13- Sentimientos

1.9K 109 2
                                    

Valeria Scaloni
Hizo lo que pedí y fuimos a su casa, al entrar el me dijo que lo esperara el el sillón y fue a la cocina. Me senté dónde me indicó, tapándome la cara con las manos. Unos segundos después sentí como se sentaba a mi lado y dejaba un vaso de agua en la mesita del frente del sillón. Saqué las manos de mi cara y lo miré, seguía teniendo una expresión de preocupación, estaba preocupado por mí. Ahora mismo no quería hablar, quería bañarme.
-¿Te querés bañar?- me preguntó.
<Este hombre lee mentes>
-Si, porfavor.
Me llevó hasta el baño, porque no sabía bien donde estaba, y me dijo que lo esperara ahí. Volvió con una remera y un short suyos.
-Para que te puedas cambiar y estés más cómoda.
Ese día llevaba una pollera tableada y un top sin mangas, así que se lo agradecí.
-¿Y tú celular?- me preguntó.
-Me lo olvidé en la casa de Lisandro, junto con mi campera y eso.
-Ah, bueno, bañate y cuando estés lista para hablar hablamos.
-Gracias Emi- no pude aguantas y me puse de puntitas para darle un pico antes de entrar al baño y cerrar la puerta.
Lo ví sonreír, cerré la puerta y empecé a sacarme la ropa.
Emi tenía un espejo parecido al que yo tenía en mi habitación, pero el lo tenía adentro del baño. Me miré por unos minutos y empecé a llorar. ¿Esos kilos se notaban? ¿Por qué mis tetas no se desarrollaron tanto como las de otras chicas? ¿Algún día se van a ir esas estrías que se crearon por culpa del sobrepeso que tenía? ¿Por qué siento la necesidad de usar ropa ajustada o corta si no me siento bien con como que queda? ¿La celulitis de verdad se va a ir con cremas? Suspiré y me metí a la ducha, el ruido del agua cayendo silenciaba el sonido de mis sollozos, ví el shampoo que usaba Emi, era para la caspa, me reí un poco muestras lloraba al imaginarlo con caspa, no sé por qué. Usé un poco, olía a su pelo, eso me hizo sonreír.
Cuando terminé de bañarme salí, me envolví en una toalla y colgué otra en el espejo para no verme, no quería verme. Encima del lavamanos tenía un espejo más pequeño, ví el reflejo de mi cara, tenía los ojos bastante rojos, me había arrancado suficiente piel del labio como para que este sangrara, era un desastre.
Me vestí con la ropa de Emi, me gustó que me quedara como 3 veces más grande de lo que debería y también me encantó su olor en la ropa. Salí del baño avergonzada por las condiciones de mi cara. El estaba hablando por teléfono con alguien, pero apenas vio que había salido del baño se despidió y cortó la llamada dejando el celular en la mesa.
-¿Estás bien?- se acercó rápidamente y puso sus manos en mi cara.
Su vista pasó por mis ojos a mis labios, sabía que no miraba mi boca porque quería besarme, la miraba por la sangre que no quería dejar de salir que mi labio inferior.
-Me entró shampoo en los ojos- dije susurrando.
-Te escuché llorar Val.
Miré para abajo, el puso su mano en mi mentón y me obligó a mirarlo. Otra vez su vista en mi labio inferior, saqué un poco la lengua para chupar la sangre que salía, el sabor a óxido inundó mi boca.
-¿Por qué te hiciste eso?- preguntó.
-No sé, lo hago de manera inconsciente.
Me abrazó, me estaban volviendo las ganas de llorar, volví a morder mi labio inferior pero la herida abierta me generó dolor y deje que hacerlo. Dejó de abrazarme y me tomo de la mano para llevarme a su cama, dónde hizo que me acueste y el se sentó a mis espaldas acariciando mi pelo.
-¿Te cuento todo?- le pregunté.
-Obviamente Val.
Me solté y le dije todo, todo lo de Morena, todas mis inseguridades, todo sobre Lisandro y Lean, le conté absolutamente todo, porque el me inspira confianza y seguridad.
Me estaba abrazando, yo ya casi no lloraba, el me daba besos en el cachete y me hace cariñito en el pelo. <¿Por qué no tenes un par de años menos? O yo un par más> Suspiré.
-¿Querés mi opinión sobre todo?
-Si.
-Morena que te chupe un huevo, ni acá ni en china ella es más linda que vos, al menos para mis ojos, y estoy seguro que también para los ojos de muchas otras personas más. Sobre tu peso, Val, tenés un peso sano y eso es lo importante, que estés sana, para mí tenés el peso perfecto y si subís más va a seguir siendo perfecto. Sobre el desarrollo de tu cuerpo, cada mujer se desarrolla de manera diferente, así como sos estás más que perfecta, tus tetas son hermosas- me sonrojé y lo notó, se rió, me dió un beso y siguió hablando- ¿Tus estrías? Más perfección, les daría un beso a cada una de inicio a fin, te hacen perfecta a su manera. ¿Celulitis? Todas tienen celulitis, y estoy seguro que a ninguna le queda mejor que a vos.
