13 Una Misión

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Daniel

De camino a casa de Susana, Lara y yo manteníamos la vista al frente, aunque de reojo vi como se mordía el labio inferior con nerviosismo.

- Te vas a hacer daño.

Me miró medio embobada por un rato.

- ¿Todo bien?

Se paró en seco y respiró profundo.

- No. Creo que esto está mal. A Susan no le gustará saber que te conté esto, mejor no vayamos a ningún lugar.

- Acabamos de hablar esto Lara. Susana necesita apoyo.

- Si pero no quiere ver a nadie.

- Cuando estamos mal siempre queremos compañía, pero tememos el vernos vulnerables. Eso es lo que le pasa.

- ¡¡¡Hola!!! ¿Qué hacen aquí?

La voz de Leah nos sorprendió detrás de nosotros. Nos giramos en su dirección y acto seguido abrazó con entusiasmo a Lara y luego a mí con la misma emoción.

- ¡Esperen! ¿No me digan que también van tarde al partido de básquet?

Lara y yo nos miramos al instante.

De camino a la casa de Susana quedaba la cancha, justo a medio camino entre nuestras casas. Laurie quería que estuviéramos en el partido, pero concluimos en no ir y seguir con el plan de hablar con Susana.

- ¿Pero a qué esperan?- Saltó- ¡Vayamos rápido antes de que acabe, al menos veremos si ganan.

Aún en silencio, entendí que Lara vio la escapatoria perfecta. No pude evitar sentirme decepcionado.

- Si...apuremonos antes de que acabe.- Respondió con mirada apremiante.

- ¡Vamos!

Se apresuraron a caminar, pero yo no me moví.

<<< Padre... entiendo que Lara no te conoce, y no sabe lo importante que es la vida para ti, pero tu me lo has enseñado. Susana te necesita...>>>

- Yo no puedo.- Se giraron en mi dirección.- Tengo algo más importante que hacer, las veo luego.

Leah me miró con extrañeza, pero el rostro de Lara tenía el miedo grabado.

- ¡Daniel!- Abrió mucho los ojos- No nos hagas esto, acompañanos, te vas a divertir.

Levantó las cejas disimuladamente, como queriendome decir que no hiciera lo que tenía pensado.

Negué con la cabeza.

- Si callo la verdad, me hago parte de la maldad.- Los ojos de Lara me miraron con molestia-Nadie enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, Lara. Todo lo contrario, se pone en un lugar alto para que alumbre a todos los que están en la casa.

Obviamente no entendió, pero tampoco me detuve a explicarlo, les di la espalda y seguí el curso.

Minutos después estaba tocando a la puerta de Susan.

Abrió la puerta un hombre que reconocí como el padre de Susana, pues tenían los mismos rasgos del rostro.

- Buenas.- Extendí mi mano- Soy Daniel, un amigo de Susana.

- ¿Por qué nunca he escuchado de ti?- Me miró con el rostro contraido.

Me puse un poco nervioso, pero no lo demostré.

- Soy nuevo aquí. Me mudé hace algunos días.

- ¿Y cómo conoces a mi hija?- Seguía mirandome con cara de asesino.

Me invitó a mirar el cielo🌠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora