II. Nos arruinó el momento (Parte 2)

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Tomé su mano y la apreté con las mías, estaba temblando y no lo culpo, su mano estaba caliente, deduje que la mayor parte de su cuerpo estaría igual. Acerqué mi silla con la de él. Me acerqué un poco más a sus labios, justo cuando se iban a encontrar llegó una señora con una bandeja, traía con ella dos cafés encima.

Básicamente la señora nos arruinó el momento, estaba a punto de besarlo y nos separamos. Creí que ya no lo tendría cerca como hacia solo un segundo después. Algo pasó casi al instante. Raymundo tomó la iniciativa y él me besó. Sus labios eran más suaves de lo que me había imaginado cuando lo veía por internet hace algunos años. Tan suaves que no podía evitar no despegarme de ellos y mientras más duraba el beso, mejor se estaba poniendo. Él fue el primero que metió su lengua dentro de mis labios, primero mi labio inferior y luego mi labio inferior. Era una sensación tan placentera que cuando nuestros labios se despegaron yo ya los estaba extrañando.

Al voltear a ver alrededor después de abrir los ojos, noté como algunas personas estaban observándonos, debieron de presenciar el espectáculo que dentro de nuestros labios acababa de ocurrir.

Raymundo tomó un sorbo muy largo a su café. Hice lo mismo, me di cuenta que la temperatura de sus labios estaba casi al mismo que la del café.

-Está muy rico -Dijo y luego me dio un beso inesperado

Pero esta vez sus labios estaban tan elevados de temperatura, tal y como el café que acabábamos de tomar, fue un beso muy corto, bastante cortó como para gustarme, hubiese preferido tener de él otro beso como el primero, pero no se podía todo en el mundo y al mismo tiempo.

En esos momentos no estaban funcionando mis neuronas como deberían, ellas estaban alborotadas de tal manera que en m estomago se estaban sintiendo las famosas "maripositas", ellas estaban revoloteando por todos lados. No había tenido una conexión así con alguien, era la primera vez que me enamoraba de esa forma. Con los que yo solía salir eran tímidos pero ninguno estaba dispuesto a correr el riesgo como Raymundo, la combinación que él era me hacía enloquecer.

-Espero que te haya gustado el café -Me dijo

-Sí, me encantó ¿Qué opinas sobre los juegos? -Le dije, no completé la pregunta sabiendo que él ya sabía a qué iba esta conversación

-He jugado muchos, cuando trabajaba en eso. Ahora a las mujeres les parece algo tonto pero a mí me gusta variar. Lo convencional se vuelve monótono y eso aburre algunas veces

-Me gustaría que me enseñaras -Le dije atreviéndome a eso

-Me parece bien ¿Qué juegos tienes planeados?

-No lo sé no he probado ninguno, tampoco las fantasías, nada, mis parejas anteriores han sido aburridas en eso

-Si acabas el café te puedo enseñar algunas cosas

No lo pensé dos veces, me acabé el café con sutileza y para que no pensara que estaba desesperada. Él ya se había terminado el suyo, así que dejó u billete de dos dígitos en la mesa y aviso a la mesera que necesitábamos irnos.

Fuimos al auto y me pidió llevarme a mi casa.

- ¿Que pasara con mi coche? -Le dije

-Lo dejamos en la oficina y luego mañana te lo llevaras a tu casa

-Acepto

En cuanto llegamos a mi casa, yo quería entra, y que él me mostrara todo lo que sabía, pero en vez de eso. Raymundo vio que nadie estaba cerca observando y con cristales polarizados nadie lo notaria.

Con un movimiento brusco sacó el volante y lo aventó hacia atrás. Tomó mi mano y la puso en su pierna. Luego se me acercó más rápido de como lo había hecho en el café y me besó, aún estaba el sabor del café en su boca.

