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Primavera de 2017

-¿De verdad tienes que irte tan lejos, unnie?- Una muy desconsolada Minjeong lloraba entre los brazos de Jimin. 

-Lo siento, Minjeongie. Intenté hablar con mis madres, pero ellas no accedieron. 

-¿Qué voy a hacer sin ti?

Aquella pregunta rompió a la pelinegra, lo que menos quería era ver sufrir a su novia de esa forma. 

-Te prometo que cuando termine la universidad, volveré por ti. 

-¿Lo prometes?

-Por supuesto, Kim Minjeong. No podría olvidarte tan fácil. 

Actualidad, 2033

Minjeong reía sonoramente como no lo había hecho en mucho tiempo y Jimin estaba encantada. Esa sonrisa seguía siendo tan hermosa como en su adolescencia. 

-Y regresé por ti, pero estabas comprometida.- La pelinegra bebió de su botella de soju.- Fue muy duro, pero lo acepté rápido, te veías muy feliz, Minjeong-ah.

Las dos suspiraron con cierta tristeza, cada una por una razón distinta. 

-Así que regresé a Los Ángeles, porque no había razón para quedarme. Mamá inició con su propia casa productora y mi madre comenzó a dar clases de canto. Fue fácil conseguir empleo. 

Jimin sonrió, acomodando su cabello negro detrás de sus muy rojas orejas.

-Siguen igual de rojas.- Minjeong soltó una risa.

-Me pones nerviosa, Kim Minjeong. 

-¿Por qué?

-Porque me gustas mucho.-Jimin lo dijo con tanta seguridad, que todo dentro de Minjeong se revolvió. Nunca imaginó cuánto había extrañado esas palabras. Esa voz.- Pero, voy a cumplir mi palabra y no haré nada indecoroso.

Minjeong asintió, sintiendo que su rostro estaba muy caliente.

-Lamento haberte traído a este lugar, no es nada acorde a tu atuendo de hoy.

-Tenía una reunión que atender, prefiero un lugar como éste.- Minjeong sonrió, observando el pequeño local, se sentía tan cómodo como en su juventud. Extrañaba aquella sencillez en su vida.

-Te ves espectacular. 

-Gracias.

Las dos sonreían más de lo que hubieran querido, sus mejillas dolían por la misma razón y sus cuerpos temblaban. Era una noche que necesitaban.

Sobre todo Minjeong. 

-Estuve muy herida cuando no me reconociste en aquel bar.

-Lo siento, estaba bastante tomada. Por eso detesto el alcohol. 

-Te voy a perdonar, solo si vuelves a salir conmigo.- Minjeong vió aquel par de ojos brillosos, por supuesto que quería volver a tenerla cerca, pero no estaba segura de que fuera correcto.- Prometo comportarme, si eso te preocupa. 

-¿Puedes darme tiempo?

-Todo el que necesites, Mindoongie.

La sonrisa de Jimin había sido lo primero en la vida que logró desarmarla. Y aunque por mucho tiempo pensó que solo se trataba de un amor de secundaria, esa noche confirmaba que nunca dejarían de estar tan conectadas. Si Jimin le pidiera escapar, lo haría con todo y su miedo. 

-¿Quieres dar un paseo? Te prestaré mi chaqueta.

Minjeong asintió emocionada. No le gustaban las motocicletas, pero estar tan cerca de Jimin era su fortaleza.

-Bastante cliché. Pero, solo así podías volver a abrazarme.- La pelinegra soltó mientras avanzaban por el camino.

-No era necesario, unnie. Sabes que no soy tan afecta de las cosas románticas. 

-No lo arruines, Kim Minjeong. 

Las dos rieron tan fuerte, que sintieron el viento en sus pulmones. 

Jimin estaba loca por Minjeong. 

Y Minjeong estaba feliz otra vez. 

Sintió la seguridad que creyó nunca volvería a tener.

¿Qué puedo hacer por ti?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora