III. Dormidos de cuchara (Parte 1)

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Al día siguiente que desperté, me bañé, fui a trabajar. Eso era lo que tenía planeado hacer. Todo iba bien, hasta que miré a la ventana, mi auto no estaba ahí, de inmediato recordé que Raymundo me había dicho que lo dejara en la empresa, me había llevado a tomar un café, ah como olvidar lo que pasamos juntos en su auto, me hubiese gustado tener la primera vez con él en mi casa y no en su auto, afortunadamente no pasó mucho en su auto, solo hubo un poco de tocamiento, justo cuando algo más iba a pasar lo dejé.

Ya me había vestido y estaba esperando que Raymundo apareciera con su auto, el mismo de ayer. Él apareció, se bajó de su auto y llego hasta mi casa, tocó la puerta dos veces.

Al salir, vi que traía las manos en la espalda, yo pensaba que debería tener unas flores en las manos.

- ¡Buenos días! -Me dijo - ¿Ya estas lista?

-Sí, vámonos -Le dije

Me tomó del hombro, pasó su brazo por mi espalda, y nos dirigimos a su auto, abrió la puerta y abajo, en el lugar donde se colocan los pies estaba un florero con unas rosas rojas

-Son para ti

Yo me sorprendí. La primera vez que alguien me sorprendía de esa manera. Le di las gracias con un beso en los labios, los suyos respondieron a mí y al final que nos separamos me dio un beso más en los labios.

Juntos llegamos a la empresa, todo el camino fue un poco silencioso, yo estaba callada porque en mi mente pasaba que ya me estaba enamorando de alguien, con tanta profundidad como no lo había sentido antes. Él, no sé porque estuvo callado, tal vez estaba nervioso por lo que acababa de hacer, pero si estaba nervioso quería decir que yo le gustaba.

Y cuando nos bajamos de su auto, yo estaba dispuesta a abrir la puerta pero Raymundo me dijo:

-Haré los honores

Raymundo abrió la puerta suya, salió y luego la cerró. Paso a abrir mi puerta y me tomo de la mano para que yo saliera. Él la sostuvo y yo la tomé en el acto. Era la primera vez que alguien hacia algo así por mí como acto de caballerosidad y siendo sincera, eso además de ponerme tranquila, me ponía caliente. Sostuvo mi florero, el que me había regalado, y juntos fuimos hasta la puerta de la empresa. Vimos que alguien estaba en la recepción. Se me hizo raro, más que a mí porque la anterior recepcionista había sido despedida por causas ajenas a la empresa.

Nos acercamos y en su gafete tenía la leyenda "Verónica". Le dije a Raymundo que vayamos a mi oficina para seguir hablando, pero Verónica, se metió en la conversación diciéndome que me adelantara. Tuve que irme para mi oficina, yo estaba loca por Raymundo y no quería que nadie me lo quitara y menos por una mujer tan bonita como Verónica, ¿Quién se creía ella con su minifalda puesta? Al fin y al cabo tuve que quitarme por tener más informes que hacer y trabajo, no debería estar perdiendo mi tiempo hablando con él, pero si quería.

Mientras estaba haciendo los informes de la empresa me puse a pensar ¿Qué tenía ella que no tuviera yo? Pues inmediatamente pensé en la decencia. A mí me gustaba usar lo mismo que ella, esa ropa que te dejaba ver de todo y los hombres te observaban con esa cara que ya conoces, en la cual te desnudan con la mirada, lo malo es que solo te ven los hombres feos y vírgenes y no los hombres atractivos.

Pero si se compara estamos hablando, yo por lo menos se distinguir entre un antro, donde se buscan hombre para tener sexo, y mi trabajo. En mi trabajo no me hubiera gustado estar así, solo lo hice una vez, quise seducir al jefe, para un aumento de sueldo, pero él es muy fiel a su matrimonio y no me hizo caso. Esa fue la unica vez que llegué a usar faldas tan apretadas y recuerdo que me veía esplendida cuando mis nalgas se podían ver con solo levantar una pequeña fracción de mis nalgas.

El hombre de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora