Jimin un chico inestable y creativo, reside en un pequeño pueblo de la campiña inglesa. Vive sin rumbo y va de un trabajo a otro para ayudar a su familia a llegar a fin de mes. Sin embargo, un nuevo trabajo pondrá a prueba su habitual alegría. En el...
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Yoongi se encargó de preparar el equipaje de Jungkook y me reuní con ellos en el vestíbulo a la mañana siguiente y, desde el momento en que estuvimos juntos, me negué a hacer nada que tuviera que ver con él.
Solo quería irme a casa, me sentía miserable.
--¿Estás bien? --dijo Yoongi, que apareció a mi lado.
En cuanto llegamos al aeropuerto me había apartado de ellos para dirigirme al mostrador.
--Sí-- dije-- no te preocupes.
A pesar de sentirme insuficiente y herido, a pesar de no haber intercambiado palabra alguna con Jungkook, a pesar de que mi corazón estaba desgarrado con la idea de perderlo. No pude evitar cuidar de él cuando no era conciente, lo arrope y me aseguré que estuviera cómodo mientras dormía en el vuelo.
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Por supuesto, los señores Jeon nos esperaban en la puerta de llegada. Empujaba el carrito del equipaje y Yoongi la silla de ruedas de Jungkook, y, en cuanto se abrieron las puertas de cristal, ahí estaban, de pie tras la barrera, uno al lado del otro.
La cara de la señora Jeon se iluminó al instante al ver a Jungkook.
--¡Mírate! --exclamó-- Jungkook, estás estupendo.
El padre de Jungkook se agachó y dio unos golpecitos en el hombro de su hijo, Jungkook sonrió apenas.
---Yoongi nos dijo que iban a la playa todos los días, tomaron buenas fotos-- dijo el señor Jeon-- ¡Que maravilloso!
Por supuesto. Yoongi les habría informado de todo lo que pasó y las actividades en el viaje.
--Era... Era un lugar asombroso --dijo Yoongi. Él también estaba algo incómodo pero intentó sonreir.
--Bueno, ¿Tienen hambre?--dijo el padre de Jungkook--Hay un restaurante muy bueno aquí, les invitamos.
--Yo si quiero --dijo Jungkook. Estaba sonriendo a su madre, quien lo miraba como si quisiera preservar esa sonrisa para siempre.
--Vamos, entonces-- el señor Jeon se acercó a mí-- Déjame ayudarte con esas maletas, Jimin.
--En realidad --dije, mientras sacaba mi equipaje del carrito-- Tengo que irme. Gracias, de todos modos.