Me atreví a levantarme de mi lugar y me senté justo en el suyo. Él estaba sentado en su asiento y yo estaba encima, mirándolo fijamente a los ojos. Podía sentir como su pene estaba creciendo lo suficiente como para llenarme. Seguimos con más besos en los labios hasta que el mismo cortó el momento.

Me miró fijamente hasta que sus labios comenzaron a recorrer todo mi cuello. Se sentía tan bien que yo comenzaba a gemir. Incluso cuando la situación no era la que yo esperaba.

Me sentía tan rica cuando, además de besarme en el cuello, sus labios comenzaban a bajar hasta mis pechos, pero justo cuando pensaba que lo haría entonces regresó hasta mis labios. Se suponía que yo sería la que controlaría la situación pero no podía competir con lo que me estaba haciendo. Por lo que decidí complacerle también. Con mi lengua le besé el cuello, justo como él lo había hecho, y luego me fui atrás de su cuello.

Podía sentir como sus manos estaban empezando a rodear mi trasero, hasta que ya lo podía sentir por completo.

Me quité la blusa y dejé que me siguiera besando en el cuello, hasta que bajó a mis pechos. Desabroché mi sostén y mis pechos estaban al aire libre. Raymundo puso su cabeza en medio de ellos mientras los estaban apretando con suavidad. Me encantó tanto que lo alejé de ellos y le dije.

-Por favor, házmelo ya

No quiso hacerme caso, tomó uno de mis pechos y lo apretó mientras el otro lo estaba jugueteando con su lengua. Necesitaba eso, mi respiración aumentaba y mi sangre latía con más rapidez que antes, tal vez al mismo ritmo que cuando estábamos en el café.

-No puedo más -Dije

Raymundo se detuvo.

- ¿Qué te pasa? ¿Te lastimé?

-No quiero que nuestra primera vez sea en un auto, y menos en el tuyo

-Nuestra primera vez ya fue -Dijo y creí que era algo sin sentido

-No entiendo

-Desde que me veías en el pasado ya lo hacíamos

-No tiene sentido

-La unica diferencia -Continuó -Es que ahora nos tocamos

-Entiendo, no quiero que nuestros primeros tocamientos sean en tu auto

-Tu misma dijiste que no te gustaba ser monótona

-Creo que no es el momento

-Estaré listo cuando tú lo estés

-Gracias -Le dije -Me tengo que ir...

Me puse de nuevo en mi lugar, ahí me vestí ya que no quería salir del auto con los pechos en el aire. Primero me puse mi sostén, después mi camisa, mi bolso de mano y salí del auto para ir a mi casa.

Llegué a mi casa pensando en todo lo que había pasado, hoy había estado justo en el colapso orgásmico por dos ocasiones. Me acosté en mi cama, y ahí tuve en mente que era lo que había pasado si Raymundo y yo hubiésemos hecho algo más.

Probablemente estaría segura que hubiese sido tan genial como me lo hubiese imaginado en el pasado, cuando pensaba en él usando solo mis dedos y ahora que estaba en entorno de trabajo me pasaba lo mismo con él. O podía ser todo lo contrario de lo que me hubiese imaginado.

No sé cómo fue que no lo hice con él, yo de toda la vida había sido una persona atrevida con los hombres y ahora me acobardé con un hombre y no más que el de mis fantasías.

Aún recuerdo cuando era más joven, que me pasaba a altas horas de la noche, masturbándome y pensando en él ¿Por qué no? En otros hombres iguales a él, así me la pasaba cuando estaba sola en mi habitación a horas inimaginables de la madrugada y a oscuras para que nadie notara que me tocaba, aunque a veces era obvio despertar sudada para ir a la escuela y feliz en las noches, ansiosa por tocarme. Mis padres se quejaban de eso, estar la mayor parte del tiempo en mi cuarto, pero al tener una buena excusa todo parecía tener sentido.

Al llegar la hora de dormir pude descansar mientras reflexionaba en controlar mi actitud cuando estuviera con él.

El hombre de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora