

-Esta vez la penitencia estuvo larga -comenta cuando salgo de la iglesia, todas las facciones de su rostro me juzgan en silencio.

-No me parece. De igual modo, eso ya quedó entre Dios y yo ¿No?

Aquí la verdadera cuestión es: ¿Estoy arrepentida de lo que confesé? ¿Voy a redimirme? ¿Busco misericordia?

Observo mi celular varias veces en el camino, realmente quiero escribirle, pero no quiero molestarla... Scarlett. Scarlett. Scarlett.

-¿Quién es Scarlett?

Me ahogo con mi propia saliva, mi madre ahora lee pensamientos. No puede ser.

-¿Por qué preguntas?

-Siempre mencionas ese nombre últimamente cuando hablas con cualquier persona, solo que al parecer no te das cuentas ¡Hasta al sacerdote le dijiste Scarlett!

-Eso no es cierto -me defiendo asustada, ahora resulta que me estoy volviendo loca y hasta obsesiva, que miedo.

-¿Quién es?

-Es un personaje de una novela turca que estoy viendo, solo que murió injustamente y ahora me tiene un poco traumada.

Después de abrir la boca caigo en cuenta del montón de fallas que tiene mi grandiosa excusa, aunque por suerte mi madre parece estar centrada en criticarme de otro modo.

-El señor también murió de una manera horrible e injusta y eso no te tiene traumada, así que deja de...

-¡Eso también me traumó un tiempo! ¿O es que olvidas de lo mal que estaba cuando me obligaban a ver esas películas de la crucifixión en semana santa?

Se ríe empezando a recordar esos tiempos y se olvida del otro asunto, por suerte. Aunque no es mentira, siempre lloraba y terminaba peor cuando no me permitían hacer otra cosa que no fuera ver películas que me dejarían traumada.

* * *

Tomo mi celular una vez más, solo que esta vez recostada en mi cama y con un debate mental ¿La llamo?

Mejor no lo pienso más y ya.

-¡Vete a la mierda, maldita sabandija! -contesta de inmediato.

Sí, cuando dije que no lo iba a pensar me refería a que lo haría sin dudar más. Aunque... Su respuesta a mi llamada no fue la esperada.

-Emm... Soy Abigail.

-Oh, ¡Lo siento! Pensé que eras otra persona.

-Sí, una sabandija, al parecer.

Eso le causa gracia y el sonido de su risa se escucha bastante bonito, incluso si es en línea. Suspiro ahora con curiosidad ¿Quién será aquella sabandija fea que la provocó para que ella le contestara de ese modo tan vulgar?

-Que bueno que llamaste, no lo esperaba. Ya hace un tiempo había perdido la esperanza de tener tu número entre mis contactos.

-Dicen por ahí que la esperanza es lo último que se pierde -hacemos silencio, mientras que yo busco mentalmente una excusa por mi llamada-. ¿Tienes música que me recomiendes?

-¡Por supuesto! La que quieras, aunque intentaré recomendarte las que no contengan muchas groserías -su emoción me hace saber que escogí la excusa perfecta.

NO ES MISERICORDIA LO QUE BUSCO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora