Ese día, cuando abrí los ojos, podía sentir que alguien me estaba abrazando por la espalda, Pablo me cubría el estómago. No sabía qué hacer. Si me movía lo despertaba y si no lo despertaba llegaríamos tarde a trabajar. Tuve que moverme con cuidado para no despertarlo apartando su brazo de mi estómago para luego irme al baño.
Ya una vez en el baño y sin tener ninguna ropa puesta, no podía dejar de darle vueltas al asunto en el que yo estaba. Por un lado estaba Pablo que era un amor conmigo y por el otro estaba Raymundo, el dueño de mis orgasmos juveniles... pero casado.
Yo no estaba haciendo esto por venganza, lo estaba haciendo por que en verdad me gustaba Pablo y como estaban las cosas con él me hacía recordar que yo quería un hombre que fuese pendiente de mí y que no estuviese preocupado por el trabajo, no de tal manera en la que estaba Raymundo; además que no sea un hombre casado, porque eso era como morder la manzana prohibida, ya le pertenecía a alguien y no lo podía tocar para nada. Pero con las insistencias de Raymundo hacia que todo esto fuese más difícil... vaya día, y eso que todavía no comenzaba.
Ya me había terminado de bañarme. Salí de la ducha directo a la cama y ahí seguía Pablo. Se acababa de despertar y estaba con los ojos desorientados, apenas podía percibir que ya era de día.
–Buenos días, amor –Me dijo en cuanto me vio
–Buenos días –Le dije
–Te parece si... –No terminó de hablar porque le interrumpí
–Ahora no nos queda tiempo, vamos a llegar tarde a la oficina
–... Te iba a decir que si podemos desayunar algo –Terminó diciendo
–Claro, pero que sea rápido porque hay que irnos
Salimos de la habitación y fuimos a comer a la cocina, ahí aún estaban los tacos que habían sobrado de la cena del día anterior. Teníamos que comer algo o no estaríamos rindiendo el resto del día.
Puse a calentar la carne de los tacos, ya que las tortillas ya estaban muy duras y así no nos gustaba comer. En lo que yo estaba de un lado de la estufa usando un satén para calentar la carne en trozos. Pablo estaba justo a un lado mío calentando nuevas tortillas que no se habían abierto en el comal.
–Qué crees que es lo que necesita una mujer
–Lo que todas necesitan es un poco de sexo
–No creí que así pensaras
–Pues eso es lo que todas las mujeres necesitan... y si eso falla entonces es ponerle atención, no se puede vivir solo de sexo
–Creo que eso es todo lo que necesito en un hombre
–Yo creo que soy ese hombre para ti
–Si claro, déjate de eso y vamos a comer –Le di un beso en los labios
Por fin habíamos terminado de prepararnos la comida, ya estábamos un poco atrasados, pero no importaba que nos retrasáramos un poco más solo para comer, si nos íbamos a arriesgar a algo sería mejor que nos arriesgáramos por completo.
Comimos por un rato, todo fue rápido y quedamos satisfechos. Llevé los platos a la cocina, ya nos habíamos terminado la comida. Me dirigí hasta el baño, me lavé los dientes y luego cada uno se estaba dirigiendo hasta su auto.
Justo cuando Pablo se estaba subiendo a su auto me acerqué a él y le dije que porque en vez de que él se fuera en su auto porque no nos íbamos los dos en el mismo para ahorrar gasolina y todo eso.
Era más que obvio que él me haría caso, yo lo único que estaba buscando era que él me acompañara para que cuando llegáramos le pudiese restregar a la cara de Verónica que tenía un hombre mejor que él que ella se había follado. No tenía idea sobre lo bueno que era mi plan pero en mi mente no podía tener fallas.
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El hombre de mis sueños
Roman d'amourEvelyn, una mujer que busca a su hombre ideal. Raymundo, ex actor porno, y Pablo, el hombre más atento que Evelyn haya podido conocer. Ahora Evelyn deberá escoger entre ellos dos. Pero el indicado no solo debe ser caballeroso y detallista, sino un h...