IV. Mi corazon estaba acelerado (Parte 1)

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Desperté, afortunadamente ya era jueves. Hoy tenía que reunirme con varios de mis compañeros y hablar sobre el proceso que llevábamos respecto al comercial de Raymundo. Y yo estaba preparada para ello, pero al mirar a mi lado, ahí estaba él. Era Raymundo y estaba desnudo, durmiendo y se veía tan lindo.

Al verlo ahí me hacía recordar todo lo que vivimos él y yo la noche anterior, fue tan excitante lo que nos pasó que estoy esperaba que eso nos vuelva a pasar otra vez.

Me levanté de la cama, teniendo el cuidado que no despertara. Al moverme un poco, Raymundo despertó. Me vio fijamente a los ojos.

-Te ves hermosa -Me dijo y dio un beso - ¿Que estás haciendo?

-Tengo que irme a trabajar

-No vayas, quédate conmigo -Me dijo casi susurrando

-Pero tengo que irme a trabajar y tú también

Me dirigí al baño, no tenía ropa, pues con lo que habíamos hecho el día de ayer no recordaba donde lo había dejado. Pero estando en el baño, entré en la ducha y abrí el grifo, el agua caía sobre mí.

En lo que me estaba pasando el jabón en mi cuerpo, sentí que algo me estaba abrazando por detrás y como nadie más me estaba en mi casa, sabía que era Raymundo. Él me rodeaba con sus brazos en mi cintura y yo podía sentir que sus manos tocaban mis pechos, sin el más mínimo descaro, me besaba el cuello. Pronto, una de sus manos bajó hasta mi entrepierna y la acariciaba por encima con cuidado y delicadeza.

El agua seguía cayendo por mi cuerpo y Raymundo estaba detrás. Podía sentir su miembro, este estaba creciendo hasta el punto que no podía más. Bajé mi mano y ya lo podía sentir. Mi mano rodeaba su miembro con la misma delicadeza con la que él mis pechos.

Pero no estaba conforme con eso, también introdujo sus dedos en mi vagina y yo lo notaba. Un líquido estaba saliendo de ahí. Eran mis fluidos vaginales, que con cada momento de sus dedos en mi interior me ponía más cachonda. No lo podía evitar, sabía que mi vagina estaba complacida, no era para menos sabiendo lo bien que sabía usar sus dedos.

Me estremecía a cada momento, me incliné hacia su miembro y, como la noche anterior, lo introduje a mi boca. Unos segundos después, y, sin notarlo, ya me estaba cargado como a un mono mientras me estaba introduciendo su miembro a mi vagina. La noción del tiempo la perdimos y no lo evitamos, pero el agua nos avisó que ya era hora de terminar.

Por el grifo ya no salía más agua, creo que nos la habíamos terminado. Me bajé de él y entonces me vestí, necesitaba una ducha más, pero no había tiempo, lo mejor era vestirme (o vestirnos) para irnos a trabajar.

Y mientras me estaba cambiando, notaba como Raymundo me estaba mirando con ojos de lujuria, pero yo no podía también dejar de mirarlo, se veía tan lindo con esos ojos y esa mirada que tenía y que ponía cuando me miraba, pero no podía estar todo el día y noche en la cama con él haciendo el amor, aunque si fuera así no me molestaría, necesitaba hacer algo más con él que no solo sea sexo. Deseaba con todas mis ganas estar con él más tiempo y que él estuviera más tiempo dentro de mí para que yo pudiera tener muchos orgasmos, pero era hora de trabajar, se nos estaba haciendo tarde y yo no podía darme el lujo de tardarme más tiempo aquí en mi casa. Por lo que tomé una decisión. Solo debía concentrarme en vestirme y luego lo vería hasta la noche, o cuando mis más bajos instintos despierten para tener otro momento de pasión con él.

Ya estábamos listos para irnos, yo tomé una ropa diferente de mis closet y él se pudo la misma ropa, aunque eso daba igual porque siempre iba con la misma ropa a presentarse a la empresa.

Decidimos entre los dos irnos en diferentes autos a trabajar para que nadie sospechara lo que habíamos hecho la noche anterior, más que nada para que mis amigas no sospechen lo que había entre nosotros, no me importaba que ellas estuvieran haciendo rumores de que yo tuviera una relación con él, pero no me gustaba alimentar los rumores, eso no era correcto.

El hombre de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora