Joaquín es un chico que para su mala suerte se acaba de presentar cómo omega.
Su novia lo dejó al enterarse y se puso de novia con el alfa que le venía coqueteando desde hace tiempo, Emilio Osorio Marcos.
Pero ¿Qué pasará cuando el lobo de Emilio...
— Te desmayaste, dios me metiste un susto enorme. Debo avisarle a Diego y a Andrés que ya estás bien. — Dijo sacando su celular.
Joaquín aprovechó para sentarse en la camilla y su mirada se dirigió al omega y el alfa ahí, confundido.
— Oh, Emilio te trajo, y la enfermera no está, pero Alan supo que hacer porque sus padres son médicos. — Explicó.
Se sorprendió de que aquel omega que sólo conocía de vista lo haya ayudado, pero estaba agradecido por eso.
— Gracias, Alan, y Emilio, por traerme. — Dijo ligeramente cohibido por el fuerte aroma a alfa, y por la cercanía que esos dos tenían.
Nikolás lo notó y lo rodeó con sus brazos, sentándose con él.
— No es nada, Joaquín. Me alegro que haya podido ayudar. — Dijo el omega amablemente.
Joaquín quiso golpearse, Alan era muy amable y él no había podido evitar juzgarlo por adelantado.
— Deberías comer algo Joaquín, vamos a cafetería. — Fué lo que dijo Emilio.
— Estoy de acuerdo, vamos Joaco. — Acordó el beta.
— Yo los acompaño. — Se sumó Alan.
Niko ayudó a Joaquín a estabilizarse al ponerse de pié, y justo cuándo iban a salir fué que el director entró a la enfermería.
— Bondoni, que bueno que ya esté bien.
— Señor queremos llevar a Joaquín a comer algo, no ha comido nada. — Comentó Nikolás.
— Es bueno que se preocupen por su amigo, pero sólo dejaré que Osorio lo lleve. Ustedes deben volver a clases. — Dijo.— Llamé a sus padres, los señores Bondoni vienen en camino.
Joaquín asintió.
Niko y Alan no tuvieron de otra más que obedecer e irse, no sin antes despedirse.
— Te veo en el salón Emi. — Dijo aquel omega antes de desaparecer por la puerta.
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Era comprensible que el director haya dicho que Emilio lo acompañara, pues éste debía creer que era su pareja.
— No deberías saltarte comidas. — Dijo el alfa mientras caminaban hacía la cafetería.
— No me sentía bien.
— Aún así, te sentirás peor si no comes.
Silencio.
Avanzaron hasta llegar a un asiento, viendo la cafetería totalmente vacía.
