Doce. #_____

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Quiero gritar fuerte. Quiero hacerle llegar a todo el mundo que Carlos Marco es un capullo de lo peor. ¡Se fue con ella!. Pensé que la noche terminaría diferente; él llevaría a Kayla a su casa y luego volvería a por mí, quitándome al pesado de Blas de encima y hubiésemos pasado una alucinante noche juntos. Pero no. Apareció la pasma y arruinó todos mis planes. No me quedo más remedio que irme con Blas sino quería que me cogiesen, y lo ví a él largarse con ella también. Uh. Eso me hizo gritar de rabia, esa debería ser yo, joder.

Le odio. A los dos.

- Ya hemos llegado- me habla Blas, he estado tan sumergida en mis pensamientos que me había olvidado de él, miro a mi alrededor dándome cuenta que no estamos en mi casa.
- No, Blas, esta noche no pasará. Llévame a mi casa- le exijo al darme cuenta que estamos frente a la suya y esta claro con que intenciones.
- Oh vamos, no seas aguafiestas. Pasa la noche conmigo- dice con medio cuerpo girado sobre la moto para verme- no lo hemos pasado muy bien esta noche, merezco un regalo ¿no crees?.
- Lo siento por ti. Pero ese regalo no sere yo, así que llévame a casa. - digo tajante, él suspira y calla. - Muy bien, me voy caminando- me bajo de su moto dispuesta a hacerlo.
- ¡No, espera!- el exclama- estas loca, es muy tarde para que andes sola. Mira, si no quieres que pase nada, no sucederá, pero quédate conmigo- dice haciendo un puchero. Arg. Eso solo le queda bien a Carlos. Al gilipollas de Carlos.
- Creo que no lo pillas. -Digo con fingida suavidad- no quiero pasar la noche en tu casa, ni en tu cama, aunque sea para, y permite que lo dude, dormir cogiditos de la mano como una tonta y cursi pareja porque no sucederá, quiero llegar a mi casa, quitarme esta ropa y dormir como hasta las tres de la tarde. Ahora, ¿me llevas a casa o qué?

Blas parece pensarlo un momento. Aunque más bien creo que primero esta procesando mis palabras, parece un poco desubicado así que chasqueo los dedos antes sus ojos y él me mira como si recién notase mi presencia. Que personaje.

- Yo te llevo, no tengo problema. Pero... espero que me lo agradezcas- suelta al final y me pellizca el culo, yo sonrío pícara.
- Puede que sí. Ahora llévame a casa. - Él asiente Y yo me siento bien por poder manipularlo de la manera que, por desgracia, no puedo hacer con Carlos.

Al día siguiente me despierta el molesto sonido de mi móvil. Me dan ganas de estrellarlo contra la pared, y mira que me gusta mi móvil y esa canción, Papi de Jennifer López, pero realmente odio que me despierten. Así que gruñendo contesto al teléfono sin mirar de quien se trata. Enseguida me aturde una voz hablando de forma nerviosa y ansiosa, me incorporo en la cama pues sé de quien se trata y con toda la paciencia dejo que termine.

- ¡¿A que fue alucinante?!- grita Sami cuando ya ha terminado su relato.
- Realmente no, Sami, son las 11 de la mañana, mis planes eran dormir hasta muy tarde y tú has tenido la maravillosa idea de llamarme sólo para contarme que anoche te acostaste con Dani, así que no, no es alucinante. - digo de mal humor
- Joder, chica, debes relajarte. Y no sólo he hablado de Dani, lo de la redada de anoche ha sido muy fuerte, se llevaron a algunos ¿sabes?
- ¿Ah si? Guau, ¿y cuanto crees que me importa?- murmuro entre dientes malhumorada, escucho a Sami resoplar por la otra línea.
- Vete a la mierda un rato, guapa- y cuelga.

Yo miro el teléfono sorprendida. ¡Pero quien se cree que es para colgarme! Decido contar hasta veinte para no terminar llamándola y soltarle tres o cuatro cosas bien dichas y vuelvo a tirarme sobre la cama para cumplir mi objetivo: dormir.

Unas horas después, ya me encuentro de mejor humor e incluso preparo la comida, unos ricos macarrones con un toque personal y secreto que me enseñó mi madre. No he hablado con Sami desde esta mañana y nuestra crisis, discusión o lo que sea, no me importa ahora mismo, siempre lo solucionamos. Así que sentándome en el pequeño comedor y el mando al lado mientras veo cualquier porquería en la tele, comienzo a comer.

Me aseguro de haber dejado suficiente para George, mi padrastro, si es que se digna a aparecer hoy, desde ayer en la tarde, cuando he vuelto del trabajo no le he visto, cosa que no me extraña, es normal que se desaparezca unos dos o tres días por ahí, con alguna "amiga" que le ayuda a olvidar sus penas junto a una botella de vodka o de JB. Es tan patético que ya ni siento pena.

Decido hacer limpieza en casa, pues esta hecha un desastre, y aunque sé que George la pondrá patas arriba de nuevo, al menos lo intento. Ignoro mi móvil, que ya es la tercera vez que suena y esta vez me llega un mensaje, sé que es Blas con ganas de verme y realmente no tengo ganas de aguantarlo hoy. Así que cogiendo mi ordenador, el cual tengo desde los 14 años, él último regalo que mi madre me hizo junto a George, comienzo a navegar por la red queriendo enterarme de cotilleos de los más cercanos, en Facebook es muy fácil enterarse de todo. A la media hora recuerdo que supuestamente iba a limpiar pero estoy demasiada entretenida tonteando con Alvaro, él y sus chistes malos terminan por hacerme reír y me cuenta de a quienes han detenido anoche. Y, lo que más me sorprende de todo, es que entre esos nombres, esta el de Amanda.

Veo que Sami se conecta y dudo en hablarle, ¡a la mierda con la limpieza y mi orgullo! Necesito enterarme de que esta pasando, incluso me olvido de nuestro especie de enfado, una de nuestras tantas crisis matrimoniales que tenemos, río por eso, ella y sus maneras de llamar nuestras peleas.

_______ Salvarote:

Se puede saber porqe no me has dicho que cogieron a Amanda anoche?

Sami:

Ah, que ahora te interesa o qué?

_______ Salvarote:

No tengo ganas de pelear,
dime que ha pasado, si?

Sami:

Ps eso. Que no le dio a tiempo a irse, la poli la cogió. Tendrá que pagar una multa.
Sus abuelos están muy enfadados, ya verás la que se va a armar...

Sus abuelos la matarán. Espero que no terminen echándola de casa, pues no sería la primera vez y esta podrían no perdonársela como ya hicieron sus padres, quienes se han desentendido totalmente de ella por ser demasiado "rebelde" y "liberal". Noto a Sami a la defensiva aún así que decido cortar la conversación y hablar con ella personalmente cuando la vea esta noche, al menos como me ha asegurado que irá a plaza también.

Y entonces, lo más seguro es que Carlos también este allí y creo que debo hablar con él. Lo echo de menos. Lo extraño en mi cama y no soporto verlo con esa estúpida niña. Así que mientras escucho la música del ordenador al tiempo que limpio y tarareo las canciones, comienzo a planear como haré para acercarme a Carlos esta noche y deshacerme de esa niñata. Carlos es mío.

- вυrɴιɴɢ мe. [carlos marco y тυ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora