Capítulo 31: Momentos incómodos y ropa interior.

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Capítulo 31: Momentos incómodos y ropa interior.

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Luego de desempacar cosa que no me costó mucho tiempo por la poca cantidad de objetos que había traído conmigo, me dispuse a recorrer la casa. La cuál era más grande de lo que me esperaba. Demasiadas habitaciones y lugares de entrenamientos de todo tipo.

Me adentre en uno de los salones de entrenamientos, en el cual distribuidos por el suelo unas cuantas arenas -pequeñas alfombras- donde algunos chicos peleaban. A lo lejos divise a Williams quién hablaba, junto con Sean, a un chico alto y de cabello negro, supuse que ese vendría a ser Morgan.

Me acerque a paso silencioso a ellos dejándome inundar por el olor a sudor y los gemidos provocados por algunos peleadores. En esta casa había más gente de la que podía imaginar. Ellos se percataron de mi presencia por lo que se me quedaron viendo los metros que faltaban para que llegase junto a ellos. Sonreí complacida, el tal Morgan parpadeo unos cuantos segundos, el tipo era atractivo pero no le llegaba ni a los talones a Sean.

El pequeño Williams me arrojó unos guantes de boxeo, y señaló con su cabeza la arena más cercana asentí con arrogancia. Me coloque los guantes mientras que Morgan se colocaba los suyos. Me repitieron las reglas nuevamente para que supiera bien lo que tenía que hacer no era muy difícil.

Ambos chocamos los puños, tal como lo hacía en lo de Tony. Sean se había marchado luego de decirle algo a Williams quien asintió y sonrió divertido. Un golpe de Morgan me saco de mis pensamientos a lo que reaccione rápidamente devolviéndole el golpe.

Unos cuantos minutos ya habían pasado, Morgan se encontraba agarrándose sus costillas mientras que jadeaba al igual que yo lo hacía. Había podido pegarle seguido y en los mismos lugares, cosa que hice gracias a los consejos que me dio Ashton; él me había pegado unas cuantas veces pero no las suficientes como para hacerme ser menos rápida, en cambio sus movimientos se volvían cada vez más lentos con cada golpe.

Morgan bajo de la arena, a lo que lo seguí sin ningún motivo en especial, había ganado igual que otras veces. Williams asintió complacido y se burló un rato de Morgan. Por mi parte abandone el salón en donde me encontraba minutos atrás, volví mi recorrido hacia mi habitación sin mencionar a la pulga de Williams que me perseguía.

-Porque no vas a buscar a Thomas así vamos a buscar a Freddy- menciono Williams mientras se distanciaba un poco-: Es dos habitaciones más allá de la tuya.

-Está bien.

Williams se marchó de mi lado, por lo que seguí derecho hasta mi habitación. Me pare frente a mi puerta sin decidirme si ir primero o luego de pasar por mi habitación. Decidí que sería mejor tomar una pequeña ducha para quitar la fina capa de sudor que recubría mi cuerpo, por lo que me adentre en la habitación.

Abrí mis ojos sorprendida por la escena, Sean se encontraba desnudo tapado hasta la cintura por la sábana blanca de la cama de mi compañera de habitación que no había tenido el placer de conocer hasta este momento. La rubia se encontraba de espaldas a mí colocándose el sujetador mientras se encontraba simplemente tapada por sus bragas. Sean me observo detenidamente sin decir absolutamente nada.

-Lo lamento- murmure, por lo que la rubia se dio vuelta dejándome reconocerla rápidamente, era la rubia con la que hablaba Sean hoy en la "reunión".

-No hay problema ¿O no Thomas?

-No, no hay problemas- dijo mientras un nudo se formaba en mi garganta.

Me adentre aún más en la habitación para luego tomar una toalla y algo de ropa, para meterme en el baño. Estúpido. Quite la lágrima que caía por mi mejilla mientras me observaba en el gran espejo del baño. Patética. Eso era patético, por ilusionarme, por pensar que él realmente me quería.

Tome la corta ducha mientras no paraba de llorar, para cuando termine me seque y me vestí con un jean y un suéter rojo, el clima en Londres siempre fue frío y más ahora en otoño. Me observe por última vez en el espejo, mis ojos estaban hinchados y rojos, mi piel estaba pálida mientras que mis mejillas se encontraban en un color carmesí.

Salí de la habitación, la cual ya se encontraba vacía, estaba dolida y esa era la razón por la que hoy quiera marcharme de este maldito infierno, y eso que ni había pasado un día entero aquí, lo que rescató de este día es no haber tenido que verlo por mucho tiempo la cara a mi padre y directamente no haber tenido que verle la cara a mi madre.

Baje a la pequeña sala para allí encontrarme a la rubia de hace unos momentos sentada en el mismo sillón que Sean. Pase mi vista por todos los sillones disponibles, mis posibilidades se reducían a Morgan, ya que el resto de las personas no las conocía.

Me senté pero desvié mi mirada de las miradas de las personas posándola en mis manos que jugaban nerviosas en mi regazo, George entro en la sala con su ceño fruncido, se posicionó al lado de uno de los sillones y se quedó callado.

Volví a bajar mi mirada a mis manos, el clima no había cambiado desde la mañana hasta esta hora de la tarde. Mi padre carraspeo por lo que sentí el impulso de levantar mi vista pero no lo hice.

-Hemos tenido problemas con el nuevo trabajo, los compradores están indecisos- carraspeo su garganta y prosiguió-: Están recibiendo amenazas de la competencia.

Por un momento me sentí incomoda, de que hablara de las cosas ilegales de esa manera, como si fuera el trabajo más común del mundo. Me levante de mi asiento llamando la atención, camine hasta la salida de la gran casa y me detuve frente a la gran puerta, procesando lo que acababa de hacer. Salí de la casa, encaminándome a la bonita fuente gris.

Encendí un cigarrillo mientras me sentaba en el borde de la fuente, pude notar que en ella había unos cuantos peces de colores. A la distancia pude observar cómo Sean se acercaba a mí.

Descubriendo a Sean Powell [DSP#1] (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora