You deserve someone better.

I'm not that kind of person.

Un ruido me hace abrir los ojos. ¿Dónde estoy? Es mi salón, pero no estoy tumbada en el sofá. Levanto la cabeza y veo a Liam. Estoy tumbada sobre él, y tengo la cabeza a la altura de su pecho. Me levanto. Veo que él también abre los ojos, debo de haberle despertado.

-Perdón por despertarte.-le digo.

-No pasa nada, cielo.-me dice. ¿No es adorable? Entonces encuentro la razón por la que debo de haberme despertado. Hay tormenta, y las tormentas aquí en Malibú suelen ser debastadoras. Él también se levanta y se queda sentado, a mi lado. Empiezo a ponerme nerviosa. Tengo mucho miedo a las tormentas. Siempre lo he tenido, no sé porqué.

-¿Estás bien? Te noto tensa.-me dice.

-Sí, sí. Es sólo que no me gustan las tormentas.-digo haciéndome una especie de ovillo.

-Oh, entiendo. No te preocupes, no va a pasar nada.

-Liam, no lo entiendes, las tormentas aquí no son como pueden ser en Londres, aquí son violentas.

-Lo sé, Ash, lo he visto varias veces en el telediario. ¡Pero aquí dentro estamos seguros!

No, no es tan fácil. Vivo en línea de playa, ¿y si se produce un tsunami? No habría ninguna posibilidad de sobrevivir. ¿Y si un rayo golpea mi casa? Debo dejar de imaginarme situaciones tan drásticas.

-Debes de pensar que soy peor que una niña pequeña.-le digo. Él me mira.-Quiero decir, por todo esto del miedo a las tormentas.

-Es hora de que te cuente un secreto.-me dice sonriendo.-¿Sabes a qué le tengo miedo yo? A las cucharas.

-¿Qué?

-Sí, Ash, no es una broma. Le tengo fobia a las cucharas desde siempre. Tengo que comer la sopa con tenedor. Así que tu miedo no me parece en absoluto algo de niños pequeños. Respeto los miedos de la gente.-Vaya, nunca pensé que pudiese haber alguien con miedo a las cucharas. Es decir, ¿qué daño puede causarte una? Aún así, esto me hace sentir bastante mejor, y sin darme cuenta empiezo a reírme. Decido parar, tal vez le siente mal. Aunque parece que no, pues me mira sonriendo. Justo después suena un trueno, y yo, pego un pequeño chillido. Él se acerca y me abraza.

-No pasa nada, Ash. Mientras yo esté aquí no dejaré que te pase nada, ¿vale?-me dice mirándome directamente a los ojos. Tengo unas ganas tremendas de besarle, pero no, no puedo. ¿Quién sabe? Puede haber un paparazzi escondido detrás de las cortinas de mi salón, o puede que simplemente el me vea como a una amiga, o ni siquiera como a eso. Pero es que tenerle tan cerca, oler ese olor, sumergirme en sus ojos, y no poder hacer nada es muy frustrante. Decido apartar la vista e intentar serenarme.

-Gracias Liam.

Alguien llamó a la puerta de mi casa, y con un gesto, le indiqué a Liam que esperase en el sofá. ¿Quién podía ser? Mi hermano tenía llaves, y Emily y Alan no solían venir sin avisar. Abro la puerta, ni siquiera me paro a preguntar quién es. Entonces lo veo. Su pelo rizado, sus ojos verdes, sus hoyuelos, su sonrisa perfecta y su... cara resacosa.

-¿Harry? ¿Qué haces aquí?

-Necesito hablar contigo Ashley.-me dice. Le indico que pase y el empieza a hablar.-Siento mucho lo que pasó anoche, no me controlo cuando bebo, y ahora estamos en las portadas de todas las revistas. También debí haberte explicado quiénes éramos, y no sé, lo siento mucho, Ashley. Espero que me puedas perdonar. Pero es que, entiéndeme, eres la chica más increíble que he visto nunca y    tuve la oportunidad y no la quise desaprovechar. Puedes pensar que soy un idiota, pero es que eres increíble. Eres la chica perfecta y necesitaba saber que se sentía. Lo siento mucho.-después ve a Liam en el sofá y se calla de golpe. Yo estoy con la boca abierta.-¿Liam? ¿Qué haces tú aquí?