the sweetest poison

Solo falta uno.

Merlina corría por aquel espeso bosque, esquivando arboles con gran agilidad, habían pasado 8 minutos, no llevaba ni una sola arma con ella, había optado por la pelea a puño limpio.

Sentía como su corazón empezaba a agitarse, su respiración se volvió errática y por fin lo escucho, los lobos aullaron, ellos también estaban en el bosque.

El Juego a penas comienza.

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La caza había iniciado, diviso a su primera victima, el 4 hermano de la rubia.

Gran altura, ágil, fuerte pero no lo suficientemente astuto.

-Tu olor te delata cachorra-El lobo sonrió con perverción.

-A ti te delata la estupidez-.

-Te voy a enseñar respeto niña, no seré alguien piadoso-. 

-Veamos quien es el que pide piedad-.

Merlina se acerco con un ágil movimiento y golpeo al tipo en la mandíbula, al ver que quedo aturdido por el golpe lo tomo de brazo y lo tumbo al suelo, se puso sobre el y empezó a dar golpe tras golpe, lo estaba disfrutando para que mentir.

El joven lobo trato de darle un golpe pero esta lo esquivo, Merlina se levanto y la pateo, con un pie aparto la mano del chico, le sostuvo la mirada y con todas sus fuerzas piso la muñeca, vio como los pájaros volaron asustados al escuchar aquel grito de dolor.

-Eso fue muy rápido, pensé que sabias pelear-La pelinegra se agacho a la altura de ese joven-Y pensar que presumías de una fuerza y habilidad inexistentes, ahora me doy cuenta que sin tu forma lobuna no eres nada-.

Con una ultima salió corriendo, buscando a su siguiente victima.

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Enid estaba nerviosa, habían pasado 4 horas y su novia aun no llegaba.

Justo cuando decidió que era hora de entrar al bosque a buscarla, vio como 7 de sus hermanos se apoyaban entre si para poder volver, se veían cansados y muy lastimados.

-¿Que sucedió?-Pregunto con impaciencia Enid, sus padres y suegros ya se habían acercado a ver a los muchachos.

-Es una maldita loca, me quebró la muñeca-Se quedo el 4 hermano.

-Me rompió la nariz-.

-A mi me estampo contra un árbol-.

-Me fracturo las costillas -.

-A mi igual-.

-Me disloco el brazo-.

-A mi me fracturo el tobillo-.

Todos se empezaban a quejar, no sabían como su hermana podía amar a una salvaje como ella, era un monstruo, ellos lo comprobaron, vieron su tétrica sonrisa mientras los derribaba.