Ahora yo estaba llorando otra vez, lo que me decía en serio me estaba haciendo sentir bien. El seguía abrazándome, conteniendome y consolandome.
-Sobre Lisandro, es un pelotudo, no sé cómo eras antes de ir a España, pero ahora no sos una inmadura, no te comportas como una nena de 12, El inmaduro es el que no sabe tratar bien a la gente que lo quiere. Además que seas una persona alegre y un poco vergonzosa en ciertos sentidos no te hace ser una inmadura. Y sobre Leandro, es complicado ¿A vos te gusta?- preguntó, noté en su voz que no estaba seguro de querer escuchar la respuesta.
-No, o si, la verdad no sé Emi. Cómo te dije, Lean es mi mejor amigo y siento cosas por el hace años, pero siempre me boludea y eso no me gusta.
-¿El sabe todo esto de Lisandro y como te hace sentir tu prima?
-Si, sabe todo.
-¿Y cómo trata esos temas?
-Le chupa medio un huevo. Con Licha nunca habló de mí, igual claramente no sabe lo que pasó hoy. Y con lo de Morena una vez se acercó un poco a ella para saber si era como yo decía, Morena ni se acuerda de él, y Lean se podría decir que en ese momento la defendió.
Suspiró.
-Ninguno de los dos pinta ser bueno para vos Val.
Sabía que tenía razón, hice un puchero.
-Nunca voy a encontrar al amor de mi vida.
<Ojalá ya lo haya encontrado y seas vos>
-Dejá de hacer esa cara porque te como toda la boca- amenazó.
Yo simplemente sonreí.
-¿No sé supone que una amenaza es para que no quiera seguir haciendo lo que hago? Me decís eso y quiero hacer puchero toda la vida.
El se rió.
-Ay nena ¿Que voy a hacer con vos?
-Comeme entera- me dije yo.
-Pará, hace un segundo estabas llorando.
-Llorar me pone susceptible, y vos me pones caliente, así que mala mezcla.
(Contenido subido de tono, si no querés leerlo pasa al siguiente capítulo)
Me senté encima suyo como solía hacer siempre. El llevó sus manos a mis caderas, apretando de manera firme y segura. Me acerqué a su oído.
-Cogeme Martinez- le susurré.
Fue lo único que necesitó para llevar una de sus manos de mi cadera a mi cuello para apretar suavemente y guiar mi cara hasta la suya.
-Tus deseos son órdenes hermosa.
Me besó de esa manera tan salvaje que me hacia querer arrancarle la ropa.
En un movimiento muy rápido me sacó la remera que el mismo me había prestado, dejando a su vista mi corpiño negro.
Empezó a besar mi cuello, succionaba dejando chupones, nunca lo había hecho, siempre cuidaba de no dejarme marcas en el cuello.
-Ahi se van a ver- le susurré.
-Que las vean, que sepan que tenés dueño.
Eso fue lo único que me estaba faltando para estar empapada.
Me mordió la clavícula, el hacía que todo tipo de dolor se convierta en placer, y lo confirmé cuando tras esa mordida en vez que quejarme o querer llorar se me escapó un gemido.
-Como te gusta que sea brusco a vos pendeja- su voz ronca me ponía más caliente de lo que ya estaba.
Sus besos, mordidas y chupones empezaron a bajar por mis pechos, llevó su mano a mi espalda y desabrochó mi corpiño para dejar mi tetas al aire. Se alejó un poco para observarlas y yo aproveché para observarlo a el, tenía los labios hinchados y rojos, estaba un poco sonrojado, me encantaba verlo así.
Volvió a acercarse y llevó uno de mis pechos a su boca haciéndome jadear. Chupaba haciendo círculos con su lengua en mi pezón, daba pequeños mordiscos que me generaban gemidos que ni siquiera trataba de retener.
-Seguí gimiendo así y mañana no caminas- me susurró sin despegar del todo su cara de mis pechos. Cuando se aburrió de jugar con uno pasó al otro.
Mis ojos estaban cerrados con mucha fuerza, mi cabeza inclinada para atrás, no sabía cómo podía estar así si lo unico que estaba haciendo era besarme, morderme y dejarme marcas. Este hombre hace magia.
Apenas se separó de mi ví la oportunidad para sacarle la remera que tenía puesta. Admiré su torso desnudo y empecé a hacer un recorrido lento con mis dedos, lo pasaba por su pecho, por sus abdominales, por sus brazos, el me miraba mientras yo tocaba todo su torso.
De un momento a otro y con un impulso que no se de donde salió lo tiré a la cama y empecé a imitar lo que había hecho conmigo. Le fui dejando besos y chupones por todo el cuello y los hombros.
-Vos también tenés dueña.

Mejor que seas vos (Dibu y Vos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora