Cuarenta y Ocho. #Carlos

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Me doy media vuelta. Despacio. Miro a Kayla, no, la aniquilo con solo mirarla. Ella da un paso hacia atrás, nerviosa, parece asustada de mi. Me da igual. Juguetea con sus manos y yo sigo en silencio, contando hasta veinte para no gritarle y mandarla a la mierda. ¿Acaso no ve que no es el mejor momento para que se ponga celosa?.

- Deja de mirarme así- murmura nerviosa.
- ¿Cómo quieres que te mire?- logro articular, de forma baja, peligroso.
- Veo que ella no luce... bien. Pero, no es tu problema. - susurra insegura y abro los ojos de forma desorbitada.
- ¿Estas hablando en serio, Kayla? ¿No eres tu la que siempre quiere ayudar a los demás? ¿la gran chica buena que va a misa y de voluntaria a hospitales? Incluso dándole moneditas a los pobres que piden en la calle- bufo- ¿es todo un papel que mantener por ser hija de un pastor?
- ¿Qué? ¡Claro que no! Pero no creo que ella merezca tu ayuda, no ella.
- ¿Por qué lo dices tú?- vuelvo a bufar, lamo mis labios y resoplo. Me alejo varios pasos más. Tengo que ir tras ______ ahora.
- No. Ella siempre ha sido una estupida, ¿Por qué tenerle pena?
- Ese es tu error, Kayla- digo y río de forma amarga- yo no siento pena. Estoy preocupado por ella, y voy a buscarla. Sólo pierdo tiempo discutiendo contigo algo que haré de todos modos.
- Siempre me has dicho que ella no es importante para ti
- Te mentí. Y lo siento Kayla, puede que esa sea la mayor mentira que he dicho jamás.

Decirlo es como dejar que un pequeño -gran- secreto saliera a la luz. Algo tan sencillo como eso me ha hecho sentir el mayor de los alivios. ______ me importa. Todo lo que tiene que ver con ella me afecta, así que sin darle tiempo a Kayla de replicar me voy. Esta molesta, y realmente no me importa. Necesito ver a _____, necesito ayudarla y hacerle ver que estoy aquí para ella, que no soy tan cabrón de dejarla sola en su peor momento.

Despistado busco por las calles, sin tener una idea clara de adonde podría ir ¿Dónde demonios podría estar ella? Tengo que encontrarla, dudo que haya ido muy lejos, no ha tenido tiempo. No puedo parar de preguntarme que esta mal con ella, que sucede en su vida desde que yo me obligué a mi mismo a salir de ella que todo parece del revés. _____ es la chica más fuerte que conozco y verla tan... vacía, me ha dejado descompuesto.

Creo que tengo más de media hora buscando, pero es como si se la hubiese tragado la tierra, no se me ocurre donde buscarla y en su casa todo esta en silencio. Recuerdo que ella ya no vive allí, que tuvo problemas con George y estaba con Sami. Si, deben estar juntas. Saco el Samsung con tanta urgencia del bolsillo que se me cae al suelo, cogiéndolo busco entre mis contactos el numero de ella. Después de tres pitidos lo coge.

- ¿Carlos?- pregunta extrañada.
- ¿Esta ___* contigo?
- No, desde esta tarde no la he visto ¿sucede algo?
- Dime la verdad, ella huyo de mí, dile que le quiero hablar con ella aunque sea un momento y...
- No estoy mintiendo. No se siquiera de que estas hablando.
- Yo... hace como una hora me encontré con ella y estaba golpeada, Sami ¿no tienes una idea de donde estará?
- ¡¿Qué?! ¡y como fuiste tan imbécil de dejarla ir! Joder, ese cabrón de George me las pagara.
- ¿Ha sido él?- intento mantener mi tono bajo, controlando mis emociones.
- ¡Estoy segura que si! Ella quiso ir a hablar con él hoy y... no lo puedo creer, tenía que haber ido con ella- murmura y se siente afligida.
- Necesito encontrarla primero, luego me encargaré de ese hijo de puta.
- La buscaré también, iré por la zona de la playa, tú ve al otro lado.
- Esta bien, si la encuentras me llamas.
- Vale
- Hablo en serio, Samantha. Llámame.
- Lo haré.

- вυrɴιɴɢ мe. [carlos marco y тυ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora