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Minjeong había declinado varias veces la invitación a beber con la mujer de aquella noche, no quería ser fotografiada ni mucho menos quería hacer algo prohibido. Tenía valores y consciencia, no quería parecerse ni un poco a su esposa. Se odiaba por si quiera pensar en hacer algo inmoral. 

Sin embargo, la mujer fue insistente en respetar a toda costa su estado civil y no intentar nada de lo que Minjeong no quisiera. Cosa que le pareció sorprendente a la castaña, no encontraba sinceridad en cualquier persona. 

Pero, no estaba segura de aquella sinceridad, ni siquiera podía recordar su rostro y eso la estresaba. 

-Minjeong-ah, te quedarás sin cabello.- Su esposa sonrió, mientras tomaba su mano.- Escuché que el discurso no tardará mucho, podemos hacer algo después.

La castaña observó las calles de Seúl por la ventana del auto, detestaba estar tan cerca de aquella pelinegra, pero no podía hacer mucho al respecto. Era su obligación marital. 

-¿Quieres hacer algo?

-En realidad, tengo planes con Ryujin. Y no puedo cancelarle. 

-Está bien, entonces me quedaré con mis padres en la reunión y puedo recogerte cuando termines.

Minjeong alzó sus hombros. No podía negarse a todo. 

La velada transcurrió tranquilamente, tal cual el matrimonio lo predijo, aquellas reuniones eran rápidas. Pero la pelinegra siempre debía saludar y hablar con todo mundo, por el bien del negocio familiar. 

Minjeong, por su parte, comenzaba a estar nerviosa. Aquella noche era la noche. Su estómago se revolvía y sentía ganas de vomitar, pero también le llenaba de adrenalina. 

Por fin conocería a la chica misteriosa. 

El auto la dejó a unas calles de la ubicación, no quería ser descubierta tan rápido. Así que caminó rápidamente, tratando de pasar desapercibida, sin embargo, su vestimenta no ayudaba mucho. No cualquier mujer lucía tan elegante en un barrio tan alegre como aquel. 

-Hola.- una voz le llamó a sus espaldas, había llegado un par de minutos antes de la hora. 

Su corazón se detuvo. 

-Ho... ¿Yu Jimin?

-Kim Minjeong.

La pelinegra sonrió, casi cerrando sus ojos. Estaba tan nerviosa como emocionada. 

La chica de sus sueños estaba frente a ella. 

¿Qué puedo hacer por ti?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora