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Verano de 2016.

-¡Kim Minjeong!

La nombrada volteó asustada, para encontrarse con la voz que le llamaba. No pudo evitar sonreír al ver a la chica frente a ella.

-¡Yu Jimin!

Las dos jóvenes corrieron hasta encontrarse. Jimin esperó unos segundos para abrazarla, antes removió el cabello de la castaña. 

-¡Unnie!

-Te ves adorable, Minjeongie. 

El corazón de la menor retumbó con fuerza. Estaba enamorada. Muy enamorada de aquella pelinegra que le abrazaba con diversión.

Actualidad, 2033.

-¡Minjeong!

La castaña despertó de su sueño.- ¿Qué sucede?

-¿Qué estás pensando? 

La chica sonrió con tristeza.- Recordaba cuando era feliz.

-¡Oh, por favor! Esta noche hemos venido a que te olvides de todo eso.- La mujer sonrió con emoción.

-Ryujin-ah, no creo que sea así de fácil. 

-Confía en mí. 

La castaña suspiró antes de seguir a su loca amiga, que caminaba entre un tumulto de personas, algo bebidas. Era su primer noche de fiesta en mucho tiempo, no recordaba cuándo había sido la última. Su rubia amiga la tomó de la mano y le llevó con mucha alegría hasta la barra, ordenó un par de tragos. 

-Por una nueva vida.- Ryujin alzó su vaso con una sonrisa. 

Minjeong miró con duda a su amiga y al pequeño vaso frente a ella, estaba comenzando a pensar que no era tan buena idea estar ahí, con alcohol y un corazón roto. 

-Minjeong-ah, te lo mereces. Solo esta noche.

"Solo esta noche." 

Pensó con una sonrisa, tomando el valor para beber de un trago todo el líquido de aquel vaso. 

Minjeong no bebía, simplemente no le gustaba, pero estaba de acuerdo en que esa noche era suya y quería vivir. Vivir una vez más.

El alcohol surgía efecto en su organismo, lo sabía porque estaba disfrutando de más el baile. Lo disfrutaba tanto que no se molestó cuando un par de chicas se metieron entre su mejor amiga y ella, para comenzar a bailar. Minjeong sonreía, observaba el rostro de la alta mujer, pero no lograba verlo bien ya que estaba muy mareada. Solo reía y escuchaba la música. Sentía el par de manos en su cintura y eso le provacaba una descarga en todo su cuerpo. Lo quería muy cerca. Se sentía muy bien esa calidez.

Pero la noche terminó. 

-¿Vienen solas?- Una de las dos chicas preguntó angustiada.- No creo que estén en condiciones de manejar.

Ryujin sonrió.- Vendrá su chófer por nosotras. 

La pareja de Minjeong se sorprendió.- Así que eres rica. 

-Un poco.- La castaña hizo un ademán con sus dedos. 

-Mi amiga es mucho más que solo rica.

-Estoy segura de eso.- La pelinegra sonrió, provocando que el rostro de Minjeong se sonrojara.- ¿Puedo tener tu número?

Minjeong asintió, sin poder hablar, tampoco se creía capaz de escribir en aquel teclado de celular, estaba todo muy borroso. Pero lo logró. 

-¡Está aquí!- Ryujin gritó, apuntando hacia un auto negro que se estacionaba frente a las cuatro.- Tenemos que irnos chicas, fue un placer. 

Una pelirroja sonrió.- El placer fue nuestro. 

Minjeong y la otra chica se despidieron solamente con un movimiento en el aire de sus manos. Totalmente de adolescentes. 

-¡Viste qué guapas!- La pelirroja soltó a su amiga, no se creía su suerte de aquella noche.

-Lo mejor de esta ciudad. 

-Mi chica lo es más.

La pelinegra soltó una risa. 

-Pronto lo será. 

-Por supuesto, no dudo que Hwang Yeji lo logre.- La chica observó a aquel auto desaparecer entre las calles de un Seúl muy iluminado. 

Era su noche de suerte.

¿Qué puedo hacer por ti?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora