Mañana De Realidad.

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Estabamos reunidos en el comedor, todos los del servicio, Donald y yo no nos dirigiamos palabras, pero nos mirábamos como si guardaramos un secreto y eso era cierto, era un secreto ese beso que todavia palpitaba en mis labios y en mi corazón; tenia que guardarlo porque de cierta manera estaba mal, no queria que el pensará mal de mi, pero sabia que el no lo haría no tendria ese pensar de mi.

Terminamos de desayunar y me diregi a la habitación de caroline, al entrar ella esta sentada, era muy temprano pero ella ya estaba lista con un vestido lila, se encontraba pensativa y distraida no habia notado que habia entrado, hasta que aclarare la garganta.

Buen dia señorita, como se siente esta mañana?.

Un poco agobiada porque he aceptado una invitación para tomar el te con el conde, y tu no podras venir conmigo. Eso me angustia los sabes?

-lo se señorita, pero resulta ques usted es capaz de llevar a otra doncella. Estara perfecta, su don de palabra y belleza jamás sera hechado a menos, de eso estoy segura. Le dije viendola a los ojos para que sintiera mi seguridad.

- lo se lucy, pero tu me das seguridad.

Estaba terminando su peinado, los últimos retoques cuando sono la puerta para que fuera a desayunar, ella se levanta.

Notaba su ansiedad, porque llegaria la hora del te y el desayuno la acercaba mas a encuentro del conde.

A las 11 de la mañana, estaba el carruaje listo para Caroline y su chaperona, ella lucia muy linda y natural. Con el cabello recogido, rubor en la mejillas y labios rosas. Se despidió de mi con una sonrisa en los labios, de esas sonrisas nerviosas.

Le di unas palabras de aliento, pórtese natural, usted no necesitas más que eso. Y se dirigió a la cita esperada.

Cuando llegó ahí la señora Fessbender la esperaba en la sala, con un vestido blanco con pequeños bordados negros, y un recogido en su cabello, se miraba muy jovial, le sentaba bien;le daba un aire relajado que es lo que necesitaba Caroline.

Bienvenida Caroline, espero no ser muy atrevida al invitarla a mi hogar, debí invitar a sus padres, pero se que están de viaje. - dijo la señora.

No se preocupe me halaga que me haya invitado, mis padres estarían encantados con su invitación- dijo con una sonrisa, se sentía relajada. Si estuvieran los padres estaría más nerviosa.

Deje decirle que su belleza es única, es especial. Muy agradable su voz, ahora entiendo porque se ha convertido la atracción de la temporada. - le dijo sonriendo.

Me halaga usted señora, pero creo que no sea tan especial, para tener esa atención de los demás. Creo que más bien paso desapercibida. - dijo con aire despreocupado.

Creo que se equivoca, tiene los ojos de mi hijo muy atentos a esos ojos azules, que tiene usted. - dijo tomando su cara con su abanico muy cortésmente.

Eso es bueno, creo yo. - sonrió sosteniendo la mirada. De su interlocutora.

Bella e inteligente, buena combinación. Me recuerda a mi hace algunos, bueno mas bien muchos ayeres.

Se despidieron las dos después de dos horas de charla amena y de risas serenas, parecia que se hubieran conocido desde hace tiempo, aunque no había visto al conde, se sentía contenta porque había un retrato de él en la sala, donde habían tomado el té y un pequeño refrigerio, tener ese pequeño retrato tan bien pintado la hizo sentir su mirada en ella.

Se volverían a ver, porque ella invitaría a sus padres a cenar cuando volvieran de sus deberes. Y la esperanza de una union de las dos familias estaba en el aire.

LUCILLE PORTER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora