Las cuatro estaciones [TERMINADA]

Capítulo 2: Otoño - Invierno [Parte 2]

Wang Yibo POV

Yibo sonreía, con diversión y en silencio, a mitad de la noche, bajo las muchas frazadas de su cama sosteniendo el celular sobre su rostro, el cual ya había caído golpeándolo en el rostro en más de una ocasión, mientras contestaba los mensajes de Xiao Zhan.

Faltando pocos días para el comienzo del invierno la relación entre ellos había crecido semana a semana, mes a mes. Habían forjado lazos. Cada mañana despertando y enviando el mensaje de "Buen día" al que despertara después y terminando con un "buenas noches" del que durmiera primero.

Se habían convertido, el uno para el otro, en una constante que no variaba y estaba allí en todo momento para leerlo. Aunque realmente no fuera así y leyeran los mensajes horas más tarde, era algo certero que lo harían y ese saber les daba cierta tranquilidad.

Una vez le había dicho a Xiao Zhan "Siento que no muevo un dedo sin decírtelo" cada situación era relatada y cada una de ellas, sin saberlo, era de información al otro, que inconscientemente recibía esa información. Mantener al otro al tanto de su vida los hacía conocerse más día a día. Porque eran jóvenes y cambiaban con el paso acumulativo de los días.

No se conocían en persona, porque hasta la fecha no se habían cruzado en las calles de la ciudad, pero las narraciones de cada jornada les daba el extraño sentimiento de tener al otro cerca. Las conversaciones no tenían fin, así como tampoco comienzo. Solo fluían con cientos de comentarios.

Como aquella que mantenían actualmente, cuál protagonista era la fruta de la noche, anteriormente digerida por Xiao Zhan. Una enorme naranja con un color brillante que prometía haber sido tan jugosa como el alto aseguraba.

—Xiao Zhan, debería estar durmiendo, sin embargo, estoy aquí leyendo tu enamoramiento por las naranjas.

—¿Ya tienes sueño? Que espíritu de viejo resultaste tener.

—No tengo espíritu de viejo.

—¿Entonces de bebé?

—Vete al demonio.

—Preferiría hacer eso que estar pensando en Morfeo, pero ¿ves la hora? Aun es temprano.

—Repito, vete al demonio... y con tus naranjas.

—¿En verdad no quieres saber explícitamente como me comí las naranjas?

—¿Por qué demonios querría? Te digo que tengo sueño.

—Porque podría explicarte cómo chupe, lamí y mastique la jugosa naranja para entretenerte, pero resultó que eres un viejo amargado sin imaginación.

—¿Qué?

—¡Que me has mandado de una patada a la friendzone de nuevo!

—¿Cuándo hice eso?

—Cuando quise darte explícitamente detalles de mi boca y te negaste.

—¡Querías darme detalles de una naranja!

—Decirte como mis labios chuparon, mi lengua lamió y mis dientes mordieron era un perfecto anzuelo que debías morder y no sé quizás llegar a tener sexting. Pero lo has arruinado porque obviamente este chico hermoso, o sea yo, no te interesa. Iré a contarle sobre las naranjas al chico que me paso su número hoy. Descansa con Morfeo.

—¿Qué demonios? ¿Quieres volver? ¿Cuándo dijiste algo sobre sexting?

—No lo dije, tu no quisiste.

—Dije que estaba a punto de dormir, no puedes jugar con las palabras cuando no estoy alerta, además de que a ti no se te da decir indirectas ni a mi entenderlas.