Cuarenta y Nueve. #______

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Una parte de mi quisiera sentirse bien ahora, quisiera sonreír porque, sin saber- y no teniendo realmente muchas ganas de preguntar- Carlos esta aquí. Conmigo. Pero, por primera vez en mucho tiempo, no quiero que esto se trate de él, sobre sus razones, sobre lo que sea.

Esto es conmigo. Algo que falla aquí dentro y no se solucionarlo. Quiero que esto pare, que las cosas cambien pero ni siquiera sé que como hacerlo. ¿Qué haré con George? ¿Con Carlos? Incluso ¿con Blas?- y no hablemos de Amanda, porque eso es un tema que ni siquiera me tomo en serio, es decir, no. Nunca- Todo es confuso y estoy desubicada. No tengo ni un propio techo en el cual dormir, porque si aparezco en casa George sería capaz de una locura. Estoy sola.

Y no hay nada peor en el mundo que sentirse sola.

Siento a Carlos poner su chaqueta sobre mí, por unas milésimas de segundos se siente bien, me atrae hacia él y me abraza. Vaya, ¿tanta lastima le produzco?. Él susurra algo, me habla, pero no me importa lo que tenga para decir. Quiero aislarme de todo ahora.

No se trata solo del hecho de que mi padrastro, el hombre que me ha criado, me trate peor que a un perro, que me humille, que se haya atrevido a poner un dedo sobre mí, pegarme y en más de una ocasión. Ya me gustaría que sólo se trate de eso. Soy yo. Todo en mí esta funcionando mal y es tan jodido pensar en ello.

- Habla conmigo ¿si? Vamos, nena. Desahógate. - Carlos acaricia mi mejilla, creo que seca una de mis lagrimas.
- ¿Sabes? No es bueno pensar.
- ¿Por qué no?
- Porque cuando piensas, te das cuenta de lo mierda que puede ser la vida. Tu vida. - murmuro. Él solo sigue allí a mi lado, en silencio, quizá meditando sobre lo que he dicho.
- Puede que ahora no estés pasando por el mejor momento, y estoy seguro que lo que diré no te consuela, pero siempre vienen cosas buenas.
- No has podido decir algo más tópico, eh.
- Si te soy sincero, no se que hacer ahora mismo, no estoy acostumbrado a lidiar con chicas lloronas- él se burla y se que lo hace para hacerme reír.
- No soy llorona- murmuro con una media sonrisa.
- Te mentí- le miro confusa y él niega con la cabeza- aquella vez, cuando nos conocimos en este mismo lugar, tú llorabas y te dije que no eras sexy llorando. ¿lo recuerdas?
- Si, creo que si- murmuro y sonrío al pensarlo.- ¿te parezco sexy llorando?
- Luces sexy de todas formas- susurra, peligrosamente cerca de mis labios.

Lo veo venir, y siento esos nervios tontos de la primera vez que besaras a alguien, sólo que esta no es la primera vez. Sus labios atrapan los míos, suave, despacio y se siente como tener un trocito de cielo aquí. Correspondo, sin poder evitar querer más de él, ni siquiera pensando en mi dolor físico y emocional, sólo me quiero entregar a este momento. Susurra algo que no logro entender y me sujeta más fuerte, más cerca, acariciando mis mejillas y me dejo llevar. Por completo. Desearía que este momento fuese así de perfecto siempre.

- Eres mi perdición- susurra contra mis labios y se me escapa una sonrisa.
- ¿Bueno o malo?- murmuro, no queriendo que se rompa este momento.

Él sujetándome, y sus ojos brillan, joder. Sus ojos están iluminados mirándome a mí. Se me saldrá el corazón en cualquier momento.

- No lo se. Pero creo que me gusta.

- вυrɴιɴɢ мe. [carlos marco y тυ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora