Capítulo 5

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Los sonidos que producían los puños de Jimin contra la cara de Hyunjin me asustaban demasiado. No sabía qué hacer o qué decir, cualquier movimiento que hiciera sería irrelevante para ellos pero, ya no quería seguir presenciando esto.

Agarré a Jimin por la camisa y con todas mis fuerzas lo jale al suelo. Fui con Hyunjin que estaba mal, su rostro no era el desastre que creía ver, solo sangraba su labio inferior y tenía un moretón en su pómulo izquierdo por el primer impacto.

— Mierda, si no pongo mis brazos, tu hermano habría destruido mi bella cara —carcajeó.

— Por amor a Dios, ¡¿Estás bien?!

— Sí, sí. Perfecto, solo...—intentó levantarse pero falló. Lo iba a ayudar; sin embargo, Jimin ya me había separado de él— Eh, sí, claro, yo puedo solo, cómo no —ahora con éxito sí lo logró.

— Hyunjin...

— ¿Para cuándo es tu tarea? —soltó de la nada.

— ¿Qué? Oppa, déjame curart...—no pude terminar ya que Jimin dio un apretón en mi muñeca, que no soltaba.

— Dime, nada más.

— La semana que viene —agaché mi vista con tristeza.

— ¡Fantástico! Tenemos tiempo, el lunes en la universidad te ayudaré. Puedes dejarme por mensaje algunas preguntas para ir adelantando —sonrió—. Debe ser una tarea larga, ¿No es así? Porque hay mucho tiempo para realizarla —se agachó y tomó su mochila—. Te escribiré cuando llegue a casa, por lo visto no podemos vernos aquí —dio una mirada rápida al chico rubio que no parpadeaba y alzó su mano— ¡Adiós, Mye!

Sin más, cerró la puerta detrás de él y se fue.

— Sigamos viendo la película, nos perdimos un buen pedazo —al tirar de mí, me zafé de él con fuerza.

— ¡¿Qué te pasa, Park Jimin?! —grité aprovechando que mamá no estaba— ¡¿Estás demente?! ¿Por qué hiciste eso?

— No le veo lo malo a querer salvar a mi hermana de un tonto como Hwang.

— ¿TONTO? Dios, Jimin. No sé que te sucede ahora con él, sientes que es una bestia, un monstruo ¡Lo que sea esté pasando por esa cabeza tuya! —señalé.

— Ay, ya. Superalo, él lo tomó muy bien.

Solté una sonrisa sin gracia.

— ¿Bromeas, no? —mis ojos comenzaron a cristalizarse— Hyunjin es el segundo chico que me trata diferente, que me hace sentir incluida ¡Que me quiere y está atento a mí! No entiendo esto tan repentino en ti. Me duele, Jimin, me duele. Quiero a mi Mochi, lo quiero —las lágrimas que amenazaban por escapar, salieron.

— ¿Quién es el primero?

— Dios, pero es que eres...—lo encaré— ¿Te importa más un chico que yo? ¿Siquiera notas que siempre estoy sola? Si no fuera por Yang Mi no sé qué sería de mí.

No dijo nada, simplemente se acercó a mí, acorralandome hasta la pared con su mirada fría. La misma que me hizo ver que Jimin ya no estaba siendo el mismo.

— Dime quién es el primer chico.

— ¿Por qué? ¿Vas a golpearlo?

— DIME —alzó su voz, palmeando la pared detrás de mí.

Temblé, y demasiado. Ya no veía a un tierno chico que repartía dulzura con su sonrisa. Veía a un chico furioso con ojos de fuego arder sobre mí.

— Tú —murmuré.

— Más fuerte.

Tragué saliva mientras pensaba en si repetirlo otra vez. No quería que Jimin sintiera que lo decía en otro sentido totalmente diferente al que yo le daba.

— Tú —contesté—. Tú eres el primer chico que me hace sentir incluida. Y el único en hacerme sentir especial —aproveché su cambio de actitud y lo empujé para correr hacia mi cuarto para encerrarme ahí hasta que mi vista se nublara y cayera dormida.

Pero mis planes se suspendieron cuando el sonido de mi celular se hizo presente... En la habitación de Jimin.

— Demonios, no puede ser —musité por lo bajo. Aunque también me quedé unos segundos reflexionando si era o no algo importante que atender. Salí porque sabía que la única que me llamaría a estas horas sería Yang Mi, entonces con dignidad y descaro entré a su cuarto para buscar lo que me pertenece, extendiendo mi mano frente al chico que sostenía en su mano mi celular—. Dámelo, por favor.

No dijo nada, solo se quedó ahí viendo fijamente el contacto que me llamaba.

— Jimin...

— Es papá.

Y si creía que mi día no era suficiente, pues me había equivocado.

— ¿Por qué papá te está llamando? —me miró por fin.

— No lo sé —me acerqué más a él para tomarlo pero, él contestó—. Ey...—me calló con una seña.

Intenté escuchar; sin embargo, me fue imposible. Jimin estaba tan concentrado en lo que decía papá al otro lado de la línea que su rostro palideció, tanto que, comenzaba a sudar y apretaba sus labios y ojos con fuerza junto con los puños. ¿Qué estaba diciendo? ¡¿Qué era lo que quería decirme?!

No aguante más y le arranqué el móvil de las manos.

Mala idea, porque Jimin inició una batalla para recuperar el aparato. Retrocedía como loca y él me perseguía desesperado como si su vida dependiera de lo que nuestro padre hablaba, como si no pudiera saber lo que el hombre decía... Y así fue, ya que mi hermano me venció.

Colgó la llamada, entregándome mi celular.

— ¡¿Qué fue eso, Park Jimin?! —pregunté con ímpetu— Era papá, sabes cuantas ganas tenía de volverlo a escuchar.

— Sí, yo también.

— ¡Pero me llamaba a mí! —recalqué— A mí, no a ti. ¡¿Por qué hiciste eso?!

— No... No lo sé —agachó su vista.

— Aish. Por lo menos dime qué te dijo, por favor. ¿Qué quería decirme?

Su expresión cambió a una drástica, llena de miedo y vulnerabilidad.

— Nada importante, solo balbuceaba cosas sin sentido. Estaba borracho —me dio la cara—, ¿Contenta? Ahora vete y contesta los mensajes de Hwang, tienes bastantes —giró mi cuerpo en dirección a la salida y cerró la puerta detrás de mí con fuerza.

No comprendí nada, quería llorar otra vez. Mi padre era lo único que podía sacarme de este infierno que vivía gracias a su partida, porque sí, se había ido de nuestras vidas pero no de nuestros corazones.

— Vaya, por alguna razón siento que estás muerto —susurré para mí y regresé a mi refugio para ver mis mensajes.

Y efectivamente, tenía mensajes de Hyunjin.





Oppa:

Te quiero, ten una buena noche y olvida lo que sucedió.

Eres una chica hermosa, en serio.

Te estaré esperando con una gran sonrisa el lunes.

[1] Locked out of The Heaven | Pjm '+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora