I. El hombre de mi sueño (Parte 1)

2.1K 28 0
                                    

Estaba sentada en la meseta de mi cocina, en ropa interior y usando una sport que solo me cubría la parte de arriba de mi cuerpo. Tenía mi celular en la mano, me encontraba escuchando música, siempre The Beatles me tranquilizaba en esos momentos de ocio. Decidí bajarme de la meseta e ir hasta mi cuarto, y ahí estaba él, enfrente estaba un hombre completamente desnudo, pero que para mí parecía muy ardiente. 

El hombre tenía unos musculosos brazos que se dejaban notar por su camisa de botones, que por cierto no estaba del todo cerrada, pero que dejaba ver, en el hombre que estaba recostado, un pecho muy bien formado.

A pequeños pasos me le acerqué hasta la cama, pero el hombre se levantó y no dejó que yo fuera hasta él. Yo ya estaba a la mitad del camino entre la cama y él, el hombre se me acercó a mi piel clara y huera, me tomó la mano con mucho cuidado y le dio un beso. Yo estaba un poco asustada ya que no lo conocía, pero algo en ese hombre me estaba diciendo que no era tan malo como alguna vez llegué a pensar. El hombre se me acercó cada vez más hasta mi boca hasta que por fin me besó. Ambos continuamos con los besos hasta que ya no podía más, cada vez me estaba calentando hasta no poder, no podía dejar de pensar en que estaba haciendo estas cosas con un hombre que no conocía, pero al sentir sus labios casi pegados con los míos hacia que esté ya no sea un problema.

Yo no sabía que era lo que él estaba sintiendo pero, al sentir como su caliente mano pasaba por mi pierna, acariciándola con mucha delicadeza, me estremecía demasiado. 

El hombre dejó de besarme por un instante y luego dirigió su boca hasta mi pecho. Yo estaba cada vez más ardiente. A este grado de erotismo, tomé la mano de aquel hombre y la comencé a dirigir por todo el largo de mi pierna. Dejamos por un lado mi pierna y el hombre me besó con los labios en medio del pecho, con una de sus manos me estaba acariciando y apretando con mucha delicadeza para no herirme. A cada minuto que pasaba yo me estaba sintiendo cada vez más estremecida, no podía resistirlo más, ya no podía aguantar tanto erotismo, me estaba matando por dentro. 

Él me quitó el sport que tenía por encima y la dejó caer al suelo, no traía mi sostén conmigo, por lo que el hombre una vez más me besó en los labios mientras me estaba apretando los pechos con sus manos. 

El hombre se dejó de esas cosas y procedió a quitarse la camisa y luego los pantalones, hasta que ya estaba completamente desnudo al frente mío. 

Me puse de espaldas contra él y sostuve la cabeza del desconocido por encima de mi hombro. Este hombre me estaba mientras tanto, me estaba acariciando el vientre, yo estaba sintiendo su miembro cerca mis piernas. Me incliné hasta la cama como si estuviera buscando algo y miré fijamente a aquel hombre. Él solo me retiró mis pantis e insertó su miembro dentro de mí. Yo me estaba sintiendo cada vez más viva mientras que este hombre estaba empujando su miembro dentro de mí, me estaba estremeciendo cada que la piel de este hombre golpeaba contra mis glúteos. Yo al parecer no podía dejar de gemir a cada momento que este apuesto hombre me estaba haciendo el amor.

Hubo un momento en el que este hombre misterioso ya no estaba usando sus caderas, solo estaba de pie, era yo la que estaba tomando el control. Me estaba moviendo lentamente hacia delante y hacia atrás. En esos momentos estaba sintiendo una sensación tan placentera hasta que me detuve. El hombre con el pene en la mano me comenzó a acariciar la vagina, nadie que yo conociera me había hecho eso antes, y yo lo estaba disfrutando más y más. El hombre aumentó la velocidad y yo tenía la sensación de que m me estaba desmayando, el placer era tan bueno que no podía dejar de gemir más fuerte que antes. Miré al hombre a los ojos mientras aún estaba de espaldas, nuestras miradas estaban conectadas, eso me excitaba más. Él acercó sus labios hasta mi boca y nos conectamos aún más. 

Mientras nos estábamos dando un apasionado beso. Ya estaba a punto de llegar al orgasmo. El hombre aumentó aún más la velocidad apoyándose en mis glúteos. Por fin llegué al orgasmo, un gran orgasmo que no había sentido antes.

El hombre de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora