Joaquín es un chico que para su mala suerte se acaba de presentar cómo omega.
Su novia lo dejó al enterarse y se puso de novia con el alfa que le venía coqueteando desde hace tiempo, Emilio Osorio Marcos.
Pero ¿Qué pasará cuando el lobo de Emilio...
— Emilio, mejor me voy a mi casa, no me siento bien.
— ¿Porqué? Mi papá ya nos está esperando — Preguntó preocupado.
— Es que... recordé que tengo cosas que hacer. — Mintió.
¿Qué había pasado para que Joaquín se comportara así? Pues fácil, Nikol. Al salir a buscar al alfa para irse juntos, justo cómo habían acordado, el omega de cabellos castaños pudo ver a lo lejos cómo Emilio besaba a su ex novia.
Se sintió mal, pues le dolía ver que la omega en realidad no lo había querido, pues a pocas semanas de su ruptura estaba cómo si nada en los brazos de otro, pero también su lobo se sentía triste porque él reconoce al rizado cómo su alfa y verlo besando a otra omega fué un golpe duro.
Joaquín sólo quería estar sólo y llorar porque su vida estaba yendo mal, volviendo a los malos pensamientos de "todo es porque soy un omega" y comenzando a odiar de vuelta su linaje.
— Joaquín... por favor... incluso hablé con tu padre...— El alfa estaba casi rogándole, pues necesitaba tener esa cercanía con Joaquín en privado, quería hablar bien con él y su lobo lo necesitaba.
Emilio quiso tomarle las manos en señal de súplica, pero el castaño las puso detrás de su espalda, sintiéndose ridículo. No quería que sus padres le hicieran preguntas si regresaba a casa, así que lo mejor iba a ser ir con el alfa.
— Está bien, vamos. — Dijo cortante.
Emilio estaba aliviado, pero inquieto por la actitud de Joaquín, pues él no sabía que el omega había visto eso.
Cuándo entraron al auto Joaquín se quedó pegado a la ventana cómo si eso ayudara a no percibir el olor de su ex novia en su alfa, pero era inútil, pues estaban en el mismo auto.
El padre de Emilio saludó a ambos y miró algo mortificado a su hijo, pues notó a Joaquín distante y sabía que eso era porque el rizado tenía el olor de otro omega.
El camino fué silencioso e incómodo, sobre todo para el castaño, su lobo lo hacía sentirse triste y molesto y Joaquín empezaba a fastidiarse.
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Al llegar, pudo ver la casa, era más grande que la suya y lucía muy moderna.
Bajaron y Joaquín miró a la señora Osorio, a quién ya había visto por el incidente que pasó aquel día.
— ¡Hola, Joaquín! Ya nos conocemos, pero no me presenté bien, soy Niurka Marcos, mamá de Emilio, señora Osorio, pero por favor dime sólo Niurka. — Se presentó muy amablemente.
El castaño pensó que era una persona muy divertida y alegre.
Estrecharon sus manos. — Buenas tardes... se- Niurka — Se corrigió. — Es un gusto verla de nuevo.
— Pasa, pasa, estás en tu casa. ¡Leidy, ven a saludar!
Una chica con los rasgos muy parecidos a Emilio bajó.
