- вυrɴιɴɢ мe. [carlos marco y тυ]

Capítulo Sesenta y Cuatro.

Creo que esto esta hiendo muy rápido. Y no se que hacer. O si. O no. Quizá. Tal vez. No estoy segura si es lo mejor o será peor. Quiero hacerlo, sería bueno para mi, otros aires, otro ambiente. Otra oportunidad para que las cosas sean como yo quiero. Pero... aquí tengo toda mi vida.

Cuando mi abuela me dijo aquello no supe como reaccionar, es decir, no me lo esperaba, alguna vez claro que pensé en irme y empezar de cero pero realmente nunca lo dije enserio. Aunque ahora, en este preciso momento, no parece tan mala idea.

A pesar de que conseguí dormir unas horas anoche, los pensamientos sobre todo lo que esta ocurriendo me perseguían y me aturden. Nada esta bien aquí, conmigo. Debo tomar decisiones. Soy una adulta con una vida por delante, en mis manos esta hacer que vaya bien o mal. Soy joven, no puedo estar sufriendo siempre, debo vivir. Pero, ¿irme es la solución?.

- ¿Qué has pensado sobre lo que te ha dicho la abuela?- me pregunta el abuelo mientras se sienta a mi lado mientras desayunamos.
- No lo se, estoy un poco confusa.
- Es comprensible, yo por mi parte estoy encantado con que vengas ¿sabes? La abuela y yo casi siempre estamos solos, María y Anthony casi no vienen a visitarnos ya, ahora están muy ocupados haciéndose los mayores- dice, refiriéndose a mis únicos dos primos, hijos de mi tía Lucía.
- ¿Soy la sustituta?
- No, eres la guapa de la familia y quiero presumirte con los amigos, les he enseñado fotos tuyas por el Facebook, pero sigo sin entender esa cosa- bromea y niego- y tus primos estarían encantados con verte, Lucía dice que hace mucho tiempo que no habla contigo.

Y vaya si tanto. La tía Lucía es la hermana mayor de mi mama, no puedo hablar mucho de ella, ni de sus hijos, porque casi no les conozco. Nunca he estado unida a ninguno de ellos, porque ellos nunca estuvieron unidos a mi madre, renegaron de ella cuando quedó embarazada tan joven, a pesar de que con los años lo aceptaron creo que esa espina siempre estuvo ahí. Y me pone nerviosa el hecho de pensar que les importo, a pesar de que no hemos sido lo que se supone que es una familia.

- Esto me esta llegando de golpe, he tenido situaciones difíciles y...- me interrumpo. Porque esto comienza a afectar mi vena sensible y no puedo llorar, odio hacerlo delante de la gente. El abuelo se acerca y me da un largo abrazo. Y se siente tan bien eso. ¡Alguien me esta abrazando con amor!
- Eres una chica muy fuerte, eres una gran Salvarote- presume de su apellido- e imagino lo complicado que debe ser esto. No lo has estado pasando bien y te mereces un descanso, irte a tomar el aire lejos de aquí y relajarte. No pensar en nadie mientras te tumbas en la hamaca que he montado en el patio trasero de casa- bromea y río- y de la playa.
- Aquí también tengo playa.
- ¡Bah! La nuestra es mejor- y me guiña un ojo- a la abuela le haría feliz tenerte allí, eres la única nieta con la que no hemos compartido todo lo que nos hubiera gustado, pero podemos hacerlo ahora. ¿No te gustaría?
- Si, claro. Pero ¿funcionará?
- Lo vamos a intentar, de eso se trata todo. Si no estas segura, tienes el resto del día de hoy y mañana hasta el mediodía para decidirlo y nos vamos los tres juntos a confirmar los billetes.
- ¿Me tenéis un billete comprado?
- Hemos venido con la esperanza de que quieras venir- él me pasa una mano por el hombro- quizá lo sientas como que huyes, pero a veces huir no es tan malo, a veces ni siquiera es huir sino dejar todo lo que no importa atrás y comenzar a tener cosas nuevas en tu vida que se vuelvan importantes, a veces es solo respirar, alejarte para tomar fuerzas y volver arrasando. - él me aconseja. Y agradezco aquello, porque me ayuda bastante. - en cualquier momento que quieras volver, lo puedes hacer. No es algo definitivo, pero estaría bien que vinieses. Sino es por ti, hazlo por estos dos viejitos que quieren estar con su nieta un rato.