Jimin un chico inestable y creativo, reside en un pequeño pueblo de la campiña inglesa. Vive sin rumbo y va de un trabajo a otro para ayudar a su familia a llegar a fin de mes. Sin embargo, un nuevo trabajo pondrá a prueba su habitual alegría. En el...
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La primavera llegó de un día a otro, como el invierno. Todo se volvió más verde, un sol acuoso bañó las calles y el aire se perfumó de súbito. En el aire flotaba un rastro floral y acogedor y las canciones de los pájaros marcaban el compás del día.
El jardín estaba precioso así que ese día decidimos salir, Jungkook se quedó en la senda de piedras con su silla mientras yo tomaba asiento en el banco cercano.
--Son interesantes tus zapatos-- dijo de repente.
Miré mis zapatillas blancas con flores (que por cierto yo mismo había pintando) y moví los pies en el aire.
--Eunwoo dice que me hacen ver como un duende travesti-- respondí.
--Y eso fue cortés...--me sonrió y yo fruncí el ceño.
--No me sonría así...
--¿Por qué?
--Porque no sé que significa-- seguí balanceando mis pies.
--¿De dónde tomaste esos gustos tan exóticos?
--¿A qué te refieres con eso?
--No debió ser por aquí-- incliné mi cabeza confundido así que volvió a hablar-- Las personas vienen a este pueblo cuando ya se cansaron de estar vivos, los de aquí creen que es emocionante cuando hay un letrero nuevo de "Silencio en la biblioteca".
No pude evitar reir un poco.
--Deberías viajar, apoderarte del mundo-- volvió a decir-- Enseñarle tus zapatos de duende a hombres de honor dudoso.
--A mi me gusta mi vida.
--A ti te gusta todo...
--Pues soy feliz aquí.
--No deberías.
--Seguro quisieras que fuera como los chicos y chicas que conoce, ¿no?--levanté la ceja-- Que fuera a Londres para casarme con un hombre como Andrew.
--Pues ya te lo ganaron...
--E ignorar el hecho de que se acostará con su secretaria en cinco años y a quejarme de él en las reuniones porque no me dejará por miedo a darme pensión y acostarnos cada seis semanas-- empecé a hacer gestos con las manos-- Escucharlo decir lo mucho que ama a los niños sin que haga nada para ayudar a cuidarlos.
--Es probable que tengas razón.
Empezó a entusiasmarme el tema.
--Y tendría un peinado perfecto, pero se me va a poner la cara así --fruncí la boca-- por no decir nunca lo que pienso, y tomar un hábito obsesivo de pilates, comprar un perro o un caballo y enamorarme del instructor de equitación. Y él se aficionará a correr a los cuarenta, y tal vez se compre una Harley, para ver que todos los días irá al trabajo y mirará a los jóvenes del bufete y sentirá que no puede ser así. Para que al final lo deje y vuelva aquí para darles a los niños una infancia feliz.
