Joaquín es un chico que para su mala suerte se acaba de presentar cómo omega.
Su novia lo dejó al enterarse y se puso de novia con el alfa que le venía coqueteando desde hace tiempo, Emilio Osorio Marcos.
Pero ¿Qué pasará cuando el lobo de Emilio...
Comer fué muy agradable en compañía de la familia de Emilio, pues ellos lo incluían en la plática y le hacían preguntas acerca de él.
Se les hacía un lindo gesto que Joaquín portara una prenda del alfa menor, quién lucía muy orgulloso de eso.
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Una vez los 2 terminaron volvieron a subir a la habitación porque iban a "jugar videojuegos" cuándo realmente sólo querían privacidad.
Ésta vez se sentaron ambos en la cama y apenas lo hicieron hubo un silencio incómodo, el cuál Emilio buscó romper.
- ¿Recuerdas lo del sábado? - Fué directo, y sería una mentira decir que no estaba nervioso.
Joaquín se sorprendió, sabía exactamente de lo que hablaba, pero aun así decidió hacerse el desentendido. - Oh, sí, nos encontramos en el centro comercial.
- Sí, pero yo hablo de.... el casi beso.
- Ah...- El castaño no supo cómo responder a eso y miles de ideas inundaron su mente.
¿Emilio quería besarlo?
- Yo... aún quiero besarte.
Y al castaño casi se le vá la respiración.
- Te besaste con Nikol.
- Pero me he lavado los dientes, además tú también la has besado antes. - Explicó.
Y sí, tenía razón.
- ¿Qué te dice que yo quiero que me beses?
- Oh - pues, si no es así entonces no lo haré, tampoco quiero que pases un mal rato.
Joaquín se odió por decir eso, porque la verdad era que desde ese día pensó mucho en eso y ahora quizás había arruinado la oportunidad.
Esperó que Emilio insistiera, pero eso no pasó, ambos estaban nuevamente sumidos en un silencio para nada cómodo.
- Bueno... si quieres sí. - Soltó cómo si nada, aunque por dentro sentía de todo.
El rizado lo miró. - ¿De verdad? - Preguntó ilusionado.
- Dijiste algo sobre enseñarme lo que era un 'beso de verdad', estoy curioso.
- ¿No te has dado ese tipo de besos?
- Sólo cosas pequeñas, sin abrir la boca. - Admitió, avergonzado.
- Está bien, sólo debes abrir la boca y tratar de lamer los labios, también puedes meter tu lengua en mi bo-
- ¡Si lo explicas se hace más vergonzoso! - Reclamó, sintiendo sus mejillas arder.
Emilio soltó una risa nerviosa. - Sólo déjate llevar.